jueves, febrero 17, 2005

Tintas. Mixtura.

Bitácora del Navegante. Tintas.

Sangre y alma mezcladas, las letras antes huérfanas y ahora ordenadas, se mezclan también.
Lo tuyo, lo mío, lo nuestro. Mixtura.
Tres pequeños poemas, el primero de Sergio; y dos tontos cuentos, por fortuna breves.

Era una mezcla de extraño y perfecto
que puso en jaque a toda mi debilidad.
Fue demasiado ideal para ser nuestro
y fue tan nuestro como el miedo que me da.
Donde existe quien pueda
decir que estuve equivocado
por no entender como llegó
la bendición de ese pecado.
De todos tus amores prefiero el nuestro
por ser la inspiración de "tu" poesía.
De todos mis amores me queda el tuyo
para toda la vida.

De todos tus amores, Sergio Vidal.

A S.V.
A veces dudo de tu existencia:
un ramillete de recuerdos,
unas postales con tu imagen,
y alguna frase tipeada en la memoria.

Que demuestra... ? Si es lo mismo,
cuando estás cerca, y cuando no.
Lo mismo da tener tu ausencia,
que un trago dulce de tu compañía.

Lo mismo el sueño que la vida:
por qué contarte entre las realidades,
y no contarte como algo mío?

Lo mismo hoy, que irme mañana,
volver a verte no cambió nada,
lo mismo somos, los dos, igual.

Soliloquio Fraternal


A M.Y.S.
Tensiono mis adentros,
hasta que cruje el alma.
Acaso puedo quererte tanto,
tanto para no olvidarte,
y a pesar de todo resistir
como Troya, como Cártago,
una fuerza sobrehumana?

Mis cimientos se derrumban,
y pronto no quedará nada:
vaciadas mis entrañas,
licuado el corazón,
y el alma, aspirada,
desperdigada,
a merced de los cuatro vientos;
no quedará nada,
más que túy tus recuerdos
hechos sal,
para que nunca más crezca en mi
la hierba verde del amor.

Roma Victae

Si hasta cierro los ojos, y dirijo la vista ciega,
hacia ese lugar donde no estás, cuando los abro...

Veinte poemas de amor, Raúl Soldi

Doblar la esquina, unos cien pasos:
a la derecha, otro tanto, y esperar el micro.
Sacar boleto hasta algún sur.
Bajar, y hacer mi vida desde cero, en libertad.
Y por supuesto, dejar de fumar.
Lo tengo pensado, no es tan difícil.
Espero un viento de señales.
Los blancos guardias de la puerta,
la cerradura, y el correaje del chaleco,
no son problemas, no:
No es el principio del obstáculo;
es el final que me acobarda.

Fuga en mi menor.