Bodega.Che Bandoneón.
Bitácora del Navegante. Bodega.
El duende de tu son, che bandoneón,
se apiada del dolor de los demás;
y al estrujar tu fueye dormilón
se arrima al corazón que sufre más.
Estercita y Mimí, como Ninón,
dejando sus destinos de percal,
vistieron, al final, mortajas de rayón
al eco funeral de tu canción.
Bandoneón,
hoy es noche de fandango
y puedo confesarte la verdad
copa a copa, pena a pena, tango a tango,
embalado en la locura
de alcohol y la amargura.
Bandoneón,
¿para qué nombrarla tanto?
¿No ves que está de olvido el corazón
y ella vuelve noche a noche como un canto
en las notas de tu llanto,
che, bandoneón...?
Tu canto es el amor que no se dio,
y el cielo que soñamos una vez,
y el fraternal amigo que se hundió
cinchando en la tormenta del querer,
y esas ganas tremendas de llorar
que a veces nos inunda sin razón,
y el trago de licor que obliga a recordar
que es alma está en orsái,
che, bandoneón...
Che Bandoneón, Homero Manzi-Anibal Troilo, 1950
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