viernes, diciembre 24, 2004

Pensares. Sobre el fracaso.

Bitácora del Navegante. Pensares.

Estoy un poco bastante cansado del reinado -que quiere imperio- del Fracaso.
El siglo pasado principalmente, está signado por escritores "preocupados" por el ser humano en cuanto individuo o sociedad, que al final no dejan más que un gusto a sangre de suicidio en la boca.
Son las circunstancias de la postmodernidad? Vislumbrar un futuro negro a un presente negro?
Amo el tango, y mi argentinidad me hace afín a la nostalgia, conviviente con la melancolía y el recuerdo de tiempos mejores que no viví.
"Que ganas de llorar en esta tarde gris...." "Cazá el bufoso y chau, vamo' a dormir..." son letras bonitas, que me hicieron llorar y me transpasan el Alma; pero -justamente- Desde el Alma advierto mis ganas de vivir, y me doy cuenta de la separación que existe entre las dimensiones de la lírica y la vida real (mucho más lírica, a veces).
Parece haber una generación a prueba: una producción humana cuya banda etaria va desde los 18 a los 28 años, más o menos, que se siente atraída (al menos de palabra) más por el abandono que por la lucha, por la tristeza en vez de la alegría, la desilusión arrastrada contra esperanza, cercana más al suicidio que a la vida.
Mentira.
No niego los casos consumados, pero hasta el poeta más dolido elige vivir. El que prefiere la muerte entre letras, gambetea su vida en la realidad.
"Solo la emoción me mantiene vivo", y ahí se afincan la angustia, la ansiedad, la soledad, el desamor, el desarraigo, la desilusión.
Estoy cansado de ver páginas y páginas de menores impúberes con tendencia a autoflagelarse. No busquen alimento envenenado por estos lados... y no señores, no censuro la creación artística desde el dolor, que es una de las más logradas (Kafka!) pero cuidado con no saber distinguir ficción de realidad. El propio Franz quería vivir, quizás no supiese para qué (no muchos sabemos). Pero amanecía, se enamoraba, sufría y escribía. Y hoy, sus demoledoras palabras, acechan desde su ficción nuestra realidad.
"A veces cuando pienso que todo esta perdido
voy hacia algunas formas de la muerte
me pego un tiro con una palabra
que alguna vez me fue tan transparente.
En la ternura del agua que corre
me recuerdan la llegada de unos trenes
sales de los mares curvas de los puertos
con mujeres descalzas en el verde
Voy hacia el fuego como la mariposa
y no hay rima que rime con vivir
no te pares no te mates
solo es una forma mas de demorarte."
El Témpano, Juan Carlos Baglietto
Repito, soy argentino y reclamo más que nadie mi derecho a la nostalgia, o a la melancolía al menos.
Y disfruto llorando un tango o escuchando al negro Dolina, un maestro.
Sin embargo, hay algo más allá. Dios, moral, convicción, esperanza, no sé. No tengo la respuesta, pero me enrolo en las filas de los que leen a Sartre, y siguen comiendo un pancho; entre quienes son knockeados por Zaratustra y adoran una puesta de sol; entre quienes saben de su muerte, y por eso aman la vida.
Si tuviese forma (quizá esta es una), llevaría a todos estos chicos deshauciados a ver el final de una obra de arte cinematográfico atemporal, Blade Runner. Roy, el replicante-robot que no quiere morir y busca a su creador para seguir siendo, sostiene de la mano a Deckard su enemigo, en una azotea, sobre el vacío. Justo cuando ve venir su muerte -su fecha de caducidad-, le perdona la vida al teniente y recita un pasaje fabuloso:
"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir."
Deckard, agradecido de seguir respirando, concluye que el "robot" amaba la vida... y ese amor se extendía también, en un acto final de lucidez, hacia cualquier vida, incluso la de su perseguidor.
Elogiemos el fracaso, sí. Pero no para seguir llorando ad eternum: sino para (como calculo ha sido hecho) deshaogar talentos penosos, conquistar la fama o, más al estilo milagrero del Angel Gris, ganarse unos pesos , y quizás hasta levantarse alguna mina.
Dixit.
Cierro con Hesse y música de títulos de Blade Runner ;)

"El credo a que me refiero no es fácil expresarlo con palabras. Podría explicarse así: creo que, a pesar de su aparente absurdo, la vida tiene sentido; y aunque reconozco que este sentido último de la vida no lo puedo captar con la razón, estoy dispuesto a seguirlo aún cuando signifique sacrificarme a mí mismo. Su voz la oigo en mi interior siempre que estoy realmente vivo y despierto. En tales momentos, intentaré realizar todo cuanto la vida exija de mí, incluso cuando vaya contra las costumbres y leyes establecidas. Este credo no obedece órdenes ni se puede llegar a él por la fuerza. Sólo es posible sentirlo"