lunes, noviembre 29, 2004

Cartografía. Espéculo

Bitácora del Navegante. Cartografía.

Invito a visitar mensualmente el link de la revista espéculo (Link de "Madriz")
Linkeo también el título de este post, para marcar con X el tesoro.
Hay que ir a leer los artículos enteros; para muestra pongo unos botones.

Y está visto: los cuerpos inanimados también complotan...
Ved si no estos versos traicioneros.

Los enamorados juntos en la distancia

Ay! por ventura esta noche,
noche bendita de gozo,
se ha mirado mi alma en tus negros
tristísimos ojos.

Era... a distancia de un beso...
Blando soplaba el favonio,
por robar a tu labio sonrisas,
y al mío sollozos.

Nunca te adoré tan cerca,
yo, que de lejos te adoro;
nunca, nunca tan cerca alentamos
el uno del otro.

Cerca!... Tan cerca, tan cerca,
que han sido mi aliento propio
cuantos daba tu aliento a las auras
dulcísimos ósculos.

Pero, al mirarte sin lutos,
bien te dijeron mis ojos:
Ay! los lutos que deja la niña,
serán para otros?

¿Serán su placer mis penas,
y su risa mis sollozos,
y sus noches de plácido sueño
mis noches de insomnio?...

Tú lo sabes... yo, insensato,
yo nada sé. -Rompe, o rompo,
el helado crespón de la duda
que ciega mis ojos!

Del mal o del bien, mi cáliz
quiero ver lleno hasta el colmo
remontarme a las nubes ansío
o hundirme en el polvo.

Yo no sé lo que me guarda
de tu corazón el fondo:
sólo sé que tu aliento es mi aliento...
Mas oye mis votos:

Odio, por mi mal, demando,
si amor, por mi bien, no logro...
Por amor o por odio respiro!...
¡Tu amor... o tu odio!

Poesía, o "Tu amor, o tu odio", Eulogio Florentino Sanz
Los enamorados juntos en la distancia
Dr. José Antonio Bernaldo de Quirós Mateo I.E.S. Jorge Santayana. (Ávila)


Rayuela: desde París a Buenos Aires o la búsqueda del antihéroe.

"...Es conocida la historia de Ulises narrada en La Odisea, relato que marcará la interpretación histórica de Occidente, que alimentará las posibilidades de sus narraciones, la de aquel viajero que a través del mar, y a la búsqueda constante de su tierra, Ítaca, llega a sentir tan profunda la sed a su regreso, que la llamada del viaje vuelve a él para concretarse, de nuevo, en su partida hacia el mar. Recordemos los versos de Dante interpretando el mito homérico:

[…] ni la filial dulzura, ni el cariño
del viejo padre, ni el amor debido,
que debiera alegrar a Penélope,
vencer pudieron en ardor interno

que tuve yo de conocer el mundo,
el vicio y la virtud de los humanos;
mas me arrojé al profundo mar abierto,

con un leño tan sólo, y la pequeña
tripulación que nunca me dejaba.

¿Qué pasó con Ulises? ¿Qué resulta tan relevante en este mito a la hora de evaluar su trascendencia? Ulises pasó largos años en el mar, en su embarcación, con su tripulación, buscando el camino, el lugar, el tiempo para regresar a su tierra, Ítaca, donde le esperaban Penélope y Telémaco, mujer e hijo, respectivamente:

Venerable Diosa, no te enojes por eso conmigo. Sé muy bien que la prudente Penélope te es muy inferior en belleza y majestad. Ella es mortal y tú no conocerás la vejez; y, sin embargo, quiero y deseo todos los días que llegue el momento de retorno y de volver a ver mi casa. Si algún Dios me agobia todavía con infortunios en el mar, lo sufriré con ánimo paciente. He padecido demasiado sobre las olas y en la guerra; que me lleguen nuevos tormentos si es preciso.

...Horacio Oliveira, contrariamente a Ulises, no resulta ser un héroe...
En palabras de Joaquín Roy, Horacio se ha convertido en un hombre entre dos mundos.
¿Qué es lo que indica la imposibilidad de la construcción de un héroe como Ulises? Pedro Ramírez Molas nos da la respuesta en su escrito. El problema de Horacio Oliveira, como el de todo sujeto moderno, es el de la imposibilidad de la construcción de una mirada hacia el futuro:
Para escapar de la tiranía del pretérito sobre sus decisiones futuras, Oliveira renunció al proyecto, abolió su futuro.
Pero su renuncia no es del todo voluntaria, y ya hemos nombrado la imposibilidad. Es la representación del sujeto moderno, gestado en el siglo XIX con la revolución económica e industrial, que tuvo su manifiesto en el grito nietzscheano “Dios ha muerto”, y que fue creando sujetos a lo largo del siglo XX, como Kafka, Kandinski, Mahler o Julio Cortázar. De esto se hablará en el capítulo siguiente.

...Una de las características principales de lo moderno es la pérdida de la concepción global y mágico-causal del mundo. Esto es, el mito, como explicación de todo fenómeno inexplicable, queda relegado a un segundo plano. Y no ya sólo que la única explicación posible en la modernidad sea la científica, sino que, podemos decir que el sujeto, habitante de la ciudad, ha perdido toda unidad, que su identidad queda escindida, porque no existe ningún fenómeno más allá de sí mismo que le conceda una definición de lo que él es. La definición sólo puede proceder de sí mismo, y del ejercicio de su libertad como persona. El sujeto comienza a no poder explicarse las contradicciones que lleva dentro. Tal es así, que el Romanticismo acaba naufragando, a pesar de que, en un principio, el amor salva. El sujeto es un cúmulo de experiencias vividas, aisladas, sin hilo común, y que han ido desbordándolo con el paso de los años. ¿Por qué surge, si no, el impresionismo como tendencia en la pintura? Sensaciones, cúmulos de ellas llevadas, de manera aislada, en cada pincelada al óleo. Y todo ello acaba formando un conjunto perceptivo del mundo a través de ese sujeto fragmentado...

...Se crea una nueva tendencia psicológica, la neurastenia, que es la extrema inquietud del sujeto ante tanto estímulo, siempre diferente, en sus sentidos:
El fundamento psicológico sobre el que se alza el tipo de individualidades urbanitas es el acrecentamiento de la vida nerviosa, que tiene su origen en el rápido e ininterrumpido intercambio de impresiones internas y externas.
Esto le lleva a un nerviosismo constante, a una falta de explicación, de repetición, que puede acabar en una indiferencia total ante la vida, dando lugar a lo que Simmel ha llamado el tipo blasé. Este nuevo sujeto, el blasé, considera cualquier cosa que le rodee como mercancía, como producto que, mediante el dinero, podrá ser adquirido. Desde la comida, la ropa, incluso las relaciones humanas, ya sean amistad, sexo... Todo lo compra...

...Como ya se dijo en el epígrafe de descripción del flâneur, este personaje surgido en el seno del París moderno, paseante por excelencia, dedica sus horas a exhibir descripciones de las personas que se encontraba en su camino, y de las novedades de la metrópoli que habitaba, bulevares, cafés, pasajes… (recordemos el citado Constantin Guys por Charles Baudelaire). Y así, podemos atisbar que Horacio Oliveira llega al París de mediados del siglo XX con las mismas inquietudes, con la misma neurastenia que ese flâneur ya descrito:

En pleno contento precario, en plena falsa tregua, tendí la mano y toqué el ovillo París, su materia infinita arrollándose a sí misma, el magma del aire y de lo que se dibujaba en la ventana, nubes y buhardillas; entonces no había desorden, entonces el mundo seguía siendo algo petrificado y establecido, un juego de elementos girando en sus goznes, una madeja de calles y árboles y nombres y meses.

Claras son las palabras de Cortázar en los dos primeros capítulos, donde podemos ver a Horacio, en la extrema soledad que brinda una metrópoli moderna como la parisina, en la fragmentación del sujeto a niveles macroscópicos, buscar a la Maga por todos aquellos cafés, y calles, y bulevares, en la descripción impresionista de los mismos, a través de la música, de las reuniones y de los recuerdos...

...Horacio Oliveira y la Maga jugaban a ser flâneurs, intuyendo, sintiendo en sí mismos el placer, ese único placer que da la ciudad moderna, la metrópoli, el ser sin tener que ser, el encontrarse, en el paseo, como si nunca hubiesen decidido hacerlo:

Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos...

Rayuela: desde París a Buenos Aires o la búsqueda del antihéroe.
Nieves Soriano Nieto