jueves, febrero 10, 2005

Tintas. Barco Fantasma.

Bitácora del Navegante. Tintas.

La Bruma ya cubre por entero el barco: la respiramos, la vemos, la olemos, nos movemos en ella, dentro de ella, hasta tal punto que somos parte de ella.
Más oscura que la noche -porque no deja ver-, nos mantiene quietos, dispersos, solos.
La desesperación y la desesperanza van de la mano, logrando un sentimiento mixto: no querer estar, no saber donde ir, para qué escapar...

Un cielo oscuro. Una vorágine.
El agua dando vueltas
a mi alrededor no es
suficiente para ahogarme,
no es suficiente, no.

Hoy viví el hoy que me quedaba,
ese poco hoy. Y para mañana,
recorte de mañanas
de mañanas que nunca es hoy.

Centrifugo mis horas, solas:
las regalo como si fuesen mías;
pero sólo soy el dueño de las quejas,
infantiles quejas que nadie entiende.

Saben que lloro, no por qué lloro
(tampoco, lo admito, tampoco lo sé).
De vez en cuando una caricia que pasa:
y así pasa el llanto, la pena y la vida.


Sólo en el mundo (Jozef Israel, 1824-1911)