Bitácora del Navegante. Pensares.
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Te consume, mi pobre amigo, una fiebre incesante, una sed de océanos insondables y sin riberas, un hambre de universos y la morriña de la eternidad. Sufres de la razón. Y no sabes lo que quieres. Y ahora, ahora quieres ir al sepulcro del Caballero de la Locura y deshacerte allí en lágrimas, consumirte en fiebre, morir de sed de océanos, de hambre de universos, de morriña de eternidad. Ponte en marcha, solo. Todos lo los demás solitarios irán a tu lado, aunque no los veas. Cada cual creerá ir solo, pero formaréis batallón sagrado: el batallón de la santa e inacabable cruzada.
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Caminaba de noche mientras pensaba. Tanta herida, tanto daño, tanto sufrimiento... para qué todo, cuál el sentido de la vida?
Qué voy a responderme? Hace miles de años que generaciones enteras, y gente sabia se pregunta lo mismo. Y de ello saco el provecho que puedo, más recuerdo la sentencia: "caminante no hay camino".
Y si no hay camino, si no hay sentido? Entonces debo darle sentido a las cosas... A la vida, a la muerte, a las alegrías y las penas. A todo.
Lo peor que puede pasarnos es sufrir sin sentido.
Sufrir pasa. Sufrir es condición de vivir. Lo sabemos todos.
En dos días, hará un año que mi papá no está a mi lado, como siempre. Y luego lo acompañaron la madre de Mora y Teo, el padre de Verónica, la madre de Martín, el Padre de la Iglesia.
En sólo un año de mi vida... tanta pérdida...
Pero, sin embargo, no sólo siento que mi viejo está hoy más cerca que antes. Siento que yo puedo darle sentido a su vida, resumida en su muerte:
Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre, porque son una diadema de gracia para tu cabeza y un collar para tu cuello.
Proverbios 1,8
Como dicen... el sentido de la vida, es darle a la vida sentido.
Y entonces un pequeño sentido se hace grande, se hace camino, y sale de mí, al mundo.
Quisiera dejar el pequeño lugar en que vivo más limpio, más sano, más bello, más justo y más libre.
SIF (StolenImageFrom:)
Va mi admiración por el pueblo brasileño, que aprendió a buscarle sentido a la vida, con alegría.
Brasil... Brasil... Brasil... Brasil...
-Entonces, se va a ir a la muerte pataleando...
-Esté segura, esté segura. Esté segura de que, como dice Sabato, para llevarme a la muerte van a necesitar el auxilio de la fuerza pública.
Protesta contra la muerte en su condición de pobre hombre mortal, de unamunesco personaje que sabe que se va a morir sin remedio. Mientras tanto escribe, se enamora, graba un disco, hace un programa de radio. Se olvida de una obsesión que, a veces, debe embarrarle los días y las horas. Claro que sólo algunos días, sólo algunas horas. Pero aun así, no es poco.
De una entrevista a A.Dolina
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