lunes, diciembre 27, 2004

Tintas. Enamorado de la luna.

Bitácora del Navegante. Tintas.

Apenas verla fue enamorarme;
Su cara perfecta, completa,
Radiante, brillaba como el Sol.

Iba con los Tres a medianoche
A ver dormir las aguas del río
Que estaba hechizado contigo.

Y subí hasta ti por la escalera
Que sobre ondas luminosas cubría
Tu distancia hasta llegar a mis pies.

Y disfruté el llamado que me hacías
Y de tu rostro pálido y sereno
Y disfruté ser uno con tus ojos.

De pronto supe que hasta el río
Con tu presencia se excitaba
Y bailaba, desenfrenado, loco.

Y era tal la atracción que ocasionabas
Que quise fundirme en tu honor
En el ancho vientre de las aguas.

Y te cruzaron de repente, fantasmas,
Vestidos de nubes transparentes,
Y un gris que en vano imitaba el cielo.

El cielo oscuro, y las estrellas, ellas,
Fueron las que con el tiempo me advirtieron
Que enamorado nunca podría amarte;

Porque tu luz es luz que no aclara,
Tu fulgor no hace doler a mis ojos
Como tampoco la mentira a mis oídos.

Hechicera inconstante, hoy plena,
Me tuviste entre tus brazos, y mañana,
Te volverás oscura, invisible, ausente.

El murmuro que hace siglos emitieron
Ellas, las estrellas, me recordaron otra luz
Aquella que usas para pintarte la cara.

Sol, como olvidar tu constancia?
Sol que siempre estas, aunque no te vea
Porque así fue reservado que sea.

Sol de luz tibia, caliente y viva
Como tu corazón ardiente, que quemas,
Para alumbrar el sendero de los días.

Luna… enamorado estoy de ti
De tu embrujo difícil es la cura,
Pero contra el amor del Sol, no puedes.

Respetarás a quien te regala tu vestido
Blanco de novia virgen, en un cuerpo
Frío, inerte, que solo puede aparentar.

Respetaré a quien no cambia su cara,
Siempre Luz, amaré su rostro aunque duela,
Porque él ama y es, y amar es siempre estar.