lunes, junio 13, 2005

Pensares. Sombras.

Bitácora del Navegante. Pensares.

"Estar ahí sin mandíbulas ni dientes
a donde se va el placer de perder
con el apenas inferior
de ganar..."
Son tus sombras, las que te envuelven, las que me mueren.
A persar de mi vida, con ella, me mueren.
Porque mis expiraciones también son tuyas.
Y si por amar las sombras me das la espalda,
me quedaré sólo, de frente a la oscuridad.

Thou hast said enough
Beshrew thee, cousin, which didst lead me forth
Of that sweet way I was in to despair!
Ricardo II, Acto II, escena II. W.S.

Por eso, hoy quiero gritar,
que no tengo libreto para hablar;
que no puedo decirte que hay que hacer;
que sólo quiero, ser, sin saber.
A lo sumo, gritar en un niño,
y verte desde abajo, como al Sol.




"...Pero tratemos de hablar en hombre. Oh miseria de un alma que jamás haya sentido esa necesidad de amar, en la cual se sacrifica todo por amor, de un alma que por consecuencia nunca haya podido hacerlo!. Pero si este mismo sacrificio de su amor le descubriera el medio de hacer la peor desgracia de otro, de un ser amado, qué haría?
O bien el amor perdería entonces su resorte en esa alma y de una vida de potencia caería en los herméticos escrúpulos de la melancolía y, apartándose de ese amor, no atreviéndose a asumir la acción que entrevé, esa alma sucumbirá no por no actuar, sino por la angustia de poder obrar. Pues como una carga pesa infinitamente más si se encuentra en la extremidad de una palanca y que haya que levantarla por la otra, así todo acto pesa infinitamente más haciendose dialéctico, y su peso inifito se da cuando esa dialéctica se complica de amor, cuando, lo que el amor impulsa a hacer por el amado, además, la solicitud por el amado parece en cambio desaconsejarlo.
O bien vencerá el amor, y por amor, ese hombre se atreverá a obrar. Pero en su alegría de amar (el amor es siempre alegría, sobre todo si es todo sacrificio) su tristeza profunda será... esa posibilidad misma de obrar! Por esto sólo con lágrimas cumplirá esa acción de su amor, hará el sacrificio (del cual, él tiene tanta alegría); pues siempre flota, sobre lo que llamaría un cuadro de la historia de la interioridad, la sombra funesta de lo posible.
Y no obstante, sin esa sombra reinante, habría sido su acto un acto de verdadero amor?
No se, amigo lector, lo que has podido hacer en tu vida, pero esfuerza ahora tu cerebro, rechaza todo falso espejismo, avanza por una vez al descubierto, desnuda tu sentimiento hasta en sus vísceras, abate todas las murallas que de ordinario separan al lector de su libro y entonces lee a Shakespeare... Verás entonces conflictos que te harán escalofriar! Pero delante de los verdaderos, de los conflictos religiosos, Shakespeare mismo parece haber retrocedido de temor. Acaso para ser expresados no toleren más que el lenguaje de los dioses.
Lenguaje excluído para el hombre: pues, como lo ha dicho tan bien un griego, los hombres nos enseñan a hablar, pero los dioses a callarnos..."
del Tratado de la Desesperación, Soren Kierkegaard.

V
En el sitio de las olas, pozo.
Barco de frágiles vértebras, donde existo.
Se hiela la memoria al borde
de un seno oscuro, ciego. Exilio.
Quien come siente culpa.
Quien ayuna ve caer el cielo de a pedazos.
Entonces, ¿ya se dijo todo,
historia: menos que bestia, espantajo?

Carmides, Carlos Barbarito

"Uno de los valores indiscutibles de esta obra radica en el antes y el después que marca en nuestra historia dramática. A partir de “Historia de una escalera” el teatro tendrá el noble deber de despertarnos, de ser nuestra conciencia, de poner ante nuestros ojos la realidad, las miserias que, intrínsecamente, caminan a nuestro lado; pero no para entristecernos, no para hundirnos en una escalera asfixiante... sino para salir de ella, aunque nos ocurra como a Rosa, juzgada sin piedad por sus vecinos, aunque nos ocurra como a Pepe y acabemos gastados por intentar respirar en una cárcel donde hasta el oxígeno es gris. Ese símbolo, ese punto de partida ha sido acentuado por Pérez de la Fuente. No hay época, año necesariamente determinado o determinante, aunque podamos intuirlo... La época reside en el espíritu de los personajes que suben, bajan, lloran, sueñan, ríen y mueren intentando salir o tan sólo sobrevivir en una escalera en espiral, iluminada en cada acto con la emoción de sus inquilinos. La luz con la que descubrimos cada nueva época nos avisa con antelación. Nos dice: “ El ayer está lleno de promesas. El pasado más cercano se viste con una desilusión aún niña, con un sometimiento adolescente. El hoy es el desengaño más adulto, un desencanto esperanzado... A pesar de todo”
Porque si algo quiso dejar muy claro Antonio Buero Vallejo fue que “el público debe implicarse cuando salga del teatro, si piensa que lo que allí ha ocurrido debe modificarse

Sobre Historia de una Escalera, de Antonio Buero Vallejo.

"Cuando oigas a un niño preguntar
por qué el sol viene y se va, dile:
porque en esta vida no hay luz sin oscuridad."
Mago de Oz: La Danza del fuego