jueves, marzo 24, 2005

Oratorio. Jueves Santo.

Bitácora del Navegante. Oratorio.

Vuelvo renovado de mi propio éxodo, a una tierra que tengo que re-conocer.
Domingo de Ramos y Lunes y Martes Santo, el inicio de la Semana Mayor en el culto, fui huesped de la caridad de unos hombres que decidieron servir a Dios.
Pronto tendré tiempo para volver.
Hoy, Jueves Santo, mientras venía al cyber, la Catedral de San Isidro (que está a metros) me llamó a campanadas.
El Obispo de la Diócesis, lavaba los pies de la gente, imitando la actitud de servicio de Jesús. Un símbolo que ya anunciaba "ustedes no comprenden".
Servir y transmitir.
Hoy, ahora, sólo quiero ser instrumento.
Estar acá, de esta forma, de modo que el Espíritu pase a través mío.
Respetando libertades, ya que el pan y la copa, son para quienes quieren tomarla.
Y quien quiera leer, que lea.



Fra Angelico

Jueves Santo

"ÁMENSE COMO YO LOS AMO. Esto es lo que les mando: que se amen unos a otros como yo los he amado. El Jueves Santo marca la etapa final de la Cuaresma. Con la Misa de la Cena de Jesús, entramos en el Triduo Santo de su Pascua.

1. Ámense unos a otros. En la última cena, Jesús lava los pies a sus discípulos y les dice con un cariño muy especial: "Amense unos a otros como yo los amo. Sean uno como el Padre y yo somos uno. Así el mundo creerá que el Padre me ha enviado ".

2. Tomen: coman y beban. Igualmente hacemos memoria de aquel que dijo: "Esto es mi cuerpo que se entrega por ustedes ". Este es el gran signo y gesto de la alianza definitiva del Padre con el mundo: El pan consagrado y comido; el vino consagrado y bebido.

3. Hagan esto en memoria mía. Y para que se haga memoria de este momento y de este signo hasta el final de los tiempos, consagra a los suyos para este ministerio. Unción y mandato: "Háganlo. Celebren esta Pascua y yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos ". Esta cena, desde ahora, se convierte en escuela de servicio, en mesa del Señor; en banquete que anuncia el reino futuro. A partir de esta palabra, la Iglesia celebra este banquete de presencia, de amor, de fe y de comunión. Y el pueblo vive el compromiso de ser lo que celebra: mesa de fraternidad, vino de amor y pan de solidaridad con los necesitados.