viernes, junio 25, 2004

Bitácora del Navegante. Pensares.

De niño me asombraba siempre ante un cartelito pegado por mi papá con un texto llamado "Huellas", en donde un sufrido (*) le reclama al Señor ayuda, sin darse cuenta que eran de El las únicas pisadas en la arena, pues lo llevaba cargando.
Veo que se aprende con el tiempo a dar nuevos sentidos a aquellas viejas palabras, repetidas, leídas en un cuadro, en una dedicatoria...
Revivir, diría yo. La vida da, paradójicamente, la oportunidad de Revivir. Corrijo: vivir no existe, vivir, cuando somos adultos, es el pasado; y cada segundo futuro parece más una invitación a elegir -dentro de nuestra humana capacidad- la felicidad de Revivir. Con los mismos obstáculos, las mismas dificultades. Pero es OTRA VEZ.
Veo entonces que se puede dar lo que se negaba; comprender lo que se atascaba en el entendimiento; compartir lo que se guardaba.
Y en algunos contados momentos, cuando miro al piso, se me ensancha el corazón, bien lleno, de ver dos pares de huellas que me siguen.
Gracias por acompañarme.

(*) Bien vale la pena leer la historia del viejo Job, en la Biblia.