lunes, noviembre 29, 2004

Cartografía. Espéculo

Bitácora del Navegante. Cartografía.

Invito a visitar mensualmente el link de la revista espéculo (Link de "Madriz")
Linkeo también el título de este post, para marcar con X el tesoro.
Hay que ir a leer los artículos enteros; para muestra pongo unos botones.

Y está visto: los cuerpos inanimados también complotan...
Ved si no estos versos traicioneros.

Los enamorados juntos en la distancia

Ay! por ventura esta noche,
noche bendita de gozo,
se ha mirado mi alma en tus negros
tristísimos ojos.

Era... a distancia de un beso...
Blando soplaba el favonio,
por robar a tu labio sonrisas,
y al mío sollozos.

Nunca te adoré tan cerca,
yo, que de lejos te adoro;
nunca, nunca tan cerca alentamos
el uno del otro.

Cerca!... Tan cerca, tan cerca,
que han sido mi aliento propio
cuantos daba tu aliento a las auras
dulcísimos ósculos.

Pero, al mirarte sin lutos,
bien te dijeron mis ojos:
Ay! los lutos que deja la niña,
serán para otros?

¿Serán su placer mis penas,
y su risa mis sollozos,
y sus noches de plácido sueño
mis noches de insomnio?...

Tú lo sabes... yo, insensato,
yo nada sé. -Rompe, o rompo,
el helado crespón de la duda
que ciega mis ojos!

Del mal o del bien, mi cáliz
quiero ver lleno hasta el colmo
remontarme a las nubes ansío
o hundirme en el polvo.

Yo no sé lo que me guarda
de tu corazón el fondo:
sólo sé que tu aliento es mi aliento...
Mas oye mis votos:

Odio, por mi mal, demando,
si amor, por mi bien, no logro...
Por amor o por odio respiro!...
¡Tu amor... o tu odio!

Poesía, o "Tu amor, o tu odio", Eulogio Florentino Sanz
Los enamorados juntos en la distancia
Dr. José Antonio Bernaldo de Quirós Mateo I.E.S. Jorge Santayana. (Ávila)


Rayuela: desde París a Buenos Aires o la búsqueda del antihéroe.

"...Es conocida la historia de Ulises narrada en La Odisea, relato que marcará la interpretación histórica de Occidente, que alimentará las posibilidades de sus narraciones, la de aquel viajero que a través del mar, y a la búsqueda constante de su tierra, Ítaca, llega a sentir tan profunda la sed a su regreso, que la llamada del viaje vuelve a él para concretarse, de nuevo, en su partida hacia el mar. Recordemos los versos de Dante interpretando el mito homérico:

[…] ni la filial dulzura, ni el cariño
del viejo padre, ni el amor debido,
que debiera alegrar a Penélope,
vencer pudieron en ardor interno

que tuve yo de conocer el mundo,
el vicio y la virtud de los humanos;
mas me arrojé al profundo mar abierto,

con un leño tan sólo, y la pequeña
tripulación que nunca me dejaba.

¿Qué pasó con Ulises? ¿Qué resulta tan relevante en este mito a la hora de evaluar su trascendencia? Ulises pasó largos años en el mar, en su embarcación, con su tripulación, buscando el camino, el lugar, el tiempo para regresar a su tierra, Ítaca, donde le esperaban Penélope y Telémaco, mujer e hijo, respectivamente:

Venerable Diosa, no te enojes por eso conmigo. Sé muy bien que la prudente Penélope te es muy inferior en belleza y majestad. Ella es mortal y tú no conocerás la vejez; y, sin embargo, quiero y deseo todos los días que llegue el momento de retorno y de volver a ver mi casa. Si algún Dios me agobia todavía con infortunios en el mar, lo sufriré con ánimo paciente. He padecido demasiado sobre las olas y en la guerra; que me lleguen nuevos tormentos si es preciso.

...Horacio Oliveira, contrariamente a Ulises, no resulta ser un héroe...
En palabras de Joaquín Roy, Horacio se ha convertido en un hombre entre dos mundos.
¿Qué es lo que indica la imposibilidad de la construcción de un héroe como Ulises? Pedro Ramírez Molas nos da la respuesta en su escrito. El problema de Horacio Oliveira, como el de todo sujeto moderno, es el de la imposibilidad de la construcción de una mirada hacia el futuro:
Para escapar de la tiranía del pretérito sobre sus decisiones futuras, Oliveira renunció al proyecto, abolió su futuro.
Pero su renuncia no es del todo voluntaria, y ya hemos nombrado la imposibilidad. Es la representación del sujeto moderno, gestado en el siglo XIX con la revolución económica e industrial, que tuvo su manifiesto en el grito nietzscheano “Dios ha muerto”, y que fue creando sujetos a lo largo del siglo XX, como Kafka, Kandinski, Mahler o Julio Cortázar. De esto se hablará en el capítulo siguiente.

...Una de las características principales de lo moderno es la pérdida de la concepción global y mágico-causal del mundo. Esto es, el mito, como explicación de todo fenómeno inexplicable, queda relegado a un segundo plano. Y no ya sólo que la única explicación posible en la modernidad sea la científica, sino que, podemos decir que el sujeto, habitante de la ciudad, ha perdido toda unidad, que su identidad queda escindida, porque no existe ningún fenómeno más allá de sí mismo que le conceda una definición de lo que él es. La definición sólo puede proceder de sí mismo, y del ejercicio de su libertad como persona. El sujeto comienza a no poder explicarse las contradicciones que lleva dentro. Tal es así, que el Romanticismo acaba naufragando, a pesar de que, en un principio, el amor salva. El sujeto es un cúmulo de experiencias vividas, aisladas, sin hilo común, y que han ido desbordándolo con el paso de los años. ¿Por qué surge, si no, el impresionismo como tendencia en la pintura? Sensaciones, cúmulos de ellas llevadas, de manera aislada, en cada pincelada al óleo. Y todo ello acaba formando un conjunto perceptivo del mundo a través de ese sujeto fragmentado...

...Se crea una nueva tendencia psicológica, la neurastenia, que es la extrema inquietud del sujeto ante tanto estímulo, siempre diferente, en sus sentidos:
El fundamento psicológico sobre el que se alza el tipo de individualidades urbanitas es el acrecentamiento de la vida nerviosa, que tiene su origen en el rápido e ininterrumpido intercambio de impresiones internas y externas.
Esto le lleva a un nerviosismo constante, a una falta de explicación, de repetición, que puede acabar en una indiferencia total ante la vida, dando lugar a lo que Simmel ha llamado el tipo blasé. Este nuevo sujeto, el blasé, considera cualquier cosa que le rodee como mercancía, como producto que, mediante el dinero, podrá ser adquirido. Desde la comida, la ropa, incluso las relaciones humanas, ya sean amistad, sexo... Todo lo compra...

...Como ya se dijo en el epígrafe de descripción del flâneur, este personaje surgido en el seno del París moderno, paseante por excelencia, dedica sus horas a exhibir descripciones de las personas que se encontraba en su camino, y de las novedades de la metrópoli que habitaba, bulevares, cafés, pasajes… (recordemos el citado Constantin Guys por Charles Baudelaire). Y así, podemos atisbar que Horacio Oliveira llega al París de mediados del siglo XX con las mismas inquietudes, con la misma neurastenia que ese flâneur ya descrito:

En pleno contento precario, en plena falsa tregua, tendí la mano y toqué el ovillo París, su materia infinita arrollándose a sí misma, el magma del aire y de lo que se dibujaba en la ventana, nubes y buhardillas; entonces no había desorden, entonces el mundo seguía siendo algo petrificado y establecido, un juego de elementos girando en sus goznes, una madeja de calles y árboles y nombres y meses.

Claras son las palabras de Cortázar en los dos primeros capítulos, donde podemos ver a Horacio, en la extrema soledad que brinda una metrópoli moderna como la parisina, en la fragmentación del sujeto a niveles macroscópicos, buscar a la Maga por todos aquellos cafés, y calles, y bulevares, en la descripción impresionista de los mismos, a través de la música, de las reuniones y de los recuerdos...

...Horacio Oliveira y la Maga jugaban a ser flâneurs, intuyendo, sintiendo en sí mismos el placer, ese único placer que da la ciudad moderna, la metrópoli, el ser sin tener que ser, el encontrarse, en el paseo, como si nunca hubiesen decidido hacerlo:

Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos...

Rayuela: desde París a Buenos Aires o la búsqueda del antihéroe.
Nieves Soriano Nieto

domingo, noviembre 28, 2004

Tintas. Ofrenda.

Bitácora del Navegante. Tintas.

Del Día Primero, he de ofrecerte,
un amanecer diáfano, de luz,
bordado con el trino de las aves
y envuelto del perfume de la hierba;
una cita con tu Dios, que te espera
que siempre espera, con tus hermanos;
un dulce chocolate y más dulzura,
que brota desde las manos artesanas
y cruza en la sonrisa de la hermana
que ofrece su vida, su trabajo y compañía;
un paseo por calles de mañana,
la vuelta a casa, un café,
con sabor a menta fresca;
un almuerzo... lo que mis manos digan,
en el escenario de la cocina, más,
una copa de vino generoso;
una caminata o una siesta,
bajo la sombra de los árboles;
una excursión al río,
llevando cerberos, nuestros canes,
que intuyen que la vida
se halla a gusto allí en el agua;
una mirada al horizonte, el fin,
donde imagino el origen de las olas,
donde mañana nacerá el sol;
una mariposa, un bouquet
con una rosa, coronada,
de flores lilas de lapacho;
un abrazo de alma, con mis brazos,
y besos de ternura o, de pasión,
y una mirada en donde veas,
en el fondo de estos ojos tristes,
tu reflejo, que es mi vida y tuya;
la presencia de la luna y las estrellas,
una brisa, viento, y tal vez lluvia;
un hogar con maderas crepitando;
un amor que se prende como el fuego,
pero en vez de consumirse, aumenta,
cálido, envolvente, hasta la muerte;
y un lecho, para tí preparado,
para desnudarte y abrigarte;
un encuentro en lo profundo,
y al final, del Primer Día,
el mañana... y un sueño juntos.


Homenajes. Borges en poesía.

Bitácora del Navegante. Honores.

Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.
No habrá sino recuerdos.
Oh tardes merecidas por la pena,
noches esperanzadas de mirarte,
campos de mi camino, firmamento
que estoy viendo y perdiendo...
Definitiva como un mármol
entristecerá tu ausencia otras tardes.

DESPEDIDA, 1923


Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.

Sentir que la vigilia es otro sueño
que sueña no soñar y que la muerte
que teme nuestra carne es esa muerte
de cada noche, que se llama sueño.

Ver en el día o en el año un símbolo
de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
en una música, un rumor y un símbolo,

ver en la muerte el sueño, en el ocaso
un triste oro, tal es la poesía
que es inmortal y pobre.
La poesía vuelve como la aurora y el ocaso.

A veces en las tardes una cara nos mira
desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo
que nos revela nuestra propia cara.

Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.

También es como el río interminable
que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.

ARTE POÉTICA, 1960


De las generaciones de las rosas
que en el fondo del tiempo se han perdido
quiero que una se salve del olvido,
una sin marca o signo entre las cosas

que fueron. El destino me depara este don
de nombrar por vez primera
esa flor silenciosa, la postrera
rosa que Milton acercó a su cara,

sin verla. Oh tú bermeja o amarilla
o blanca rosa de un jardín borrado,
deja mágicamente tu pasado

inmemorial y en este verso brilla,
oro, sangre o marfil o tenebrosa
como en sus manos, invisible rosa.

UNA ROSA Y MILTON, 1964


Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.

Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.

Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.

Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.

EL ENAMORADO, 1977

Salúd!

sábado, noviembre 27, 2004

Tintas. El hombre.

Bitácora del Navegante. Tintas.

Anochece.
Un hombre porta un corazón roto. Camina sin rumbo, desorientado. Se detiene en una despensa y pide alcohol; no consigue y no conseguirá en los próximos intentos. El destino parece dejarle un laberinto solitario: su habitación de hotel. Al llegar, el hombre se recuesta y nota que no le ha dejado de doler el alma. Llama por teléfono a su amigo, quien no podrá acompañarlo –el final está escrito en el libro de ese día-.
El hombre toma la Biblia, lee algunos pasajes de Qohelet, abiertos al azar… “todo es vanidad”. Se lamenta no haber conseguido la bebida.

Y entre el dolor cruel, sin anestesia, intuye que esta escena de soledad, en una pequeña habitación de la gran urbe, le es preparada.

De pronto el hombre abre la puerta, entra y saluda a aquél que está acostado. Se sorprende de verlo y de que le dé un largo abrazo. Conoce su desdicha en ese instante, pero tiene que partir a un encuentro, con la promesa de volver con el alcohol.
El hombre, vencido, duerme. Quizás sueña.


De madrugada; u
n golpe en la puerta, movimientos, palabras confusas… alguien cierra la puerta por fuera, y cae sobre el hombre, el hombre. Ebrio, transpirado, angustiado pero suficientemente fuera de sí como para soportarlo, pide perdón al hombre por haberlo dejado sólo. Le dice que no merece estar sólo. Maldice la vida y cae al piso, donde después de resignar parte del alcohol que en sus entrañas lo transforma, se duerme entre los desechos, murmuros, sollozos y maldiciones, tomado de la mano del hombre.

Amanace.
El hombre duerme vestido en el piso, ahora con una almohada.
El hombre se levanta, deja en la mesa agua, galletas, la Biblia y aspirinas para el hombre, y luego sale a la calle.
Afuera, nubes negras anunciaban la tormenta
.

viernes, noviembre 26, 2004

...


"No se qué es"
Ernesto Sábato


¡Cuánta ausencia contiénese en silencio
cuando la palabra redacta su condena!
......los pasos del héroe en refugio
vuelven camino los restos de su tumba
y en alas de Matilde es el retorno
mientras la vida en otra se sucede.

¡Cuánto tiempo de dolor es un instante
cuando la mitad del ser ha sido el otro!
......que disidencia parisina torna
el tugurio de zinc purificado
junto al partir de herencia entre sus brazos
para morir en otros brazos solitario.

Si la razón no sirve a la existencia
igual que el ostracismo a su misterio,
si un informe declama el inconsciente
y la sombra se aterra en personajes
qué anárquica visión será mañana
llorando el devenir de tu sentencia

ERNESTO(Homenaje en vida a Sábato), Adolfo Vaccaro

Posted by Hello

Pensares. Norte

Bitácora del Navegante. Pensares.

"...a punto de descubrir mi error, abrí los ojos, sólo para comprobar que ya era demasiado tarde: el Tigre estaba esperándome, a metros de mis pies dormidos..."

Puede parecer una cita borgeana. Y con gusto cambiaría el sentido metafórico por el real: el sueño me venció en el tren, y viajé como Jonás, dentro de su largo estómago, a la estación terminal del ferrocarril: Tigre.
Es la una y cuarto de la mañana. Un auto de alquiler me rescató del felino y me trajo a casa. Ahora sí me atreveré a soñar con destinos exóticos...

PD: No es mala la ocasión, con el link del título de este post, para invitarlos a leer o releer la gran maestro. Personal, casi introductoriamente, recomiendo Arte Poética, A un Gato, Two English Poems , Un Patio, y los cuentos Funes el Memorioso y El Sur.

jueves, noviembre 25, 2004

Tintas. El Faro.

Bien lo sabes, igual que lo se yo. Un faro no puede seguir la nave que se aleja.
Y no por eso, desatiende su propósito: velar por ella, cuidarla de cerca... estar aferrado a la roca, cuando al barco lo sacude la mar. Ser su guía permanente, su norte, lu luz... aunque el barco haya abandonado la línea del horizonte.

Del dolor, de la imposibilidad de seguirla, de que vuelva, de que atienda sus llamados, sabe el Faro cuando parece que va a apagarse... y vuelve a brillar.


En una costa extraña, en un mar embravecido, buscando la barca quizás equivocada, verás apagar su luz, y reencenderla para ella.

faro Posted by Hello

Honores. León Gieco

Gracias por hacerme acordar que él existe.
Gracias.
Noticias sobre León Gieco y Carlos Nuñez, en la bodega de la Nave Escolta.
Posted by Hello

Tintas. Rezagos, II

Bitácora del Navegante. Tintas.

I.

No discuto la inocente manera
en que me entregué a tus manos.
Antes bien la celebro.

No me quejo de que permanezca oculto
el camino que me tienes preparado.
Bien sabes que lo acepto.

Pero Señor, con respeto, y devoción...
Será posible que me avises en las curvas de la vida
para no ser víctima de mi propia velocidad?

II.

Adoratrices de la Libertad.
Las gotas vuelan hoy, caen vertiginosas,
menos sutilmente que cuando ascendieron.

Llueve en tu ausencia.
Pensé que te habías llevado también el agua
de las grises nubes, despojándolas,
como robaste todo lo que fue tu nombre.
Yazmín? Yazmín...
Qué tesoros valen tus seis letras,
si no estás adentro, completándolas;
si no mueven tu cuerpo cuando las pronuncio,
y si tu alma inquieta, no les dá la vida...

Ascenderán las gotas del asfalto ardiente
al cielo. Y en el camino, el infierno,
en humedad y cuerpos dejarán ligado.

III.

EgoItsmo.

Ahora me doy cuenta
(lo escribo ahora, para no olvidarme...),
del error fatal desde el que no hay regreso,
el de extrañarte tanto, desde que te fuiste.

Acostumbrado a amarte,
un poco más, mejor, con cada amanecer,
se me invirtió en el alma ese sutíl proceso
y con cada luna, más, peor te extraño.

Se me escondió tu amor
que en algún lado lucha... se resiste
a que mi nostalgia me consuma entero,
por si algún día vuelves, para dejarte algo.

Ves? Nada más queda
que mi dolor en letras... las muy avaras!
se expanden rápido, inundando todo
con ausencia y miedo, con melancolía.

IV.

Que sí, por qué habría de estar mal?
Todo bien... Me alegro que estés bien!
Los versos... tristes? Natural...
Si son los mismos besos de siempre,
que hoy se estrellan contra un monitor,
y un par de caricias encerradas, abrazos vaciós,
todo en palabras de amor, pero espejadas.
Que no... igual... bueno si hay algo....
mis manos han vuelto a temblar,
como hace un año, como el maestro de Tom Hanks
que busca a Ryan aunque esté muerto o muera.
Pero se pasa bien... sí, de película.
No, bueno, no tanto...
Es que tampoco soy tan buen actor.

Descontexto. Luchar...

Bitácora del Navegante. Descontexto.

LUCHA SIN DESFALLECER

Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de crema.
Inmediatamente sintieron que se hundían; era imposible nadar o flotar mucho tiempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos patalearon en la crema para llegar al borde del recipiente pero era inútil, solo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sintieron que cada vez era más difícil salir a la superficie a respirar.
Una de ellas dijo en voz alta:
-No puedo más. Es Imposible salir de aquí, esta materia no es para nadar. Ya que me voy a morir no veo para que prolongar este dolor. No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril.
Y dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez siendo literalmente tragada por el espeso líquido blanco.
...
La otra rana más persistente o quizás más tozuda, se dijo:
-¡No hay caso! Nada se puede hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo ya que la muerte me llega, prefiero luchar hasta mi último aliento. No quisiera morir ni un segundo antes de que llegue mi hora.
Y siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar un centímetro. ¡Horas y horas!
Y de pronto... de tanto patalear y agitar, agitar y patalear... La crema se transformó en manteca.
La rana sorprendida dio un salto y patinando llegó hasta el borde del pote.
Desde allí, sólo le quedaba ir croando alegremente de regreso a casa.

"Cuentos rodados" M. Menapace

martes, noviembre 23, 2004

Tintas. Juntos en la playa.

Bitácora del Navegante. Tintas.


Cómo prestarte lo que ya no es mío, lo que me robaste sin ningún castigo?

Noche a noche, me alimento de un ovillo de cordel entrecortado: son las penas que durante el día cosí en versos, encarcelando el alma en un papel.
Escribo con la tinta de mi vida, que las letras guardan en relieve. Y al salir la luna, el mismo dolor reclama mi alma: se descose de palabras, se entrelaza y se hace ovillo, que vuelvo a tragar en nombre de un amor que sufro tanto, y que sólo así puede ser mío.
Verás entonces que, sólo quedan agujeros en el papel escrito; y un rastro de mi ser al otro día.
Morirán esos versos, para resucitar un poco de ánimo que ayude al despertar.
Y luego serán vestigios de mis lágrimas, esqueletos del horror desenfrenado.
Tu sabes... no me niegues que en la oscuridad que te amparaba, no visitaste mis calvarios, removiste los huesos secos, duros del dolor, roídos con locura y ansiedad.
Y al compartir aquellos parajes, no has notado un hilo de color invisible? Desgranando las líneas de los tristes versos, acaso no has tejido con grácil mano una doble manta? Tu astucia teje un mar de hebras; y no dudes, será lecho y manto, abrigo y sombra fresca de nuestro encuentro, en el que al fin sumaremos en uno, lo que fuese dividido en dos.
Paciente mujer, tierra fértil del navegante, descanso agradable, necesario...
Mis versos hiciste tuyos, y así también mi mano te sigue, te acompaña siempre: pasaremos la noche unidos en esta playa, a la luz de una discreta luna, y sobre las cenizas habrá lugar para una nueva lumbre.
Y no temas ya: el sol volverá a brillar... todo tiene su momento.
Por ahora, la oscuridad que nos envuelve nos descubre juntos, en un abrazo cerrado, que no dejará lugar a los ladridos de la soledad.
Bajo la manta que has tejido en esperanza, desde la calidez de este refugio, secarán las alas.
Y tendremos que enfrentar de cara al mar, la triste visión de antiguos naufragios...
Pero luego, sin soltarme de la mano, me invitarás, te invitaré, a mirar el horizonte... el cielo: a subir la mirada, y echarnos a volar.

Honores. Jaime Sabines

Bitácora del Navegante. Honores.

La poesía forma parte de éste mar virtual.
Como midiendo las brazas de profundidad de las aguas, nos valemos de los poemas para mantenernos en la superficie, (que es el cielo de los abismos oceánicos) sondeando las profundidades de otros húmedos corazones.
Hemos navegado ya ("No es que muera de amor") por las aguas que rodean su continente, aspirado la fragancia triste y dulzona de los arboles frutales inasequibles, que se dejan ver, desear, en sus playas.
Vedlo una vez más; el país de don Jaime Sabines.

El mar se mide por olas,
el cielo por alas,
nosotros por lágrimas.
El aire descansa en las hojas,
el agua en los ojos,
nosotros en nada.
Parece que sales y soles,
nosotros y nada.

Horal


Ocurre que la realidad es superior a los sueños. En vez de pedir "déjame soñar", se debería decir:
"déjame mirar". Juega uno a vivir.

Ocurre que la realidad


Digo que no puede decirse el amor.
El amor se come como un pan,
se muerde como un labio,
se bebe como un manantial.
El amor se llora como a un muerto,
se goza como un disfraz.
El amor duele como un callo,
aturde como un panal,
y es sabroso como la uva de cera
y como la vida es mortal.
El amor no se dice con nada,
ni con palabras ni con callar.
Trata de decirlo el aire
y lo está ensayando el mar.
Pero el amante lo tiene prendido,
untado en la sangre lunar,
y el amor es igual que una brasa
y una espiga de sal.
La mano de un manco lo puede tocar,
la lengua de un mudo, los ojos de un ciego,
decir y mirar.
El amor no tiene remedio
y sólo quiere jugar.

Digo que no puede decirse el amor


Pequeña del amor, tú no lo sabes,
tú no puedes saberlo todavía,
no me conmueve tu voz
ni el ángel de tu boca fría,
ni tus reacciones de sándalo
en que perfumas y expiras,
ni tu mirada de virgen
crucificada y ardida.
No me conmueve tu angustia
tan bien dicha,
ni tu sollozar callado
y sin salida.
No me conmueven tus gestos
de melancolía,
ni tu anhelar, ni tu espera,
ni la herida
de que me hablas afligida.
Me conmueves toda tú
representando tu vida
con esa pasión tan torpe
y tan limpia,
como el que quiere matarse
para contar: soy suicida.
Hoja que apenas se mueve
ya se siente desprendida:
voy a seguirte queriendo
todo el día.

Pequeña del amor


Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te amo. Trato de decir a oscuras esto. No quiero que nadie se entere, que nadie me mire a las tres de la mañana paseando de un lado a otro de la estancia, loco, lleno de ti, enamorado. Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote. Digo tu nombre con todo el silencio de la noche, lo grita mi corazón amordazado. Repito tu nombre, vuelvo a decirlo, lo digo incansablemente, y estoy seguro que habrá de amanecer.

Tu nombre


La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de luna en el bolsillo
es el mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas

La luna


"Hijo de un inmigrante libanés, que fue a dar a Chiapas como oficial del ejército carrancista, Jaime Sabines nació en Tuxtla Gutiérrez, en 1926. Durante la secundaria escribió sus primeros poemas y al terminar la preparatoria se trasladó a México para estudiar medicina. Desde el primer día supo que jamás sería médico, pero por miedo a defraudar a su padre permaneció tres años en la carrera. Regresó un año a Tuxtla, a trabajar en la mueblería de su hermano Juan (quien más tarde sería gobernador de Chiapas), y volvió a México para ingresar a la Facultad de Filosofía y Letras.
En esos años se formó el poeta... Leyó a Neruda, a García Lorca, a Juan Ramón Jiménez; quedó maravillado con el Ulises de Joyce, cuyo impacto recuerda como «una influencia formativa que se traduce en una gran alegría, en una gran libertad de escribir. No en escribir a la manera de Joyce, ¡no!, escribir con el jugo y la alegría, en la libertad de Joyce. Son autores que no te dejan copiar su estilo, sino intentar su libertad».

El lector de poesía y el poeta son como nadadores. Saben conducirse en un medio extraño, saben flotar y hacer movimientos que resultan curiosos para un animal terrestre. Disfrutan sentirse en otra atmósfera, bajo una presión distinta. Y mal que bien se desenvuelven. Ni el lector de poesía ni el poeta son seres de otro mundo: al fin y al cabo ¿a quién le parece raro que alguien sepa nadar?"

Pensares: hoy llevo el nombre enfermo...

Bitácora del Navegante. Pensares.

Parece que ni mi nombre escapa de los arañazos de la suerte...
Dioses!...

Descontexto: La tristeza de los argentinos.

Bitácora del Navegante. Descontexto.

"Pocos países en el mundo debe de haber en que el sentimiento de nostalgia sea tan reiterado: en los primeros españoles, porque añoraban su patria, lejana; luego en los indios, porque añoraban su libertad perdida y su propio sentido de la existencia; más tarde en los gauchos desplazados por la civilización gringa, exilados en su propia tierra, melancólicamente rememorando la edad de oro de su salvaje independencia; en los viejos patriarcas criollos, porque sentían que aquel hermoso tiempo de la generosidad y de la cortesía se convertía en el materialismo y mezquino territorio del arribismo y de la mentira; en los inmigrantes, porque extrañaban su viejo terruño europeo, sus costumbres milenarias, sus navidades de nieve junto al fuego, las viejas leyendas de sus lares.
En este país de snobs hay respecto a la tristeza argentina dos momentos capitales: el primero, de embobamiento ante los pensadores europeos que nos la revelaron; el segundo y casi simultáneamente, el de reacción, por una de las tantas manifestaciones de nuestro sentimiento de inferioridad; como si fuera más honorable ser alegre, como si precisamente nuestra tristeza no fuese una manifestación de alguna excelente condición de nuestra conciencia. ¡Bueno fuera que, con todo lo que nos pasa, tuviéramos además la ligereza de vivir en el mejor de los mundos!
Son tristes o melancólicos o amargos los mejores exponentes de nuestra literatura Martín Fierro, Don Segundo Sombra, los relatos de Cambaceres y Payró, las mejores cosas de Roberto Arlt y de Quiroga. Cada vez que somos profundos, somos melancólicos o tristes. Cada vez que, forzados por teorías o recriminaciones intentamos ser alegres ofrecemos en nuestros libros un espectáculo tan torpe y caricaturesco como el del clásico grupo de argentinos que intenta divertirse en una boite.
Nuestra nostalgia, nuestra tristeza nuestro profundo sentimiento de soledad, hasta nuestro cínico exitismo revelan —de manera directa o inversa— una curiosa propensión metafísica. Ya he señalado algunas de las causas de la reiterada nostalgia argentina: la reiterada sustitución de jerarquías y valores. Hay otra causa: el desierto. Ya desde los mismos orígenes, cuando los amargados segundones de España llegaban a probar fortuna en este inmenso territorio vació en este paisaje abstracto y desolado, seguramente empezó a surgir esa tendencia hacia la reserva y el silencio que luego fue carácter peculiar del gaucho, como lo es siempre de todo hombre del desierto. No es casual que las grandes religiones monoteístas de Occidente nacieran en el desierto, en solitarios hombres enfrentados con esa metáfora de la Nada o de lo Absoluto que es la llanura sin atributos. También aquí surgió de su anonadamiento en la Pampa la propensión religiosa y la esencial melancolía del paisano. A esto se agregó más tarde, cuando el país abrió las puertas a la inmigración y a la máquina, el sentimiento de exilio en su propia tierra, que tan patéticamente pintó Hernández en su novela. Con el tumultuoso y materializado desarrollo de Buenos Aires, con la corrupción y la venalidad de sus políticos con el arribismo y el cinismo de los hombres que debían ser los padres de la nación y apenas resultaban ser sus explotadores, los sentimientos de exilio, de injusticia, de no encontrar un sentido a la existencia, agravan esa propensión del argentino y lo complican, para colmo, con un profundo resentimiento social, que a menudo se transformará en lo que podríamos llamar resentimiento metafísico. Y así como Hernández lo había expresado para el gaucho del 70, nadie tan genialmente como Enrique Santos Discépolo lo hará para el hombre de la calle de nuestro tiempo. Ese existencialista del tango, ese poeta que admirablemente pregunta: ¿Dónde estaba Dios cuando te fuiste en una modesta canción popular (como esos santos que hacen sus grandes acciones en el anonimato) nos dice que siempre

"el mundo fue y será una porquería, que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafados, contentos y amargados, valores y dublé";
pero con profunda amargura y desengaño, piensa que el siglo XX es un despliegue de maldad insolente":
Vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseados.
Hoy resulta que "es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante o sabio que chorro o estafador, lo mismo burro que un gran profesor; no hay aplazados ni escalafón. Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que si es cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón".
¡Qué falta de respeto.Que atropello a la razón!¡Cualquiera es un señor!¡Cualquiera es un ladrón!Mezclao con Stavisky va don Boscoy la Mignón;don Chicho y NapoleónCarnera y San Martín"
¡Cuánta amargura hay en estos versos, cuánta tierna y malograda ilusión por los seres humanos y por la vida y por la patria convertida en un trapo ensuciado con lágrimas y barro!

Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón!
Y mientras Enrique Santos Discépolo iba arrastrando por Corrientes su infinito desprecio por la raza humana y su infinito amor —esa contradictoria mezcla que siempre tuvieron los santos— , Roberto Arlt escribía sus novelas que algunos creen costumbristas pero que en realidad son mágicas y desaforadas fantasías de un ser desgarrado por el mal metafísico. Y mientras estos dos poetas salidos del arroyo escribían a su manera el Tratado de la Desesperación, otro poeta, salido de la clase alta, atormentado y auténtico, lograba desgarrar su formación esteticista para expresar, a través de un mito, su ansiedad metafísica; porque tampoco Güiraldes es grande por haber descripto una realidad externa y su libro sería casi inaceptable desde el ángulo de las meras costumbres.
Así como las grandes convulsiones geológicas revelan tumultuosamente los secretos de la entraña terrestre, los cataclismos sociales ponen de manifiesto lo que hay en las regiones más profundas del ser humano en general; ya que la condición humana no se revela en abstracto sino a través de las circunstancias concretas de espacio y tiempo en que la existencia tiene lugar. Y nuestra patria, desde sus mismos orígenes sacudida por los trastornos sociales, parece particularmente apta para una literatura de fondo. Y hoy mismo existe la oportunidad de una novela trascendental; una novela o un gran poema que haga con el obrero peronista de hoy lo que Hernández hizo con el paisano de su tiempo; una novela o un poema que sea capaz de descender a los más hondos repliegues de nuestra raza en destierro, es decir: en tristeza y desesperación..."
"Todo lo cual no significa que nuestra literatura haya de ser fatalmente triste y desesperanzada. El hombre no solo está hecho de desesperanzas, sino también de esperanza y de fe; no sólo de muerte, sino también de ansias de vida; tampoco únicamente de soledad, sino de comunicación y de amor. La obra de Saint-Exupéry muestra cómo una literatura puede ser existencial y no obstante estar impregnada de cálido espíritu humano. Dijo Nietzsche que un pesimista es un idealista resentido. Tal vez podría modificarse esta afirmación diciendo que es un idealista desilusionado; o, mejor todavía, que nunca termina de desilusionarse, ya que está en la condición del idealista su inagotable candor. Y así como la desilusión nace de la ilusión, la desesperanza nace de la esperanza, generalmente de una gran esperanza. De modo que el pesimismo de la literatura contemporánea es, paradojalmente, el signo de su profunda y generosa fe en el hombre. Los escépticos, los que nunca creen en nada, tampoco llegan a ser pesimistas. Y por eso la literatura de hoy, la mejor, la más poderosa y genuina, jamás desciende al mero escepticismo, como tan a menudo lo hacía en los felices tiempos de Anatole France: a lo más, incurre en la trágica desesperación que sigue al derrumbe de una fe y que siempre es un anuncio de otra.
El hombre necesita un Orden, una estructura sólida sobre la cual hacer pie. Creyó hallarlo en el orden científico, pero finalmente comprendió que era ajeno a nuestras más profundas necesidades espirituales: el derrumbe de la civilización tecnolátrica, cualesquiera sean sus causas materiales, ha revelado que ese orden científico, lejos de ofrecernos una base segura nos convertía en esclavos de una implacable maquinaria; cuando creíamos haber conquistado el mundo, descubrimos que estábamos a punto de ser aplastados por él, y entonces comprendimos que era otro orden el que necesitábamos.
Y así como surgieron los nuevos mitos surgió la nueva literatura: primero como una ansiosa investigación del caos, como un examen a fondo del alma humana, de sus angustias, terrores y esperanzas; luego, y a través de esa indagación, un intento, casi siempre oscuro, de ofrecernos también un Orden, un rumbo en medio de la tempestad. En una sociedad dominada por fetiches o por farisaicos pequeños dioses burgueses, escritores como Dostoievsky iniciaron la revisión implacable de los falsos valores.
Pero el orbe novelístico es el mundo de los deseos, de los sueños e ilusiones, de la realidad que no fue o no pudo ser: siempre un poco el inverso del mundo cotidiano. Y manifiesta una tendencia a realizar lo contrario de que existe. De ese modo, en el siglo del orden burgués proclamó el desorden y la anarquía, y héroes como Raskólnikof pusieron bombas debajo de los puentes y vías de comunicaciones del mundo hipócrita en que se desenvolvían. Pero, ahora, cuando dos guerras totales, nazismo, totalitarismo y campos de concentración han traído el caos universal, la novelística busca inconscientemente una nueva tierra de esperanza, una tierra firme en medio de la gigantesca inundación. Se ha destruido demasiado y ansiosamente se busca una nueva tabla de valores. La novela, por su esencia misma, tautológicamente, es novelesca, es decir "romántica". Y cuando lo real es la destrucción y la desesperanza, lo romántico no puede ser sino la fe. No es arriesgado suponer que en los próximos tiempos la novela que más resonancia tenga en el corazón de los hombres sea la que de alguna manera sea capaz de suscitar una nueva esperanza. (1)

(1) Fragmento de un ensayo sobre literatura argentina, en preparación.
La tristeza de los argentinos, Ernesto Sabato, Santos Lugares, 1958

lunes, noviembre 22, 2004

Descontexto: el Stress depredador.

Bitácora del Navegante. Descontexto.

El texto no es precisamente un texto escrito, sino un programa televisivo, Redes, de la TVE, que me llamó la atención. Un biólogo de Stanford, Robert Sapolsky, definía al Stress como el sentimiento de que "alguien nos va a comer en cinco minutos, o vamos a comer a alguien dentro de cinco minutos".
Esto obviamente era producente en alguna época... de nuestra larga historia animal.
Hoy parece causarnos más problemas que beneficios, porque el Stress libera adrenalina y cortisona: se acelera la respiración, el ritmo cardiaco, los sentidos se sensibilizan, la glucosa y la dopamina fluyen en el torrente sanguíneo.
Otros conceptos escuchados:
* Un biólogo, no puede en abstracto detectar si el aumento en la presión arterial de un individuo proviene de la ira, la euforia... o un orgasmo...el amor mata!
* Lo contrario del odio es la indiferencia.
* La ausencia o disminución de testosterona, provoca mayor docilidad, pero no hace pacífico a un individuo: ésta parece funcionar amplificando una agresividad ya existente, pero no la origina de por sí.
* La agricultura trajo como consecuencia la pobreza: nuestros antepasados cazadores-recolectores eran miembros de un clan igualitario. El descubrimiento de la agricultura y sus circunstancias ( posesión de medios, conocimientos, acumulación de excedentes) creó el dominio y la subyugación del poder sobre los pobres.
* Un animal con Stress corre. Un humano, se vuelve ansioso, pierde el control, su cuerpo deja de funcionar bien... esto es por cierto Stress permanente (la pobreza, por ejemplo y su incertidumbre).
* Según la Universidad de Firenze, muchas horas frente a la TV adelantan la pubertad por la reacción de la melatonina con el brillo de aquella.
* Las hormonas son los mensajeros entre las células, llevando instrucciones.
* Durante la etapa de desarrollo fetal, el feto no posee hormonas propias: depende de las maternas, y una falta de iodo o un nivel inadecuado de glucosa, puede afectarlo para toda la vida.



Señales de agua: Vivir sin pareja.

Bitácora del Navegante.Señales de agua.

"En el pasado, las mujeres se casaban por otras razones: por el sustento económico, para forjar alianzas familiares, tener hijos, contrarrestar la soledad, o ser como todas las demás.
En otros tiempos, también, las mujeres ostentaban el título de "esposa" como un símbolo de honorabilidad. Ser la mujer de un eclesiástico, de un panadero o de un médico anunciaba al mundo en voz alta que ella había logrado hacer realidad su destino "natural". Esa posición hablaba de legitimidad y protección en un mundo que era proverbialmente injusto con las solteronas y, aunque la esposa no fuera feliz en su matrimonio, la alianza matrimonial era la medida de su valía como mujer.
Hoy, la palabra "esposa" no expresa un mensaje tan rotundo. En primer lugar, ya no implica, como en los hogares de las clases altas y medias de otros tiempos, que el marido mantendrá a la mujer. En segundo lugar, el matrimonio ha dejado de ser la única vía para los placeres sexuales y domésticos, pues los solteros conviven hoy más abiertamente que nunca. Finalmente, el matrimonio ni siquiera sigue siendo el paso indispensable para la maternidad; el cuarenta por ciento de los bebes norteamericanos nacen fuera del matrimonio .
Para las mujeres empresarias o profesionales de hoy, el matrimonio puede resultar un status lleno de ventajas y desventajas. A algunas les permite hacer uso de los contactos del marido, pero otras, en cambio, juzgan conveniente disimular su estado civil, en especial ante colegas y jefes que exigen una dedicación absoluta a la empresa. Cada vez más mujeres casadas optan por conservar su apellido de soltera.
Con el divorcio en el horizonte para aproximadamente la mitad de las esposas norteamericanas de hoy, ¿por qué molestarse en cambiar de apellido cuando lo más probable es que se vuelva al original? "
(Marilyn Yalom).-

Maestro, ¿debo casarme?
Sócrates: -Hagas lo que hagas te arrepentirás.

"Queremos contarles que el tema de esta semana, propuesto por primera vez para nuestros encuentros, será "Vivir sin pareja".La misma exposición teórica se repite en estas cuatro ocasiones. Viernes 26 de noviembre a las 19hs (en punto y hasta las 21.15) Viernes 26 de noviembre a las 22.30hs (en punto y aprox. hasta las 0.45hs) Sábado 27 de noviembre a las 19hs (en punto y hasta las 21.15hs) Sábado 27 de noviembre a las 22.30hs (en punto y aprox. hasta las 0.45)."

Mensajes que emite:
ASOCIACION ARGENTINA DE FILOSOFIA PRACTICA
11 de septiembre 2228 Piso 5to "B" (Barrancas de Belgrano). Buenos Aires.
TE: 4784-0333 (preferentemente de 11 a 14hs).
http://www.filosofiaparalavida.com.ar
filpractica@yahoo.com.ar


domingo, noviembre 21, 2004

Oratorio: Rey de Misericordia

Bitácora del Navegante. Oratorio.

Al final... el único que tiene asegurado, en toda la historia del cristianismo (y por el mismo Verbo encarnado) un lugar en el cielo, es un simple ladrón, desnudo, castigado, que no tenía ritos, ofrendas, ni nada más que ofrecer, que su reconocimiento como pecador, y la fe sobre Aquél que a su lado, sin culpa, era igualmente condenado.

sábado, noviembre 20, 2004

Descontexto. Paloma mía...

Bitácora del Navegante. Descontexto.

"No son ideas descarnadas, no es palabrería, lo que el canto nos trasmite; es un balbuceo de amor. Ella sabe lo que vale para su amor. Ella lo sabe apreciar; él es ágil, es agradable, es bello, es fuerte. Ella sabe reconocer la grandeza que hay en él, pero también sabe que ésta grandeza está a su servicio. Lo que aquí se expresa es la emoción, el bullicio, la impaciencia de un amor juvenil. La calma solo la recuperará con la presencia del muchacho amado.
Lo que ella desea es un amor tan fiel y tan fuerte, que ni la distancia, ni el tiempo lo puedan separar.
Hay un viejo dicho italiano: "el amor mata al tiempo y el tiempo mata el amor". No es un disparate, es una terrible verdad. Las dos frases son ciertas, todo depende de la clase de amor, y aquí lo que se quiere es un amor que supere todo: más fuerte que el tiempo, un amor que no conozca las distancias, que no se canse, que no se amedrente.
El poema nos habla del afuera y del adentro, de la impaciencia y de la calma. Afuera está el emocionado y ansioso joven, que ha pasado largo tiempo corriendo y brincando. Adentro está la joven quietecita, gozando con calma esta situación. Es otra vez la voz del deseo: Ella ansía que él esté a su lado, ansía sentirse amada, pero en serio, con un amor que venza todos los obstáculos. Ella quiere ser el centro de este amor tenaz. En su voz emocionada se dan la mano, el ímpetu y el deseo.
Como la primavera es un amor que comienza. Como la primavera, su amor está caracterizado por la vitalidad y el esplendor.
El corazón de la amada había olfateado la cercanía del amado. Lo había transformado en gamo y en venado. El amor la había preparado para escuchar hasta el silencio del amado.
El amor que se muestran es juvenil, tierno, primerizo. Es amor de novios, de jovencitos."

Paloma mía que anidas entre
los huecos de las peñas,
en las grietas del barranco,
déjame ver tu figura,
déjame escuchar tu voz,
porque es muy dulce tu voz
y es hermosa tu figura".


"La paloma barranqueña se caracteriza por su fidelidad y su ternura. Para él eso es ella: casta, recatada, cariñosa, sencilla.
Con el sólo hecho de verla y de oírla, él se siente contento.
La respuesta de ella es más que clara: ella quiere la posesión mutua, la entrega total. Ella quiere que él se goce en ella y con ella, sólo que aún no ha llegado el tiempo tan deseado."

"Esta es, por supuesto, pura poesía. Es un canto de enamorados. Ella canta y él también. Canta el uno al otro, canta a lo que han recibido del amor.
Es un amor que comienza como la vida en la primavera. Es un amor puro, discreto en ella, caballero en él.
Es un canto a la vida, es un canto al amor, que le da el sabor a la vida."

"Ella es lo más bello que hay en la tierra. En ella hay más belleza que la que puede tener la ciudad más bella.
Ella es hermosa y, por lo mismo, es terrible, es irresistible. Su mirada perturba y desquicia. "Me has enamorado, hermana y novia mía, me has enamorado con una sola de tus miradas". Le dice a la amada en otro sitio
"Por una mirada de tan lindos ojo, apagan sus luces las blancas estrellas" dice nuestra vieja canción. Con su mirada ella lo despertó al amor y desde entonces no puede calmarse.
El hombre, el conquistador, ante la mirada de la mujer se siente conquistado, y a ella, decidida y fuerte le implora su favor. El no se cansa no se avergüeza de repetir la fascinación que siente por su amada.
Su amada es sólo una, pero suya. Es sólo una, pero le pertenece a él de verdad y le pertenece todita, mientras que para el rey o sea para el que "tiene" esposas, queridas y concubinas —una mujer es sólo un corto pasatiempo. Esta clase de relación ha hecho de ella una mujer única, la ha hecho sin mancha, la ha hecho mujer. Por esta clase de relación él sabe lo que ella vale: es su torcacita, y como mujer no tiene nada que criticarle. Por eso puede ella gozar con él, por eso puede disfrutar con su amor, por eso puede hacer que él sienta con ella, con el encanto de su cuerpo, un frescor paradisiaco.
(El versículo 12 del capítulo 6 es el más difícil de cantar. Hasta ahora no hay explicación satisfactoria. Se cree que el texto está dañado irreparablemente, y que incluso así le pareció a un copista antiguo que escribió: "yo no entiendo")..."

El Cantar de los Cantares y el Amor humano, José Cárdenas Pallares

viernes, noviembre 19, 2004

Tintas: Rezagos

Bitácora del Navegante. Tintas.

¡Ay, cómo me hallo solo y sin abrigo
desde que el amoroso, dulce y llano
sol de mis ojos ya no está conmigo!
Francesco Petrarca

A veces la tierra cruje, tiembla toda de dolor en sismos poderosos, devastadores. Y todo el poder y la furia, la fuerza de ese movimiento estaba reprimida en su interior...

REZAGOS

I

En el estómago un volcán
en erupción de lava ardiente,
un hormiguero en la cabeza
de insectos que a millones corren
asustados por avispas que aletean
fundiendo el caos en Caos;
una mano temblorosa,
ansiosa, y que de golpe
se hace vieja en cada letra;
y los ojos, siempre inquietos
como buscando,
humedos, preparados
a lloriquear si te recuerdo
o a cerrarse fuerte fuerte
como intentando no ver,
negar el hecho imposible
de que no estas aquí,
presente, palpable,
real, concreta,
mujer.

II

Dame una hoja en blanco,
por Dios, que me desangro!
una hoja para volcar el llanto,
para partirme la cabeza
que me duele tanto,
para volcar este alma espesa
que en negro ensucia de espanto
la superficie de blanco-jazmín,
y luego cubra como un manto
mi ardiente sangre carmín.
Ella lejos... y la extraño tanto,
que en agua y tinta se me va la vida
sobre una hoja, una hoja en blanco.

III

Te llevaste la mitad de mi alma en la valija,
la mitad que tiene tu forma e imagen,
que completa mi vida y le da sentido.
Mi corazón también se fue contigo,
detrás de tus latidos,
a los que fue unido
y que la distancia no pudo o podrá separar.
Pero, Ay!, cuanto duele tanta ausencia,
carecer de las quejas de la rutina,
de los besos en la noche,
de la dulzura que, todos los días,
me causa escucharte, mi amor.

IV

Caminarás las calles antiguas,
te hablaran en idioma diferente,
mientras mi corazón y mi alma,
amputados, te seguirán el paso,
para estar, cuando quieras su compañía.
Y este hueco desollado en mi pecho,
cubierto, escondido por cascadas de lágrimas,
aguardará el regreso, mi vida.

V

La Libertad ansiosa,
espera cabalgar veras de ríos café con leche
y cielos de postal.
De riendas ligada a la suerte
de tus Manos Brujas,
la Libertad te espera.

VI

Precioso amor, dulce amor:
de historia te cubres la frente,
de amor en el pecho, el presente,
de verde esperanza, de fruto;
el futuro aguarda en tu seno.

VII

Por el celo de tu amor
es infierno hallarte lejos;
hallarte, vivir imaginándote
lejos, morir necesitándote.
Y entre vivir y morir
esta agonía, este hechizo trágico...
Que los dioses puedan deshacer!
Para durar la vida,
para volver a ser.

VIII

Y finalmente el fuego,
que todo lo abrasa,
que nos brindó la chispa
que consume nuestro amor,
invadirá los restos de mí,
del mundo en mis memorias.
Y será entonces, no nada,
sino cenizas y ruinas,
sueños en carbones,
humo de una vida,
rezagos del amor.

jueves, noviembre 18, 2004

Tintas. Florece en Invierno

Bitácora del Navegante. Tintas.

¡Ay, amor,
que se fue por el aire!...

Baladilla de los tres ríos, Federico García Lorca


Con el estupor de quien se ha visto arrebatado
del todo, en un instante;
Con el alma inmóvil de quien ve perderse
la vida, de repente,
Como si un órgano vital descubriera faltante,
Así sufro: sin tus besos, con tu piel ausente.


Desmembrado en carne viva y dolorosa,
arrancado el corazón,
con la mirada perdida en nada,

vago muriendo los días
-pues no hay consuelo que pueda hallar la razón-
hasta sentir de nuevo, tus caricias, mías.



miércoles, noviembre 17, 2004

Revisiones. Amor y Matrimonio

Bitácora del Navegante. Revisiones.


"Que estamos frente a una de las crisis más graves por las que ha pasado la humanidad es una evidencia que no necesita demostración. El ser humano siente que todos aquellos valores que albergaron la vida durante generaciones hoy ya no cuentan, como bien vaticinó Nietzsche, y en su lugar sufrimos una sociedad donde lo único que parece contar es la eficiencia y el dinero. ¿Le parece poco abismo? Y, sin embargo, creo, a pesar del como usted bien dice infatigable olor de la guerra, que un tiempo predominantemente espiritual puede estar a las puertas."

Ernesto Sábato


El futuro de la humanidad se fragua en la familia!
Por consiguiente es indispensable y urgente que todo hombre de buena voluntad se esfuerce por salvar y promover los valores y exigencias de la familia. A este respecto, siento el deber de pedir un empeño particular a los hijos de la Iglesia. Ellos, que mediante la fe conocen plenamente el designio maravilloso de Dios, tienen una razón de más para tomar con todo interés la realidad de la familia en este tiempo de prueba y de gracia.
Deben amar de manera particular a la familia. Se trata de una consigna concreta y exigente. Amar a la familia significa saber estimar sus valores y posibilidades, promoviéndolos siempre.
Amar a la familia significa individuar los peligros y males que la amenazan, para poder superarlos.
Amar a la familia significa esforzarse por crear un ambiente que favorezca su desarrollo.
Finalmente, una forma eminente de amor es dar a la familia cristiana de hoy, con frecuencia tentada por el desánimo y angustiada por las dificultades crecientes, razones de confianza en sí misma, en las propias riquezas de naturaleza y gracia, en la misión que Dios le ha confiado: "Es necesario que las familias de nuestro tiempo vuelvan a remontarse más alto. Es necesario que sigan a Cristo".
Corresponde también a los cristianos el deber de anunciar con alegría y convicción la "buena nueva" sobre la familia, que tiene absoluta necesidad de escuchar siempre de nuevo y de entender cada vez mejor las palabras auténticas que le revelan su identidad, sus recursos interiores, la importancia de su misión en la Ciudad de los hombres y en la de Dios. La Iglesia conoce el camino por el que la familia puede llegar al fondo de su más íntima verdad. Este camino, que la Iglesia ha aprendido en la escuela de Cristo y en el de la historia, -interpretada a la luz del Espíritu- no lo impone, sino que siente en sí la exigencia apremiante de proponerla a todos sin temor, es más, con gran confianza y esperanza, aun sabiendo que la "buena nueva" conoce el lenguaje de la Cruz. Porque es a través de ella como la familia puede llegar a la plenitud de su ser y a la perfección del amor.
Joannes Paulus PP. II


Para llegar a la institución moderna del matrimonio basado en el amor cristiano, me es indispensable recordar -con mi modesta y mala memoria- el carácter de los vínculos que unieron a hombres y mujeres, más allá del libro sagrado.
Durante o finalizada la adolescencia -común edad núbil- se ha celebrado en la historia el matrimonio. Generalmente matizado religiosamente, el nuevo estado permite no desagradar a la autoridad humana y divina, en el ejercicio de los derechos de la unión conyugal y el nacimiento de una nueva familia.
En épocas de la Grecia clásica, el enamoramiento como motor de ésta unión era visto como una locura. Platón (429-347 a. C.) considera los trastornos mentales en parte orgánicos, éticos y divinos. En Fedro, uno de sus más famosos Diálogos clasifica la locura en cuatro tipos: Profética, Teléstica, Poética y Erótica). Los griegos no conectaron necesariamente el amor con el matrimonio, sino mas bien con el culto a la belleza, masculina o femenina, y a la juventud. Razones económicas, políticas o sociales harán factible una comunión, que no siempre debe considerarse egoísta: hoy parece lógico que una sociedad que considera al amor poético o erótico una enfermedad, no tuviese origen en tales atracciones. Quizás el amor por excelencia fuese considerado el homosexual, porque era "naturalmente" falto de tales deseos.

Sus herederos romanos fueron los creadores del "ius civile", que aún hoy rige nuestras uniones sociales, o "legales". Pero visto desde éste punto de vista humano y material, la familia pasa a ser patrimonio del Pater Familiae, quien gobierna una pequeña ciudad. Los lugares donde encontrarse con el amor y el deseo? A veces en la casa, a veces en las famosas bacanales.
Cuando el emperador Constantino abrazó la fe católica como la única del Imperio, el amor ingresará de a poco a integrar esencialmente el matrimonio (con avances y retrocesos...).

En la Edad Media, tener simplemente sexo puede no ser una ofensa, pero hacerlo con una mujer a la que se ama y valora es un gran pecado.
Nace el amor cortesano, en una clandestina y amargada relación cargada defrustraciones. Eran supuestamente espirituales "y levantaban el espíritu".
El matrimonio era un expediente de transacción finaciera. Usualmente tenía lugar a los 14 o 16 años, y algunas veces a los 2 o 3 años e incluía la dote, más solvencia económica y ganancias de propiedad.
Probablemente no existiese amor dentro del matrimonio, pero el dolor y la frustración del amor del cortejo era considerado emocionalte, delicioso y excitante : "amor verdadero" era besarse, tocarse, acariciarse y tal vez hacer contacto.
Este amor cortés (que idealiza al sujeto del amor, a la dama pretendida e imposible) introduce por primera vez -y por lo tanto en forma revolucionaria- los elementos emocionales dentro de las relaciones amorosas entre un hombre y una mujer.

Sin embargo, como lo refleja una reciente película, el amor fuese el motivo de unión de las parejas pobres.

Enrique VIII fue la primera figura en combinar el amor y el matrimonio. Muchas veces se agitan banderas honorables por razones que no lo son tanto... El sostuvo una larga batalla con el papa Clemente VII acerca de su divorcio y consecuentemente su matrimonio con Ana Bolena. (Finalmente, terminaría "creando" su propia religión).
Renacimiento. Vuelve la cultura clásica, donde el sexo no aparece pecador y disgustante como la iglesia lo proyectaba. La clase media empieza a asociar el amor con el sexo.


En el siglo XVII empezó a desarrollarse un concepto completamente nuevo, de que los matrimonios jóvenes deberían vivir solos en su vivienda propia.

Iluminados... a mediados del siglo XVIII, el amor emocional es proscrito por las clases superiores e intelectuales que guían como una hermana mayor a las "inferiores" por la razón. Se quiere un acercamiento más estable y productivo. El emocionalismo se vuelve intolerable para el hombre racional. Buscando mujeres de intelecto, separan la mente -universal- del cuerpo -diferenciado-.

Durante la etapa del capitalismo y la revolución industrial, el maquinismo, la concepción de "empresa" tentará al patrón a ver a los hombres como "ruedas y engranajes". La prosperidad fue tal que se pudo desarrollar el sistema de las escuelas públicas. Con la revolución industrial, los hijos empezaron a moverse fuera de la casa, privando a la mujer de muchas de sus funciones. El hombre razonable y acaudalado no necesita que su mujer trabaje. El se concentra más en la mujer como valor de pareja de amor. Los conceptos se desarrollan juntos. Con su dulce esposa y ama de casa, creció un nuevo estilo de vida patriarcal. En los años de 1840, la nueva clase media empezó a crecer rápidamente. Los capitalistas fueron acelerando económicamente la disolución de la diferencia de clases y las ligas sociales y sus represivas costumbres.

Con la aparición del Victorianismo, el control urbano de las emociones de uno empieza a perder popularidad para dar paso a la "sensibilidad": los hombres se hicieron tímidos, inhibidos y miedosos de soportar un rechazo, y comienzan a alejarse de la sexualidad: preferían a la mujer tímida y virginal. El victorianismo se sentó en standars de alta moral, la familia cercanamente unida coincidía en los puntos de vista para glorificar a la mujer. Al mismo tiempo, la prostitución se dispersó y la estructura del matrimonio fueron desboronándose como la rebelión de la mujer en contra de la opresión. Empieza a glorificar el estado de la mujer, con un concepto que nace en el Renacimiento; la personalidad parásita de la mujer: las mujeres deberían ser modestas, virtuosas y dulces. Deberían ser débiles y ansiosas de ser soportadas económica, social y moralmente por el hombre. También el estar dominadas por un hombre fuerte.
El Victorianismo es finalmente -en parte-, vencido por la racionalidad capitalista: el voto femenino, las reformas del divorcio y el amor libre.


Un modelo americano de amor romántico combina actividad sexual, afectiva relación amistosa y funciones familiares, todo en una relación. La atracción romántica no sólo empieza a ser deseable, pero empieza a ser aceptable basada en escoger un compañero para la vida. Con esta forma del amor romántico, los deseos sexuales de ambas partes podrían ser satisfechos entre el matrimonio. Todas las ternuras y excitaciones del amor romántico podrán coexistir con los cuidados del hogar y el criar niños.

El amor libre y el matrimonio abierto fueron desarrollados en el siglo 20 junto con la poligámia progresiva vía repetidos matrimonios y divorcios.
El disfrute sexual fue aceptado como un derecho humano, individual.

Esta necesidad del desarrollo de un amor propio, promoverá los temas de amor, corazón quebrado y aventuras y desventuras popularizadas en las novelas.

Hacer "citas" en 1920 comienza como una nueva selección se hace necesaria en la vida de la ciudad. La tímida femenina empezó a ser descartada. La parte crucial de citas era libre de obligación mientras que los jóvenes aprendieran y experimentaran.

Las relaciones premaritales comienzan a ser más abiertas e íntimas que en el pasado. Los compañeros potenciales son algo práctico para conocerse mutuamente.

Re-renacimiento? Vuelta al Imperio Romano?: rige el derecho civil, la emancipación económica y legal de la mujer, la vida pudiente en la ciudad.
Los niños se convierten en un lujo en lugar de capitales.
El disfrute del sexo se convierte en derecho de todos
Sin embargo, mientras que el romano busca el amor o el deseo fuera del matrimonio, el hombre del SXX trata de mantenerlo dentro... y si no, se divorcia y se prepara para otro matrimonio.
Es cierto que los sentimientos románticos no son únicamente para los amantes adolescentes, sino también para las parejas de matrimonios largos. Y si bien las mujeres ganaron el derecho de ser iguales al hombre, muchas mujeres sufren el miedo de las demandas de la alternativa para ser iguales.
El matrimonio puede ser el camino hacia la pérdida de igualdad...
Y sin la razón de sus vidas (la independencia) las esposas experimenten insatisfacción, disminución de amor propio, y aburrimiento.
La mayoría de las mujeres están confundidas con el papel que ellas deben desempeñar y realmente no saben que desean de la vida. Censos de dos campos universitarios indicaron que en un 40% de los estudiantes mixtos admitidos, las mujeres se hacen las tontas con los hombres interesantes porque muchos hombres se sienten amenazados por mujeres inteligentes (M. Kamarovsky, La mujer en el Mundo Moderno, Little Brown & Co., 1953).



Redescubriendo el amor.

Reviso las notas, los libros, los artículos. Siempre es bueno volver a la fuente, a los cimientos, a los orígenes de nuestras convicciones para replantearlas, y examinarnos.
No hay mejor vínculo que el basado en el amor. Hubo un enviado, un anunciador de buenas nuevas que lo propagó como "primer mandamiento".
Formas... Formalidades.... todo es historia para mí. No importa todo lo que ha pasado sino para darnos cuenta de lo que nos puede pasar.
Interpretamos, a través de la historia, diferentes formas de unirnos en pareja.
Creo que una sóla Persona estableció el puente eterno entre marido y mujer. Y nunca se ocupó de las costumbres, de las conveniencias, de los intereses, de las formalidades (recordar la paradoja de los siete hermanos y la viuda).
Se ocupó de anunciar al amor verdadero, como fuente de unión... de salvación.
Ojalá en este sentido cambiemos la historia... del futuro.

Hablan los monjes...
Hablan los Obispos...

Habla el Pontífice...

El amor conyugal
8. La verdadera naturaleza y nobleza del amor conyugal se revelan cuando éste es considerado en su fuente suprema, Dios, que es Amor, "el Padre de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra".
El matrimonio no es, por tanto, efecto de la casualidad o producto de la evolución de fuerzas naturales inconscientes; es una sabia institución del Creador para realizar en la humanidad su designio de amor. Los esposos, mediante su recíproca donación personal, propia y exclusiva de ellos, tienden a la comunión de sus seres en orden a un mutuo perfeccionamiento personal, para colaborar con Dios en la generación y en la educación de nuevas vidas.
En los bautizados el matrimonio reviste, además, la dignidad de signo sacramental de la gracia, en cuanto representa la unión de Cristo y de la Iglesia.
Sus características
9. Bajo esta luz aparecen claramente las notas y las exigencias características del amor conyugal, siendo de suma importancia tener una idea exacta de ellas.
Es, ante todo, un amor plenamente humano, es decir, sensible y espiritual al mismo tiempo. No es por tanto una simple efusión del instinto y del sentimiento sino que es también y principalmente un acto de la voluntad libre, destinado a mantenerse y a crecer mediante las alegrías y los dolores de la vida cotidiana, de forma que los esposos se conviertan en un solo corazón y en una sola alma y juntos alcancen su perfección humana.
Es un amor total, esto es, una forma singular de amistad personal, con la cual los esposos comparten generosamente todo, sin reservas indebidas o cálculos egoístas. Quien ama de verdad a su propio consorte, no lo ama sólo por lo que de él recibe sino por sí mismo, gozoso de poderlo enriquecer con el don de sí.
Es un amor fiel y exclusivo hasta la muerte. Así lo conciben el esposo y la esposa el día en que asumen libremente y con plena conciencia el empeño del vínculo matrimonial. Fidelidad que a veces puede resultar difícil pero que siempre es posible, noble y meritoria; nadie puede negarlo. El ejemplo de numerosos esposos a través de los siglos demuestra que la fidelidad no sólo es connatural al matrimonio sino también manantial de felicidad profunda y duradera.
Es, por fin, un amor fecundo que no se agota en la comunión entre los esposos sino que está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas. "El matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la procreación y educación de la prole. Los hijos son, sin duda, el don más excelente del matrimonio y contribuyen sobremanera al bien de los propios padres"
Humanae Vitae

"En efecto, por una parte existe una conciencia más viva de la libertad personal y una mayor atención a la calidad de las relaciones interpersonales en el matrimonio, a la promoción de la dignidad de la mujer, a la procreación responsable, a la educación de los hijos; se tiene además conciencia de la necesidad de desarrollar relaciones entre las familias, en orden a una ayuda recíproca espiritual y material, al conocimiento de la misión eclesial propia de la familia, a su responsabilidad en la construcción de una sociedad más justa. Por otra parte no faltan, sin embargo, signos de preocupante degradación de algunos valores fundamentales: una equivocada concepción teórica y práctica de la independencia de los cónyuges entre sí; las graves ambigüedades acerca de la relación de autoridad entre padres e hijos; las dificultades concretas que con frecuencia experimenta la familia en la transmisión de los valores; el número cada vez mayor de divorcios, la plaga del aborto, el recurso cada vez más frecuente a la esterilización, la instauración de una verdadera y propia mentalidad anticoncepcional.

En una página justamente famosa, Tertuliano ha expresado acertadamente la grandeza y belleza de esta vida conyugal en Cristo: "¿Cómo lograré exponer la felicidad de ese matrimonio que la Iglesia favorece, que la ofrenda eucarística refuerza, que la bendición sella, que los ángeles anuncian y que el Padre ratifica?... Qué yugo el de los dos fieles unidos en una sola esperanza, en un solo propósito, en una sola observancia, en una sola servidumbre! Ambos son hermanos y los dos sirven juntos; no hay división ni en la carne ni en el espíritu. Al contrario, son verdaderamente dos en una sola carne y donde la carne es única, único es el espíritu"
Tertuliano, Ad uxorem, II, VIII, 6-8: CCL, I, 393.

"El Creador del mundo estableció la sociedad conyugal como origen y fundamento de la sociedad humana"; la familia es por ello la "célula primera y vital de la sociedad". La familia posee vínculos vitales y orgánicos con la sociedad, porque constituye su fundamento y alimento continuo mediante su función de servicio a la vida. En efecto, de la familia nacen los ciudadanos, y éstos encuentran en ella la primera escuela de esas virtudes sociales, que son el alma de la vida y del desarrollo de la sociedad misma. Así la familia, en virtud de su naturaleza y vocación, lejos de encerrarse en sí misma, se abre a las demás familias y a la sociedad, asumiendo su función social. La vida familiar como experiencia de comunión y participación
Celebración del matrimonio y evangelización de los bautizados no creyentes.
Precisamente porque en la celebración del sacramento se reserva una atención especial a las disposiciones morales y espirituales de los contrayentes, en concreto a su fe, hay que afrontar aquí una dificultad bastante frecuente, que pueden encontrar los pastores de la Iglesia en el contexto de nuestra sociedad secularizada. En efecto, la fe de quien pide desposarse ante la Iglesia puede tener grados diversos y es deber primario de los pastores hacerla descubrir, nutrirla y hacerla madurar. Pero ellos deben comprender también las razones que aconsejan a la Iglesia admitir a la celebración a quien está imperfectamente dispuesto. El sacramento del matrimonio tiene esta peculiaridad respecto a los otros: ser el sacramento de una realidad que existe ya en la economía de la creación; ser el mismo pacto conyugal instituido por el Creador "al principio". La decisión pues del hombre y de la mujer de casarse según este proyecto divino, esto es, la decisión de comprometer en su respectivo consentimiento conyugal toda su vida en un amor indisoluble y en una fidelidad incondicional, implica realmente, aunque no sea de manera plenamente consciente, una actitud de obediencia profunda a la voluntad de Dios, que no puede darse sin su gracia. Ellos quedan ya por tanto inseridos en un verdadero camino de salvación, que la celebración del sacramento y la inmediata preparación a la misma pueden completar y llevar a cabo, dada la rectitud de su intención. Es verdad, por otra parte, que en algunos territorios, motivos de carácter más bien social que auténticamente religioso impulsan a los novios a pedir casarse en la iglesia. Esto no es de extrañar. En efecto, el matrimonio no es un acontecimiento que afecte solamente a quien se casa. Es por su misma naturaleza un hecho también social que compromete a los esposos ante la sociedad. Desde siempre su celebración ha sido una fiesta que une a familias y amigos. De ahí pues que haya también motivos sociales, además de los personales, en la petición de casarse en la iglesia. Sin embargo no se debe olvidar que estos novios, por razón de su bautismo, están ya realmente inseridos en la Alianza esponsal de Cristo con la Iglesia y que, dada su recta intención, han aceptado el proyecto de Dios sobre el matrimonio y consiguientemente -al menos de manera implícita- acatan lo que la Iglesia tiene intención de hacer cuando celebra el matrimonio. Por tanto, el solo hecho de que en esta petición haya motivos también de carácter social, no justifica un eventual rechazo por parte de los pastores. Por lo demás, como ha enseñado el Concilio Vaticano II, los sacramentos, con las palabras y los elementos rituales nutren y robustecen la fe; la fe hacia la cual están ya orientados en virtud de su rectitud de intención que la gracia de Cristo no deja de favorecer y sostener. Querer establecer ulteriores criterios de admisión a la celebración eclesial del matrimonio, que debieran tener en cuenta el grado de fe de los que están próximos a contraer matrimonio, comporta además muchos riesgos. En primer lugar el de pronunciar juicios infundados y discriminatorios; el riesgo además de suscitar dudas sobre la validez del matrimonio ya celebrado, con grave daño para la comunidad cristiana y de nuevas inquietudes injustificadas para la conciencia de los esposos; se caería en el peligro de contestar o de poner en duda la sacramentalidad de muchos matrimonios de hermanos separados de la plena comunión con la Iglesia católica, contradiciendo así la tradición eclesial. Cuando por el contrario, a pesar de los esfuerzos hechos, los contrayentes dan muestras de rechazar de manera explícita y formal lo que la Iglesia realiza cuando celebra el matrimonio de bautizados, el pastor de almas no puede admitirlos a la celebración. Y, aunque no sea de buena gana, tiene obligación de tomar nota de la situación y de hacer comprender a los interesados que, en tales circunstancias, no es la Iglesia sino ellos mismos quienes impiden la celebración que a pesar de todo piden. Una vez más se presenta en toda su urgencia la necesidad de una evangelización y catequesis pre-matrimonial y post-matrimonial puestas en práctica por toda la comunidad cristiana, para que todo hombre y toda mujer que se casan, celebren el sacramento del matrimonio no sólo válida sino también fructuosamente.
Familiaris Consortio




jueves, noviembre 11, 2004

Pensares. Sordos ruidos.

Bitácora del Navegante. Pensares.

De pronto me descubro.
Como un inspector moral, me encuentro cometiendo la infracción: estoy hablando con mi tío a oscuras en la puerta de su casa. Pero la realidad es que estoy impidiéndole que me hable, diciéndole cosas más importantes o más urgentes.
El no me oye, porque me está contando sus penas, como siempre.
Yo, cansado de oirlo como siempre, le cuento otras penas mayores; pero en realidad ni yo las escucho, las uso para no oírlo, para impedirle desahogarse como siempre, para no llenarme de sus miedos, sus dolores, su soledad. Como siempre.
Mí soledad exige prioridades. Mis dificultades me envuelven en telas de araña y mis dolores no me dejan pensar, o me incitan a ello.
No suelo contar mi desdicha. Y no lo hago ésta vez. Es una desdicha ajena.
Y sale de mi boca para hablar más fuerte, para mostrarse superior, para bajar los decibeles de la declaración ya burocrática y penosa de mi tío.
El, sin embargo, no acusa recibo y sigue hablando.
Y ahí mismo es cuando me descubro cometiendo la falta inútil: el inspector saca el talonario y me hago una boleta. Me conmina a leer a la brevedad, el texto Veritatis Splendor, de Juan Pablo II.
Y que no lo vuelva a encontrar haciendo estas cosas que sé que no debo hacer eh!

Todavía me sigo preguntando como miércoles cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro inevitablemente con lo malo en mis propias manos.
Dos mil años desde la famosa pregunta de San Pablo...

SupraPost: una hora después, en el tren suena el celular. Es mi tío que me llama para preguntarme cuándo sucedió la tragedia. Al menos me había oído...

Preguntas

Bitácora del Navegante. Preguntas.

"...una controvertida propuesta que plantea legalizar la prostitución y dedicar más servicios sociales a las mujeres de la calle..."

Mujeres "de la calle", o mujeres "en la calle?...

miércoles, noviembre 10, 2004

Pensares: El Drama y nuestro Destino

Bitácora del Navegante. Pensares.

La intención era compartir un cuento de Menapace sobre la pobreza. Pero en el texto encontré unas palabras que me atrajeron del resto, como una flor en el desierto.

"...Despacio se puso de pie, se quitó el poncho y lo tendió en el suelo. Se sacó las botas y las colocó en el centro. Luego el facón, el pañuelo, la faja y el chambergo. A cada pilcha que entregaba, el hombre se iba empobreciendo. Los grandes momentos de la vida no necesitan dramatismo. El drama es el escenario ficticio que necesitan ciertos acontecimientos cuando carecen de suficiente espesor para impactarnos por sí mismos. O cuando no han sido aceptados por la rumia y nos resultan indigestos. Por eso el hombre, sin broma ni drama, ató las cuatro puntas del poncho que contenía todo los suyo..."

Entonces vi la escena como una película: lo ví al paisano despojarse de todo, frente a la no continuidad. Un río atravezaba su camino. No era necesario cruzarlo, claro. El hombre podría haberse quedado en el mismo lado, con sus pertenencias bien adheridas al cuerpo como una segunda piel.
Creo que de haber hecho eso, hubiese justificado su conducta, para poder seguir viviendo. Nadie con conciencia puede vivir por ella castigado, debido a una elección: como seres racionales, alguna respuesta debe haber que aquiete los temblores de las manos, las agujas del corazón... y que calle esa voz que nos divide, la que hubiese justificado el otro destino.
Creo que se hubiese aferrado más que nunca a sus pertenencias: al fin y al cabo, por ellas no cruzó el río. Le bastaría la inseguridad del futuro, para atestiguar la materialidad de su presente.
No quiere perder su riqueza, y sin embargo no se da cuenta que lo que gana empobrece su fe.
En el cuento, el paisano cruza. Pero lo que me llama la atención, es ése carácter manso que le pone Menapace al tipo.
Manso pero no conforme.
No está conforme con que el río del azar le pida desnudarse para seguir, o quedarse con lo que tiene en el lugar donde está, claro.
Pero tampoco está conforme con arriesgarse y quizás perder todo lo que tiene.
Y sin anestesia iluminada, afrontando con calma este dolor de decidir, enfrenta su destino.
No es la tragedia de Antígona, la que sabía que cruzar el arroyo vedado exigiría tal vez su vida, y aún así no se detiene.
Tampoco es la concepción moral, que desprende la teología de los dioses griegos: ellos suelen jugar y entretenerse con los mortales. Y confrontar con un dios (Ulises lo sabe...) es someterse a su castigo irremediable.
No.En el cuento que transcribo, una Decisión no es una tragedia, si es el propio ser que elige, la voluntad que empuja, y la fe que ayuda.
Es un trago amargo. Es intranquilidad, miedo a la desnudez. Es un esfuerzo arriesgado.
Ninguno de los dioses nos obliga a cruzar. El río está ahí, como tentando por nada, es cierto.

Si no vas del otro lado del río, seguramente te convendrá pensar que allí no hay nada.

LA POBREZA Y LA FE

"No habrá tenido mucho. Pero lo que tenía era muy suyo. Sobre todo, porque de tanto llevarlo encima había terminado por sentir indispensables todas esas realidades: sus botas, su poncho, sus ropas, su chambergo y su facón. ¡Habían compartido tantas cosas juntos, que había terminado por encariñarse con todo eso! Más que cosas suyas, las sentía como parte de sí mismo. Como realidades de su misma historia. Al sentir consigo todas esas realidades, se sentía viviendo una historia con continuidad: historia con pasado. Y todo hombre que está en camino siente la tentación del pasado. Tentación que se concretiza en el poseer; en el no dejar. Al llegar a la orilla de ese río, la opción le resultó dura. Esa realidad del río que atravesaba como un tajo su camino, le exigía una decisión dolorosa. No es que no quisiera atravesarlo; ¡si para eso se había puesto en camino! Lo duro no estaba en vadearlo; sino en que para vadearlo debía tomar una actitud nueva frente a todas sus cosas viejas; frente a todo lo que era suyo; frente a todo lo que se le había adherido. Todo bicho exigido a dejar el pellejo, busca arrinconarse. Lo busca hasta el gusano que quiere ser mariposa. Para poder crecer hasta el volido, necesita aceptar el retiro del capullo. La rosa y el gusano lo hacen por instinto; al cristiano, por ser hombre, le toca decidirlo. Al llegar a la orilla del río, nuestro hombre se acurrucó en silencio. Antes de despojarse por afuera necesitaba unificarse por dentro. Necesitaba mirar la correntada, dejar que ella le entrara por los ojos y se le fuera corazón adentro. Necesitaba que el corazón pasase primero, para poder luego seguirlo su cuerpo. En esa actitud se le fue la tarde, y la noche le cayó encima con todo su misterio. Y en esa actitud lo pilló el lucero. Fue entonces recién cuando dijo: "sí". Un sí que lo venía arreando desde lejos. El mismo sí, que lo pusiera en movimiento al comienzo. Despacio se puso de pie, se quitó el poncho y lo tendió en el suelo. Se sacó las botas y las colocó en el centro. Luego el facón, el pañuelo, la faja y el chambergo. A cada pilcha que entregaba, el hombre se iba empobreciendo. Los grandes momentos de la vida no necesitan dramatismo. El drama es el escenario ficticio que necesitan ciertos acontecimientos cuando carecen de suficiente espesor para impactarnos por sí mismos. O cuando no han sido aceptados por la rumia y nos resultan indigestos. Por eso el hombre, sin broma ni drama, ató las cuatro puntas del poncho que contenía todo los suyo. Lo voleó tres veces como un lazo para darle impulso y lo tiró por encima de la correntada para que fuera a caer a la otra orilla. De este modo colocaba lo suyo allí donde él mismo debía llegar. Hacía que lo suyo se le adelantara para esperarlo en la meta. Y allí quedó él, en la orilla de acá, liberado de todo para poder vadear mejor ese río y urgido a vadearlo para poder encontrarse con todo lo suyo, que lo había precedido. Porque era un hombre que amaba profundamente lo suyo. Nada se ha de perder de lo que el Padre nos ha dado. Hace más de veintitrés siglos un joven salmista, al que le pasó algo parecido, le decía al Señor en un largo poema:
Yo pongo mi esperanza en vos Señor, que no quede frustrada mi esperanza (Salmo 118) "
Cuento de Mamerto Menapace.

lunes, noviembre 08, 2004

Pensares: Uno mismo.

Bitácora del Navegante. Pensares.


Quién puede disfrutar la fantasía lírica que nace de la necesidad real?

"...si observamos detenidamente en el Cancionero, nos enteramos que al poeta lo conmueven, además de las virtudes de la bella, la carne de la bella: sus ojos, sus trenzas, su boca, su piel. Es verdad que los poemas escritos para Laura, en su mayor parte, son sutilezas, razonamientos petulantes y melindrosos, cosas que Petrarca cree, pero lo que siente es absolutamente distinto: el latigazo de los sentidos y las ansiedades y desafueros del amor. Esto lo coloca en una dicotomía terrible: no es tan audaz que pueda rebelarse contra sus creencias, ni tan creyente que logre acallar, a fuerza de fe, la carga erótica de su amor. Y lo deja entrever, o se le escapa, para alcanzar una dimensión humana que ha nutrido, después, a la mejor poesía amorosa ulterior: la polisemia del sentimiento amoroso como modo de entender la divinidad y la propia poesía..."

Quién suele responder por las consecuencias de la genialidad?

"...Ser mujer, nos dirían los lectores avisados en Dante y Petrarca, significa ser criatura privilegiada. Y lo dirían firmemente aferrados al concepto de mujer angélica hecha todo espíritu e inmaterialización. De hecho, si bien tan lejos de nuestro tiempo y de nuestra mentalidad, el “dolce stil novo” nos dejó un error que aún no se ha disipado: la idea de una mujer frágil, casi inconsciente, pura proyección de los deseos masculinos en lo imponderable de la nada. El error de una mujer aburrida, que termina creyéndose emparentada con los querubines, y que, hasta una edad tardía, se consiente así misma insulsas niñerías, o, lo que es aún peor, actitudes de místico abandono a la indiscutible voluntad del hombre..."

Quién puede descubrir el desvío de las luces que llevan a la oscuridad?

"...Petrarca tenía una devoción admirada por la Virgen, madre de Cristo, pero no sentía su destino victorioso, su destino de Reina del cielo y de la tierra no lo veía posible, ¡no lo sentía posible! Y, por tanto, el único significado al que se podía reconducir todo el esfuerzo redentor del Señor era ese esfuerzo lleno de significado, pero amargo, de una vida humana no salvada. No salvada como posibilidad de cada momento, como posibilidad de riqueza, de amor al Ser, de abandono en el corazón del Padre... Para Petrarca era cierto, era cierta la grandeza de Cristo; todavía era un hijo del Medievo, era un hombre bautizado. «Encomiéndame a tu hijo, veraz hombre y veraz Dios». Sin embargo, una ola de “valores” encubre la llaneza de este reconocimiento.Nuestra vida no debe ser así, ¡ya no puede ser así! Nuestra vida es introducción, fuerza de entrada, es reclamo lleno de tutela y de seguridad; y no podemos repetir lo que Petrarca sentía de su vida terrena, cómo sentía Petrarca su camino de hombre en este mundo: esta conciencia que le reprocha, sin que el perdón transforme en grandeza la pequeñez, e incluso la mezquindad. Su conciencia teme, y no tiene momentos en que pueda acallarse sin más; su reproche es sin remedio porque Cristo no es el mediador, no es el “remediador”. En fin, Cristo, Hijo de Dios e hijo de mujer, verazmente hijo, no salvaba nada de la condición humana excepto un perdón a nosotros mismos incompleto como razón y como totalidad..."

Quién puede combinar la tragedia lírica con la celebración de la vida?

"...Elizabeth Barrett utiliza el soneto como forma poética. Su interés es adaptar su voz lírica al soneto para, de esta manera, mostrar su deseo. En este punto la autora está rompiendo una forma poemática utilizada por los poetas masculinos más históricos, como fueron Petrarca, Dante, Shakespeare, Quevedo, Lope de Vega, etc. En sus sonetos no habla desde la posición de Laura o de Beatriz, puesto que ella se erige en protagonista del texto poético aventurando una suerte de autobiografía lírica.
Además, en el soneto de composición masculina, lo que separa al amante de la amada es la distancia. Elizabeth sigue esta tradición utilizando su situación personal: la enfermedad que hace que se distancie de los demás. En el poeta masculino la distancia no desaparece, puede hacerse visual, pero la unión no es posible. En nuestra poeta, el distanciamiento va a depender del tacto, no de la vista, y puede o no romperse. De aquí que Elizabeth emplee el tropo de la distancia en los Sonetos teniendo en cuenta el tacto. En ella el espacio se eliminará a través del toque sensual y la unión de los amantes..."

Acaso hay otra respuesta que la que estas pensando?...