domingo, octubre 23, 2005

Tintas. Soledades.

Bitácora del Navegante. Soledades.

Tu soledad, tu soledad... ¡la mía!
Un sorbo tras el otro, noche y día,
como si fuera, campo, mate amargo.
I.-
Hace una soledad
que cala los huesos;
y saber que somos dos,
abriga poco en la intemperie
de esta gran ausencia.
Y por más que trato
de entibiar la garganta
con palabras fugitivas,
solo en esas, del recuerdo,
las que tallaron tus labios,
encuentro final refugio
-de rosas y de espinas-
para mi agitado espíritu.
Y a la muerte voy,
y de la muerte vuelvo,
redescubriendo siempre
el silencio pesado
macizo y fuerte
de la soledad.

II.-
A los hielos:
a donde va el verano
a dormir un sueño.
Al sur, a la estepa,
donde no hay obstáculos
para esconderse.
No hay excusas
si no hay nada que explicar.
Entre tu luz, mi corazón,
cosechó flores,
frutos,
que no marchita el frío.
El amor vuelve,
porque no se va:
sólo en las ficciones,
la naturaleza muere.

SIF (StolenImageFrom:)