lunes, agosto 09, 2004

Bitácora del Navegante. Pensares.

Para mí? Basta de códigos mal ocultados, logias misteriosamente inútiles y complots globalizados. La Verdad fue revelada cuando se hizo la Realidad.
Y para los creyentes, además se nos aclaró como a niños, a fuer de ejemplos y parábolas.
Todo todo está en creer.
Mejor será creer sin ver (bienaventurados...) y si no, por elección.
Después de todo, donde están las pruebas de los amores de Aquél, del Santo Grial, de las mafias pontificias y demás conspiraciones paranóicas? Si las hay, saldrán a luz y en ese entonces habrá que dedicarse. De mientras, tal vez sea mejor reformular la apuesta de Pascal: creer en una confabulación humana que, de ser cierta, nos premia con nuestra misma finitud? O creer en aquello trascendente que, en su verdad, nos lleva a la vida eterna?
Hay gente que cree cualquier cosa...

"Tuve por mucho tiempo en mi cuarto de estudio dos cartones, un retrato de Spencer y otro de Homero, hecho por mí, a cuyo pié había copiado aquellos versos de su Odisea que dicen que -los dioses traman y cumplen la destrucción de los hombres, para que los venideros tengan qué cantar-. Quintaesencia del vano espíritu pagano, del estéril esteticismo, que mata toda sustancia espiritual y toda belleza..."
"Lógica, lógica! La lógica nos hace sacar consecuencias de los principios establecidos, de los datos, de las premisas, pero no nos da nuevas premisas ni nuevos primeros principios. Pedir lógica es pedir que no nos salgamos de esos principios que la razón da. Y por qué he de vivir esclavo de ellos? No, no quiero ser lógico, porque se me han habierto otros principios, y no por la lógica. En nombre de la lógica condenaría un pueblo de sordos al único que oyera, sin que hubiese medio de que éste les convenciese. Que sea lógico con mis antecedentes! Y, por qué no he de ser lógico con mi corazón? Es que mis antecedentes valen más que mi corazón? La lógica suele ser otra forma de esclavitud para con el mundo, suele ser esa esclavitud idealizada. No se trata de lógica, se trata de primeros principios. Y los primeros principios no vienen por la lógica. No es la lógica la que nos da las intuiciones sobre que opera. El único papel de la lógica en un ciego de nacimiento que cobra vista es concordar sus nuevas impresiones con el sistema de las antiguas, rectificando la interpretación de éstas. Tal es el papel de la lógica en la fe. Y he aquí como yo que huía de todo intelectualismo volveré a caer en él. Maté mi fe por querer racionalizarla, justo es que ahora vivifique con ella mis adquisiciones racionales, y emplee en esta labor mi tiempo. Todo esto es para volverme loco..."
"Han de tener razón los sabios sobre los santos? Ha de ser mejor voz de la verdad la razón de Spinoza o de Spencer que el corazón de San Francisco de Asís o de otro santo?..."
Miguel de Unamuno, Diario Intimo.

"Qué idea tengo yo de las cosas? Qué se yo lo que es misterio!
El único misterio es que exista quien piense en el misterio.
Quien está al sol y cierra los ojos,
Comienza a no saber qué es el sol
Y a pensar muchas cosas llenas de calor.
Pero abre los ojos y ve el sol,
Y ya no puede pensar en nada,
Porque la luz del sol vale más que los pensamientos
De todos los filósofos y de todos los poetas.
La luz del sol no sabe lo que hace
Y por eso no yerra y es común y buena..."

"Porque el único sentido oculto de las cosas
Es no tener ningún sentido oculto.
Es más extraño que todas las extrañezas
Y que los sueños de todos los poetas
Y los pensamientos de todos los filósofos
Que las cosas sean realmente lo que parecen ser
Y no haya nada que comprender.

Si, he aquí lo que mis sentidos aprendieron solos:
Las cosas no tienen significación: tienen existencia.
Las cosas son el único sentido oculto de las cosas.

Cuando la hierba crezca encima de mi sepultura,
Sea ésa la señal para que me olviden del todo.
La Naturaleza nunca se acuerda, y por eso es bella.
Y si tuvieran la necesidad enfermiza de "interpretar"
la hierba verde sobre mi sepultura,
Digan que continúo para verdecer y ser natural"

O guardador de rebanhos, V, XXXIX, Fernando Pessoa.