Descubrimientos. J.García Sabal.
Bitácora del Navegante. Descubrimientos.
Pasante
Que parezca que se ha plantado. Que parezca
que hay árboles en el jardín y flores y también
mala hierba. Que parezca que se plantó y creció
un árbol y flores, hierba. Que parezca, siempre,
porque es verdad, que hicimos lo necesario para
alcanzar, ahora, a esta hora, lo que somos:
un desvío, algún remordimiento.
Charla del viejo
Habla de aquello que no hizo,
lo que estuvo al alcance de la mano
y no pudo tocar.
Es confuso ese parloteo que sólo él entiende,
es áspero cuando dice ¨eso sí valía la pena¨.
Habla de aquello que no hizo,
como esas tortugas al revés,
expuestas al sol, la panza blanca,
las uñas arañando el aire.
Maniobras
Ahora esa mujer habla del mar.
Sorpresiva, casi sin voz, dice y mezcla
unas palabras incomprensibles, ajenas.
Dice y tartamudea que el mar, que la noche
que un día, que pájaros, que el amor
y el silencio del silencio, que la muerte.
Dice y se va, como si nada.
Que sea así. Prefiero que no esté
con sus anuncios inconsolables y emigrada,
sin respuesta -mientras la vida avanza
a grandes pasos, lejos de uno- vuelva
y mire, lúcida, un objeto material
hecho de un grupo de palabras abstractas,
de nombres propios y voces:
sólo una escritura en voz baja, hecha
de arrepentimientos, agregados, decepciones.
Poema I, de Tabla Rasa
Los hombres y las mujeres de este pueblo
andan descalzos, pisan desnudo.
Ni el sol ni la lluvia ni la sombra
los hace felices o tristes; ellos
pisan desnudo, sin codicia.
Los hombres y mujeres de este pueblo
afilan piedras, engendran, festejan
con vino, tienen sueños nocturnos, mueren.
En silencio miran y pisan la tierra desnuda,
la aprietan, amontonan huesos, los tapan.
La gente de este pueblo es pobre y no
piensa más allá, no habla al futuro:
sólo apisona, ni feliz ni triste y
con huesos, piedras, sueños, cubre
y descubre lo que un día ha de nombrar:
memorias, involuntarios recuerdos, épicos
asuntos.
Insomnio
Sálvate de tu madre y del padre de tu madre
y de la madre del padre. Sálvate de tus hijos
y de los hijos de tus hijos. Sálvate, de la traición
de la escoria. Sálvate por el hallazgo, por la ambición
de entrar solo por una puerta que da a un lugar solo.
Sálvate y queda mirando ese desierto : ciénagas de hambre
ciénagas de sombra:
sé un sueño solo sin voces ni gritos: tu huésped.
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