sábado, marzo 12, 2005

Sargazos. El mismo lugar

Bitácora del Navegante. Sargazos.

Cualquier navegante que haya dado la vuelta al cabo, tuvo que oir hablar al menos una vez, del mar de los sargazos.
El mar de los sargazos es la movilidad inmóvil: el sin-sentido.
La parálisis: el embotamiento de los sentidos.
La bronca.
Los nervios.
El cálculo.
La angustia.
El cansancio.
La desesperación.
La furia.

Dicen que el mar de los sargazos no existe.
Dicen que si existe y se puede entrar, se puede salir.

Si estás en el mar de los sargazos, te das cuenta:
no importa demasiado lo que dicen los demás.
Ahí estás sólo;
y los dos remos te tocan a vos.


Cualquiera que haya visto mis fotos, o me conozca, se dará cuenta que "el Boyero", el viejo bote de papá, se parece mucho al de este cuadro.

En su momento tuvo un palo, con luces (el palo esta puesto frente a la ventana de mi dormitorio, con la banderita argentina en la cima, y los dos cabos con las luces verde y roja). Tenía tambíen una vela latina, que guardo en el otro cuarto.

Después, el palo fue removido y le pusieron un motor a bordo, grande y viejo como el corazón de papà. Una tarde le falló algún engranaje. El motor está arrumbado a un costado del Palo Borracho. A veces juego con la palanca de cambios. Y los perros hicieron cavaron abajo como un tunel, donde se echan fresquitos.

Hoy queda de "el Boyero" su bonito casco de madera, pero plastificado. Miguel me cuenta que cuando salen con él, la gente mira su factura, sus curvas. "Ya no hay de esos barcos".

Lo curioso es que el casco es su exterior, y es lo único que queda, y lo único que guarda continuidad con "el Boyero" de antaño: ni el palo, ni las velas, ni el motor, o la ausencia de estos, provoca que él deje de ser él.

12 de Marzo de 2.005. Iba a escribir un monton de pelotudeces que tengo atragantadas en la libreta.

Y me acordé de vos, huevo. Falta un mes, para que me faltes un año.

Y cada día te quiero más, y te siento presente, no se cómo. Tampoco sé porque el Boyero sigue siendo el Boyero.

Y ahí anda/andás, entre las aguas, desafiando al tiempo, desfilando anacronismos, historia vieja; acompañando gente a su destino... Te prefiero, huevo, como una vez me dijo Marcelo en la tormenta: "A mí dame el Boyero", y nos sacó esa noche al "Duncan" y la otra lancha de la varadura en los "Bajos del Temor".

Te quiero pá.

PD: Sabrás que Kaisey tuvo 5 cachorritos... otra vez; que voy a tomar licencia en la Fuerza Aerea por que estoy filtrado, que en una semana capaz voy a Los Toldos, que si Dios quiere en un par de semanas empiezo como docente contratado de la municipalidad en un curso para adultos...

Y en fin: que quiero salir de este lugar horrendo... y hago lo que puedo por no bajar los brazos y tirar los remos al agua, ni convertirme por siempre, en un pez de los sargazos...