jueves, enero 31, 2008

Catalejos. Berretín rosarino.

Bitacora del Navegante. Catalejos.

Hugo y María Sol, de Rosario, finalizan una travesía cuyo destino fue El Buceo (Montevideo, R.O. del Uruguay), con escalas en puertos deportivos como Colonia y Riachuelo.
Comparten el placer de navegar, y estas bonitas fotos.
Gracias y Buenos vientos!.












 


sábado, enero 26, 2008

Descontexto. Ramón Gómez de la Serna.

Bitacora del Navegante. Descontexto.

"El arco del violín cose como aguja con hilo
notas y almas, almas y notas".
Greguerías. Ramón Gómez de la Serna.



Es inevitable (y sumamente confortable) detenerse en algún momento literario de la vida sobre las huellas de Ramón Gómez de la Serna.
Escritor español, vanguardista en las primeras décadas del siglo XX, se rebela, multiplica y esparce entre los géneros, como de rama en rama.
Con las "greguerías" expresa una visión personal y sorprendente de un aspecto de la realidad:
"
Cuando se caen las tijeras al suelo parece que se ha caído un gimnasta del trapecio".
"Tenía una boca tan perfecta que se dudaba si la podría abrir"
"En el cisne se unen el ángel y la serpiente".
 


Transcribo algunos párrafos de sus obras, para un fin de semana más que agradable. Salúd.

Los senos cuyo valor desconoce el dueño.

Nadie jamás había tocado sus senos. Habían tenido una perfecta seriedad en su pecho. Estaban reservados para que muriesen inactivos en el árbol solitario.
No supo él los senos nuevos e intactos que se llevaba, los senos de miel que tenía entre manos. La noche de sus bodas aquella mujer debió buscar el amante que se diese cuenta. ¡Qué irreparable pérdida!
En aquella noche, como todas las noches, perdieron su fragancia los senos preciosos en las manos del tratante de naranjas.
"Senos", 1923.

Exito del sifón.
Pasan y pasan carros de sifones con sus picos corvos y plateados, se ven niños, niñas y mujeres que llevan un sifón agarrado por el cuello y en muchas casas se ve al sifón simple, al sifón azul -deben estar mal de la vista sus burbujas- y el sifón reforzado para no ser peligroso si estallase, porque tiene un revestimiento de metal que le blinda por si acaso.
-Tráigame una botella de agua con agujeritos.
-Ya sé... De esa agua que sabe a pie dormido.
-Eso mismo... Ya me entiende... Agua con hipo.
...
Mis jóvenes discípulos que han asistido a estas propagandas mías sobre el sifón han entrado en la girovaguez delirante y si uno ha dicho que "el sifón es la radiografía del elefante" otros han escrito recordando a ratos mis sifonadas y otras veces yendo más allá. "La soda es agua con viruelas. Es un rollo de pianola líquido. Es un gruyere embotellado. Es un golf en miniatura. Es el cacto de las aguas minerales. Es un agua sin afeitar. Es un agua estampada a lunares. Es agua con baches. Es agua con cremallera. Es un boleto de tranvía al final del viaje y un día en que les tocó subir a los inspectores. Es el negativo de la lluvia, porque la lluvia es agua rodeada de nada cayendo hacia abajo, y la soda es nada rodeada de agua subiendo hacia arriba. Es un leopardo húmedo. Dos litros de soda equivalen a uno de agua, porque la soda hace trampa. Si las plantas se regasen con soda, crecerían arrugadas. Cuando la soda tiene sarampión, se le llama "naranjada". Y cuando tiene ictericia, se le llama "limonada". Para distinguir el agua de la soda bastará con ponerlas sobre una superficie lisa: el agua se deslizará suavemente mientras que la soda lo hará a saltitos."
Gollerías, 1946.

Tango.
El tango es un tablón para los náufragos y un abismo para las mujeres.
Tocan otras músicas para que se cierren las heridas, pero el tango toca y canta para que se abran, para que sigan abiertas para recordarlas, para meter el dedo en ellas y abrirlas al sesgo.
El tango toma en serio el motivo que invoca, llora el dolor y después vienen unos pasitos burlones, un traspiés grotesco, un juego en el dolor, un hacer chacota tarareada con su propio sentimentalismo.
Tiene sones a cartera vacía, a cartera de la no fortuna, del fracaso económico, de todo lo que no pudieron reunir. Suena entonces a pobreza en plena juventud.
El tango es el refunfuño de Buenos Aires y sus desterrados su tribulación musical, su estertor sentimental, su temblor neurótico, su ronquido sensual, su arco iris privativo.
"Interpretación del tango", 1949.

Las jaurías de la luna.
Había tanta luna aquella noche, que la ciudad se había convertido en pueblo, y era penoso leer las largas casas enlunadas como pruebas de imprenta sin texto.
La luna inventaba ladridos, y los estadísticos de los perros se volvían locos queriendo descubrir dónde podían estar tantos perros como se oían. Eran jaurías de la invención, los verdaderos perros famélicos de la luna, los que mordisquean ese gran hueso de un mundo muerto que es la luna.
"Caprichos", 1956.




Autobiografía, Capítulo LIX. En busca de una señal.
"En mis muchos libros, si hay algo importante son las señales de esa realidad imponderable que he encontrado a través de la vida.
¿Cuál es el asa fehaciente de la realidad? ¿Ese olor de olla de arroz que acaban de limpiar? ¿Ese momento en que la gallina se baja sus bombachas y pone el huevo? ¿Ese goce de coronas cuando las flores han muerto? ¿Esa maleta nueva en que los punzones de las hebillas aún entran con dificultad en los agujeros de las correas? ¿Ese vibrar de cristales en que el cristalino del ojo entra en inquietud? ¿El disparo de esos cañoncitos de balcón que hacen su salva cuando el rayo de sol meridiano enciende la pólvora con la lupa? ¿El pío-pío de esos pájaros de alero que cuidan las cornisas? ¿El pisar el pedregullo del jardín y tomar chocolate con migas? ¿Ese espacio abandonado ingratamente por todos en la plataforma del tren? ¿Ese olor a coche frío de la vuelta de los entierros? ¿Ese cristal hecho como con alambres de niebla y detrás de cuya opaca trama se ve la más indiscreta sombra? ¿Aquellas máquinas para hacer cigarrillos que estaban entre trompetillas para sordos y máquinas de recortarse las uñas? ¿Ese babeo de la máquina del tren a la sombra del andén? ¿Quizás el ver al partir de viaje esas luces que corren a través de las ventanillas del tren parado y sin luz en la vía paralela a la nuestra?
Estoy en diálogo perpetuo conmigo mismo buscando esa señal de lo real absoluto.

No encuentro la señal, no la encuentro."

Automoribundia, 1948



martes, enero 22, 2008

Tintas. Un poco para siempre.

Bitacora del Navegante. Tintas.


Cuando me vaya se irán conmigo
los cielos en que me detuve
el sol que me dejó verte
y la hierba que me sostiene.

Pero ahora que no estás,
que no te tengo, 
todo es distinto.
Como en Otoño, se desgajan soles:
amaneceres se me cierran;
hay una isla que no conozco,
una constelación,
muchas estrellas se caen solas:
un día de lluvia, solamente llueve,
y la luna llena de hoy, sobre el río
se pierde con la corriente.

Cuando me vaya me llevaré todas,
cada una de todas las mujeres.
Y todas en cada una.
Y el beso en el parque,
bajo la sombra de la noche:
la arábiga luna,
tu mano pedida en cada ciudad de España;
las veces que viajé hacia el norte,
la vez que te esperé en el sur
y nuestro puente de letras.

Pero ahora que no estás
-cuando no espero encontrarla,
te necesito, como nunca
porque, mujer, me doy cuenta:
se que te quise
cada vez
un poco para siempre.






jueves, enero 17, 2008

Catalejos. Circuito Atlántico Sur 2008

Bitacora del Navegante. Catalejos.

Dedicada a Alicia, que anda sin deseos de leer :)
Algunas fotos de la Regata Circuito Atlántico Sur - Rolex Cup (prestadas de la página del YCA y de Capizzano) que une Olivos (Buenos Aires-Argentina) - Punta del Este (Maldonado, Uruguay). 64 embarcaciones inscriptas navegando la gama de colores que corren desde nuestro Río de la Plata hasta el Océano Atlántico. A sacarle brillo a las córneas.






















 


martes, enero 15, 2008

Descontexto. Dos viejos y el mar.

Bitacora del Navegante. Descontexto.

Quizás porque se juntaron en mi escritorio, por azar (o no), se me ocurrió comparar dos "antihéroes" de la literatura, que tienen tanto cosas en común,  como no pocas diferencias.
Uno es Timón, de Timón de Atenas, de William Shakespeare, 1608.
Otro es Santiago, de El Viejo y el Mar, de Ernest Hemingway, 1952.

Los dos son los personajes principales, y en general se nota la ausencia de la presencia femenina. (de Timón no se menciona ni su familia, Santiago es viudo).
Los dos pasan por un momento difícil en la vida, pero lo que los distingue a uno del otro, es su concepción frente al mundo.(Uno "descubre" la realidad y se da por vencido. Otro lucha).
Timón disfruta de una fortuna que comparte con sus amigos. Valora mucho la amistad y no tiene cuidado en regalar y dar el doble a quien le pide simple. No teme la adversidad porque supone que sus amigos se van a comportar como él lo hace. Hay un comportamiento ingenuo: quizás el cree que los bienes son dados para todos y así como a él le toca circunstancialmente distribuír (por demás) cree que va a recibir de la misma manera, cuando lo necesite.
Santiago tiene una vida social y económica más humilde. Es un simple pescador que perdió a su esposa y su única compañía es un pequeño aprendiz, al que pierde despues de un mes y medio de no pescar nada. Al momento del relato lleva ochenta y cuatro días sin pescar un sólo pez. Santiago cree en la suerte (y en la mala suerte, por tanto) pero no espera nada de ella: sabe que así como viene mala, viene buena. Ya antes había estado ochenta y siete días sin resultados y luego había tenido buena pesca. Santiago no pide nada: el hace lo correcto, lo que debe hacerse, para que cuando la suerte cambie como el viento, lo encuentre preparado.
Timón se ve de pronto en la bancarrota de tanto dilapidar su fortuna. Acude a sus amigos, pero como saben que derrocha el dinero, en vez de prestarle le exigen que pague lo que debe, para cobrar antes que se vaya a la ruina.
Santiago sale a pescar como todos los días. Nunca tuvo fortuna ni dependió de los demás: tiene tan sólo sus manos y su bote para ganarse el sustento, y de pronto eso apenas le sirve porque tiene una mala racha increíble. Pero él es un pescador y tiene que salir a pescar. A lo sumo, se va a internar aún más en el mar por si cambia la suerte.
Timón no puede soportar la desilusión del abandono. El mundo se derrumba ("su mundo", su creencia ingenua en la palabra, en la amistad como algo inquebrantable) y pasa de ser un filántropo a un misántropo. Odia a todos los hombres, incluso a él mismo. Se va a vivir sólo al bosque.
Santiago (por su corrección, por su suerte o por ambas) se encuentra con el pez más grande jamás pescado. Entabla una lucha titánica. Usa todos sus recursos. Y cuando está por lograrlo incluso piensa en dejarlo ir, ya que el pez es un noble animal que no hace daño a nadie. Pero, él está consciente de su lugar en el mundo. Es un pescador, vive de eso y eso es su vida.
Timón, por casualidad encuentra un filón de oro. Y como sabe por experiencia que la codicia es fuente de la miseria humana, lo reparte a cualquiera como si fuera la peste misma, y es su propio odio lo que da. Se encuentra con su mayordomo y lo aleja porque él mismo es despreciable. Su depresión no tiene vuelta atrás. De lo acontecido, no aprende nada, está tan desubicado en el despilfarro bondadoso como en la maldición general. Así, muere como si fuese un animal. Afuera el mundo sigue en su órden, un orden que Timón no supo o no quiso descifrar.
Santiago extraña a su aprendiz. Desea su compañía tanto cuando lo necesita, como cuando quiere compartir algo bueno. Pero está sólo: y sabe que volver al pueblo será casi tan difícil como haber pescado al marlín. Sabe pero no lo discute. En un momento se pregunta por qué las golondrinas, tan indefensas y pequeñas, se internan en el mar. El és una de esas golondrinas. Cuando llegue a la playa del pez no quedará nada (sólo el esqueleto que prueba que no fue un sueño). El ha luchado y sin embargo vuelve herido, cansado y sin pesca. Pero la próxima vez lo hará mejor.

Es curioso: el personaje de Shakespeare, se da por vencido y se deja morir.
Hemingway, creador del personaje que hace de la vida una batalla termina por suicidarse.

Timón / Santiago.

Es un hombre maduro / Es anciano.
Vive en una ciudad importante / Vive en un pequeño pueblo
Gozó de la fortuna / En su juventud le decían El Campeón.
Derrocha sus bienes con su gente / Es generoso con los suyos.
Quiebra y se van sus amigos / Envejece y se va quedando solo.
Va del éxtasis a la depresión / Sabe que hay tiempos buenos y malos.
Se desilusiona de los hombres / Confía en si mismo, y recibe alguna ayuda.
Termina por odiar a los hombres / No teme, pero desconfía de las tentaciones.
Se aisla por un acto de voluntad / Es solitario por carácter, oficio y suerte.
Se interna en el bosque / Su viaje es en el mar.
Habla con la naturaleza / Habla con los animales.
Encuentra un tesoro en oro / Captura el pez más grande jamás pescado.
Lo considera peste, y lo reparte / Lo aprecia pero lo pierde.
Tenía un mayordomo honrado / Tenía un niño que lo ayudaba.
Lo aprecia pero lo aleja / Lo aprecia, lo aleja y lo extraña.
La desilusión lo acaba / Acepta la mala suerte pero él hace su parte.
Muere solo a orillas del mar / Duerme? Y sueña, el niño lo acompaña.


"...En qué súbita miseria nos ha precipitado esa prosperidad! Quién no querría estar privado de fortuna, puesto que los ricos se ven miserables y despreciados? Quién querría hallarse expuesto a las burlas de un esplendor en el que la amistad no es más que un sueño, gozar un lujo y todo lo que trae consigo, si ese lujo está pintado con el mismo barniz que los falsos amigos? Pobre señor honrado, al que empobreció su propio corazón, al que arruinó su bondad! Resulta extraño y antinatural que el mayor pecado de un hombre consista en haber sido demasiado bueno!...
Flavio, Acto IV, Escena II (T. de A).
"No volváis; pero decid a los atenienses que Timón ha construído una morada eterna en una playa a la que baña la onda salada, morada que una vez al día cubrirán las olas turbulentas con su espuma rabiosa. Venid a verla, y sea vuestro oráculo la losa de mi tumba. Labios, dejad salir esas palabras amargas, y extíngase mi voz! Lo que está mal, enmiéndenlo la peste y el contagio. Las tumbas son los únicos trabajos de los hombres, y la tierra, su único salario. Sol, oculta tus rayos! Timón acabó su reinado!"
Timón, Acto V, Escena I (T. de A.)






“Tan pronto como sea de día –pensó–, me llegaré hasta el cebo de cuarenta brazas y lo cortaré también y enlazaré los rollos de reserva. Habré perdido doscientas brazas del buen cordel Catalán y los anzuelos y alambres. Eso puede ser reemplazado. Pero este pez, ¿quién lo reemplaza? Si engancho otros peces, pudiera soltarse. Me pregunto qué peces habrán sido los que acaban de picar. Pudiera ser una aguja, o un emperador, o un tiburón. No llegué a tomarle el peso. Tuve que deshacerme de él demasiado pronto.”
En voz alta dijo:
–Me gustaría que el muchacho estuviera aquí.
“Pero el muchacho no está contigo”, pensó.
“No cuentas más que contigo mismo, y harías bien en llegarte hasta el último sedal, aunque sea en la oscuridad, y empalmar los dos rollos de reserva.”
Fue lo que hizo. Fue difícil en la oscuridad y una vez el pez dio un tirón que lo lanzó de bruces y le causó una herida bajo el ojo. La sangre le corrió un poco por la mejilla. Pero se coaguló y secó antes de llegar a su barbilla y el hombre volvió a la proa y se apoyo contra la madera. Ajustó el saco y manipuló cuidadosamente el sedal de modo que pasara por otra parte de sus hombros y, sujetándolo en estos, tanteo con cuidado la tracción del pez y luego metió la mano en el agua para sentir la velocidad del bote.
“Me pregunto por qué habrá dado ese nuevo impulso –pensó–. El alambre debe de haber resbalado sobre la comba de su lomo. Con seguridad, su lomo no puede dolerle tanto como me duele el mío. Pero no puede seguir tirando eternamente de este bote, por grande que sea. Ahora todo lo que pudiera estorbar está despejado y tengo una gran reserva de sedal: no hay más que pedir.”
–Pez –dijo dulcemente en voz alta–, seguiré hasta la muerte."

...

"Finalmente el viejo despertó.
–No se levante –dijo el muchacho–. Tómese esto –le echó un poco de café en un vaso.
El viejo cogió el vaso y bebió el café.
–Me derrotaron, Manolín –dijo–. Me derrotaron de verdad.
–No. Él no. Él no lo derrotó.
–No. Verdaderamente. Fue después.
–Perico está cuidando del bote y del aparejo. ¿Qué va a hacer con la cabeza?
–Que Perico la corte para usarla en las nasas.
–¿Y la espada?
–Puedes guardártela si la quieres.
–Sí, la quiero –dijo el muchacho–. Ahora tenemos que hacer planes para lo demás.
–¿Me han estado buscando?
–Desde luego. Con los guardacostas y con aeroplanos.
–El mar es muy grande y un bote es pequeño y difícil de ver –dijo el viejo. Notó lo agradable que era tener alguien con quien hablar en vez de hablar sólo consigo mismo y con el mar–. Te he echado de menos –dijo–. ¿Qué han pescado?
–Uno el primer día. Uno el segundo y dos el tercero.
–Muy bueno.
–Ahora pescaremos juntos otra vez.
–No. No tengo suerte. Yo ya no tengo suerte.
–Al diablo con la suerte –dijo el muchacho–. Yo llevaré la suerte conmigo.
–¿Qué va a decir tu familia?
–No me importa. Ayer pesqué dos. Pero ahora pescaremos juntos porque todavía tengo mucho que aprender.
–Tenemos que conseguir una buena lanza y llevarla siempre a bordo. Puedes hacer la hoja de una hoja de muelle de un viejo Ford. Podemos afilarla en Guanabacoa. Debe ser afilada y sin temple para que no se rompa. Mi cuchillo se rompió.
–Conseguiré otro cuchillo y mandaré afilar la hoja de muelle. ¿Cuántos días de brisa fuerte nos quedan?
–Tal vez tres. Tal vez más.
–Lo tendré todo en orden –dijo el muchacho–. Cúrese las manos, viejo.
–Yo sé cuidármelas. De noche escupí algo extraño y sentí que algo se había roto en mi pecho.
–Cúrese también eso –dijo el muchacho–. Acuéstese, viejo, y le traeré su camisa limpia. Y algo de comer.
–Tráeme algún periódico de cuando estuve ausente –dijo el viejo.
–Tiene que ponerse bien pronto, pues tengo mucho que aprender y usted puede enseñármelo todo. ¿Ha sufrido mucho?
–Bastante –dijo el viejo.
–Le traeré la comida y los periódicos –dijo el muchacho–. Descanse bien, viejo. Le traeré medicina de la farmacia para las manos.
–No olvides de decirle a Perico que la cabeza es suya.
–No. Se lo diré.
Al atravesar la puerta y descender por el camino tallado por el uso en la roca de coral iba llorando nuevamente."
El Viejo y el Mar.


jueves, enero 10, 2008

Tintas. Agitación.

Bitacora del Navegante. Tintas.

Rayos.
Rayos y después
truenos allá.

Desesperada
el agua, se vuelca.

Desesperados todos,
aquí en la tierra.
Todos desesperados
por volver a la vida.

Agitación!

La palabra es agitación!
Qué significa la Vida?
La vida no existe,
Vivir
-vivir, y no la vida-
Vivir es agitación.
La agitación de un frasco,
un frasco con polvo y agua.

Somos agitados,
y así entonces somos uno.
Nos mezclamos.
Nos confundimos

Vertigamos.

Hasta que al fin,
la gravedad,
que es una Ley
-la gravedad, y no el tiempo-
la gravedad nos hace reposar,
nos separa.

Sin vértigo.
Sin confusión.

La muerte
-no morir, sino la Muerte-
la muerte es una solución
que se suspende.







jueves, enero 03, 2008

Vientos. Pampero seco.

Bitacora del Navegante. Vientos.

Martes, 01/01/08, 11:00 hs. En el Rio de la Plata interior soplaban vientos regulares del sector Norte, cuando apareció hacia el sudoeste el frente nuboso.
El Pampero, viento intenso que viene del Pacífico,  baja de la cordillera y recorre la pampa, hacia el otro mar, el Atlántico.
Junto con la Sudestada, el Pampero es uno de los fenómenos meteorológicos propios del  Rio de la Plata que piden respeto y precaución a los navegantes.
Viento temible, pero a la vez conocido, 
se asomó en las horas primeras del primer día, 
del primer mes 
del nuevo año.

"El origen del nombre se remonta a la llegada de los primero españoles al Río de la Plata a quienes les llamaba la atención un fuerte viento del sector sudoeste que aportaba aire fresco y seco. Los antiguos colonizadores observaban cambios de tiempo en nuestra región muy distintos a los que ocurrían en Europa.
Les llamaba la atención un viento norte continuo, que producía elevada temperatura y humedad y luego el pasaje de un frente frío con fuerte descenso de temperatura. Allí nació la frase "Norte duro Pampero seguro"
El aire frío que avanza desde el sur es muy seco porque perdió humedad al cruzar la cordillera. Se lo llama Pampero Húmedo cuando se producen precipitaciones inmediatamente después del frente frío y en caso contrario, Pampero Seco. Si es viento del sudoeste o sur no producen lluvias y producen tormentas de tierra; se lo llama Pampero Sucio."
Fuente


Imágenes propias.

El frente, en la popa


Acercándose hacia el río


Proa al Norte. A babor, el frente nuboso.


A estribor, un cielo claro.


Llega. El viento rota del Norte al Oeste.


Y pasa por encima buscando el noreste.  


Soplo de nuestro espíritu indomable,
viento bagual, aliento de salud,
alma de nuestra tierra inigualable,
¡respiración de América del Sud!

Grito de la llanura que reclama
su fiera y orgullosa soledad,
sos viento de una estirpe que proclama
la altivez de su ruda libertad.

¡Pampero!
¡Viento macho y altanero
que le enseñaste al gaucho
golpeándole en la cara
a levantartse el ala del sombrero!

¡Pampero!
¡Viento indómito y mañero,
de ti aprendió la raza
a corcovear furiosa
cuando quiso montarla un extranjero!


Pampero (Tango, 1935)
Música: Osvaldo Fresedo
Letra: Edmundo Bianchi