lunes, enero 23, 2006

Pensares. Cemento.

Bitácora del Navegante. Pensares.


Hace tiempo (lo sabe Sergio), cuando viajo en colectivo y observo las siluetas de los edificios recortadas en la noche, en realidad, veo muertos.
Muertos, sí. Edificios de 50, o más años -muchos de ellos- diseñados, construídos, y habitados en su tiempo por gente que ya no existe.
Los asumo como corales, como pólipos que mueren para que otros seres invadan sus huecos vacíos de vida. Caparazones, caracoles ocupados por oportunos invasores.
O quizás, veo a través del tiempo... como el Eternauta: distingo dimensiones yuxtapuestas.
A tres cuadras de mi trabajo y dos del Congreso hay un edificio que se llama La Inmobiliaria. Lo conozco no sólo por los cafés de ambas esquinas y los locales, sino porque en el segundo piso tuvo sus oficinas varios años la consultora de unos conocidos.
El edificio de cemento, puede aparentar esta imagen
Pero yo sé que de pronto se oscurece, se tiñe de tristeza, y se siente desolador, así
El asunto es que no se por qué conviven el color y el claroscuro, el pasado y el presente.
No sé porque asocio a los viejos edificios con cementerios.
Quizás tanta belleza, tanto trabajo...
Tenga su correlato en tantas historias hoy truncas...
Aquellas manos, esos otros ojos como los míos, que lo imaginaron o lo vieron nacer, viven simbólicamente en el edificio que,
para compensar,

muere también un poco.