martes, enero 04, 2005

Descontexto. Regreso

Bitácora del Navegante. Descontexto.

"... Quien dice que no hay querencia que le pregunte a la ausencia..."
(Por el camino, José González Castillo).


"... No hay sueño más grande en la vida que el Sueño del Regreso. El mejor camino es el camino de vuelta, que es también el camino imposible. Los Hombres Sensibles de Flores, en sus nocturnas recorridas por las calles del barrio, planeaban volver.
Volver a cualquier parte. A la adolescencia, para reencontrarse con los amores viejos.A la infancia, para recobrar las bolitas perdidas. A la primera novia, para jurarle que no ha sido olvidada. A la escuela, para sentir ese olor a sudor y tiza que no se encuentra en ninguna otra parte.
Volver fue para ellos la aventura prohibida. Cada noche soñaban con patios queridos y cariños ausentes. Y cada mañana despertaban llorando desengañados y revolvían la cama para ver si algún pedazo de sueño se había quedado enganchado entre las cobijas. A pesar de todo, los muchachos de Flores habían aprendido a disfrutar de los regresos modestos y cada tanto visitaban antiguas pizzerías, veían peliculas de Paul Muni, cantaban el vals Penas que Matan o examinaban fotos amarillentas en la pieza de Manuel Mandeb.
Desde luego, los Refutadores de Leyendas se burlaban de todo esto.
- ¡Saluden a los nuevos tiempos! -gritaban-. El mundo marcha hacia adelante. La comparsa racionalista acusaba a los Hombres Sensibles de retrógrados y conservadores. Tal vez tenían algo de razon: Mandeb y sus amigos andaban siempre por los mismos lugares, contaban miles de veces las mismas anécdotas y se divertían robando nísperos siempre en la misma casa.
- Marchan ustedes a contramano de la historia -rugían los Refutadores. Y era cierto. Pero siempre es recomendable recorrer la vida a contramano, sobre todo si uno sospecha quien ha puesto las flechas del tránsito.
En los años dorados del barrio del Angel Gris, funcionaba en la calle Gavilán la agencia Todo para el Regreso. Esta empresa organizaba unos viajes y peregrinaciones cuyo atractivo principal estaba en la vuelta. Por cierto, solían elegir lugares horrorosos, con alojamientos míseros y comidas inmundas, precisamente para acrecentar el deseo de volver cuanto antes.
Pero el mayor éxito se obtuvo con el Servicio de Recuperación de Vecinos. La agencia se ocupaba de localizar y entrevistar a pobladores antiguos, alejados del barrio por las perversas mudanzas. Por un precio razonable se les ofrecía una fiesta callejera en su viejo vecindario, con la presencia de todos los personajes de la zona. El servicio incluía la entrega de un pergamino, palabras alusivas a cargo de empleados de la empresa y llegado el caso, indumentaria apropiada para que el vecino emigrante pudiera fingir opulencia si lo deseaba. Existía -además- un plan superior que contemplaba la reinstalación lisa y llana del vecino perdido en su antigua residencia. Desde luego, los costos eran grandes y no resultaba sencillo vencer las dificultades que se presentaban: desalojo del nuevo ocupante de la finca, abolición de las eventuales reformas, rescate de los muebles originales y restauración del exacto grado de higiene en que acostumbraban vivir el cliente y su familia. Para cumplir con esta ultima pretención, a veces había que limpiar y otras veces era necesario juntar mugre..."
"...La agencia Todo para el Regreso se fundió por falta de clientes. En un último esfuerzo, sus dueños ofrecieron servicios économicos. Eran retornos fingidos, vueltas sin ida, reencuentros sin ausencia. El interesado podía simular su viaje al Africa. La empresa se encargaba del recibimiento, los abrazos y las lágrimas. El éxito fue nulo. Por esos días, Manuel Mandeb escribió su oscuro ensayo Nunca se Vuelve. Leamos algunos párrafos: "No es posible regresar a ninguna parte. Los puntos de partida no se quedan quietos y a la vuelta ya no están. Para poder volver se necesita, por empezar, un punto de partida eterno e inmutable. Pero todo se mueve y no hay forma de detener el Universo. Créanme si les digo que nadie ha efectuado nunca jámas un verdadero regreso. El hombre que lo consiga cumplirá la hazaña más grande de la historia."
La idea de no bañarse dos veces en el mismo río no constituye ninguna novedad filosófica. Pero adviértase que Mandeb deseaba en verdad volver a bañarse. Esta fue su mayor obsesión y siempre lamento amargamente no poder remontar los tiempos.
Los Refutadores de Leyendas se alegran de la dinámica universal y esperan el futuro con impaciencia. Desean liberarse del pasado, romper las cadenas. Pero si esto encierra la idea de libertad, hay que reconocer que Manuel Mandeb fue mucho más lejos: "
¿Por qué no puede uno estar en varios lugares al mismo tiempo? ¿Qué es esto de no poder volver al pasado ni visitar el futuro? ¿Por qué no es posible extraer de las premisas de la razón las consecuencias que a uno se le antojen?
"Ah, la libertad...la libertad sin tiempo, ni espacio, ni lógica. La libertad de vivir todas las vidas, de estar en todas partes, de recorrer las edades. ¿Qué dicen a esto los libertarios sin frontera?"
Pero las cosas son como son. Esa es la pena de los Hombres Sensibles. La misma de los viajeros que no pueden volver atrás. Ellos no han nacido para viajar. Y sin embargo, ahí andan con la vida llena de extraños, ansiando la inmortalidad, solamente para poder regresar. Algunos tratan de no partir: amor...quédemonos aquí... Pero el que no parte también se queda solo..."
"...Aquí cabe una modesta reflexión. Aún cuando fuera posible volver al pasado, nada sería igual. Todos los actos de nuestra vida repetidos minuciosamente, serían distintos al estar ocurriendo por segunda vez. Esta diferencia es sustancial. Llevaríamos con nosotros la carga de la experiencia anterior. Nos estaría negada la ansiedad y la esperanza. ¿Con qué entusiasmo apostaríamos a las cartas que ya sabemos perdedoras? Alguien dirá: sería preciso borrar la memoria y volver al pasado sin recordar que ya lo vivimos. Respuesta: ¿de qué sirve volver si uno no sabe que vuelve? Para el caso es posible pensar que ahora mismo estamos viviendo por segunda o quinta vez la misma vida.
Quien les escribe ha soñado muchas veces este episodio:
Camino por la calle Urquiza, en Caseros. Soy como ahora, un grandulón melancólico. Pero descubro que no estoy en el presente sino en los primeros años de la decada del 50. Llego ante la casa que lleva el número 68 y toco el timbre. Al rato sale a recibirme un nene mugriento y deconfiado. Soy yo mismo. Abrazo emocionado al chico. Desde adentro oigo la voz del abuelo que pregunta:
- ¿Quién es, Negro?
Nunca he podido imaginar que algo mejor pudiera ocurrirme. Los funcionarios del paraíso no tendrán que ponerse en grandes gastos conmigo. El libro de aventuras del regreso sigue en blanco. Ni los Hombres Sensibles, ni los Pensadores del Eterno Retorno, ni muchos de nosotros -que a veces creemos volver- hemos podido dar un solo paso. Esto no nos impide ser dichosos algunas veces, a pesar de todo. Las personas decentes nos piden madurez y resignacion. Quieren que olvidemos nuestras trágicas ensoñaciones. Pero nosotros no queremos olvidar. Y el que olvide, jamás, jamás podrá ser nuestro amigo.
Ni siquiera cuando volvamos a encontrarnos otra vez y para siempre..".

Refutación del Regreso, Crónicas del Angel Gris, Alejandro Dolina