miércoles, septiembre 12, 2007

Descontexto. Zen básico. Buscando verde.

Bitacora del Navegante. Descontexto.

"Hasta que no nos vemos golpeados por grandes cambios, no solemos darnos cuenta de cómo cambia la vida y nosotros mismos momento a momento. Especialmente frente a una pérdida, incluso personas que han estado meditando durante años se ven abocadas a una nueva relación con el tiempo. Nos damos cuenta de esto después de una conversación con una amiga que ha sufrido un cambio traumático en su vida, cuando un tornado se llevó no sólo el ambiente físico tan querido por ella -la casa, el jardín, los árboles y el lago donde había crecido- sino también su percepción de sí misma como artista. Dijo que tenía la sensación de que toda su identidad había sido "desarraigada". Escucharla me hizo llorar, no porque la casa no pudiera reconstruirse ni los árboles replantarse, sino por nuestro compartido apego humano a estas cosas que apreciamos tanto. Qué queremos decir, por ejemplo, cuando hablamos de volver a nuestra "verdadera casa en el momento" ante un desastre como éste? Qué sensación produce verse convertido en añicos por el cambio?..."
"Hemos de ser como ese sabio errante, dejar que podamos sentir el dolor y percibir el esfuerzo que exige subir la montaña y no detenernos con la excusa de que es demasiado doloroso continuar. Poner un pie delante del otro y seguir avanzando es lo mismo que prestar atención a una respiración tras otra. Esto es el zazen. Esa es nuestra práctica. La crisis personal es Zen. Zen es crisis personal. Siempre en transformación, la crisis personal no es más que un contexto en el siempre cambiante cuadro de los modelos de la vida. Sólo si entramos de lleno en el cuadro, sabiendo que el contexto es siempre una pluralidad de cosas, somos capaces de dejarnos ir y entender ese cambio. Sólo entonces somos capaces de transformarnos a nosotros mismos y a nuestras crisis..."
"Lo que emergió de nuestras conversaciones con nuestra amiga que había perdido su casa en el tornado no era un falso desapego, sino estar básicamente centrada, negarse a ser arrastrada por el acontecimiento. Esto era una señal de su compromiso con la práctica del Zen. En medio de sus problemas, ella sabía que su verdadero hogar no podría ser nunca destruído..."





"Seis meses después, llamó para decirnos que ella y su marido e hijos estaban plantando nuevos árboles en la propiedad que rodea el lago. "Es sorprendente cómo ha vuelto a crecer la hierba, incluso más espesa y verde que antes", dijo. Entonces, tras una leve pausa añadió: "Después de todos estos años de pintar, creo que por fin he llegado a entender lo que es el verde".

Extraído de "Zen básico", Manfred Steger y Perle Besserman.