Tintas: Rezagos
Bitácora del Navegante. Tintas.
¡Ay, cómo me hallo solo y sin abrigo
desde que el amoroso, dulce y llano
sol de mis ojos ya no está conmigo!
Francesco Petrarca
A veces la tierra cruje, tiembla toda de dolor en sismos poderosos, devastadores. Y todo el poder y la furia, la fuerza de ese movimiento estaba reprimida en su interior...
REZAGOS
I
En el estómago un volcán
en erupción de lava ardiente,
un hormiguero en la cabeza
de insectos que a millones corren
asustados por avispas que aletean
fundiendo el caos en Caos;
una mano temblorosa,
ansiosa, y que de golpe
se hace vieja en cada letra;
y los ojos, siempre inquietos
como buscando,
humedos, preparados
a lloriquear si te recuerdo
o a cerrarse fuerte fuerte
como intentando no ver,
negar el hecho imposible
de que no estas aquí,
presente, palpable,
real, concreta,
mujer.
II
Dame una hoja en blanco,
por Dios, que me desangro!
una hoja para volcar el llanto,
para partirme la cabeza
que me duele tanto,
para volcar este alma espesa
que en negro ensucia de espanto
la superficie de blanco-jazmín,
y luego cubra como un manto
mi ardiente sangre carmín.
Ella lejos... y la extraño tanto,
que en agua y tinta se me va la vida
sobre una hoja, una hoja en blanco.
III
Te llevaste la mitad de mi alma en la valija,
la mitad que tiene tu forma e imagen,
que completa mi vida y le da sentido.
Mi corazón también se fue contigo,
detrás de tus latidos,
a los que fue unido
y que la distancia no pudo o podrá separar.
Pero, Ay!, cuanto duele tanta ausencia,
carecer de las quejas de la rutina,
de los besos en la noche,
de la dulzura que, todos los días,
me causa escucharte, mi amor.
IV
Caminarás las calles antiguas,
te hablaran en idioma diferente,
mientras mi corazón y mi alma,
amputados, te seguirán el paso,
para estar, cuando quieras su compañía.
Y este hueco desollado en mi pecho,
cubierto, escondido por cascadas de lágrimas,
aguardará el regreso, mi vida.
V
La Libertad ansiosa,
espera cabalgar veras de ríos café con leche
y cielos de postal.
De riendas ligada a la suerte
de tus Manos Brujas,
la Libertad te espera.
VI
Precioso amor, dulce amor:
de historia te cubres la frente,
de amor en el pecho, el presente,
de verde esperanza, de fruto;
el futuro aguarda en tu seno.
VII
Por el celo de tu amor
es infierno hallarte lejos;
hallarte, vivir imaginándote
lejos, morir necesitándote.
Y entre vivir y morir
esta agonía, este hechizo trágico...
Que los dioses puedan deshacer!
Para durar la vida,
para volver a ser.
VIII
Y finalmente el fuego,
que todo lo abrasa,
que nos brindó la chispa
que consume nuestro amor,
invadirá los restos de mí,
del mundo en mis memorias.
Y será entonces, no nada,
sino cenizas y ruinas,
sueños en carbones,
humo de una vida,
rezagos del amor.
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