domingo, agosto 15, 2004

Bitácora del Navegante. Tintas.

Volví a perder el tren de la vida.
De nuevo.
Se me escapó por quince minutos.
Tuve suerte.
Más fueron las veces
Que la distancia eran segundos;
menos, menos que pocos.
Empiezo a creer que en algún momento, tomé otro tren, equivocado;
Desacertó el destino,
Dejándome en la estación correcta en un tiempo errado.
De modo que así, nunca llego cuando quiero,
Y todos aguardan mi presencia,
Me sostienen con su paciencia,
Como por hilos a una marioneta.
Ese tren que se llevó mi tiempo,
Hurtó tambien de alguna forma,
un tanto cuanto de mi ser;
ojalá no esté llegando, en el momento justo,
a una estación inadecuada.