jueves, octubre 14, 2004

Manuscritos: El amor es cosa seria

Bitácora del Navegante. Manuscritos.

En esta sección de la Bitácora encuentro textos antiguos, que se me revelan, sorprendiéndome.
Suelo anotar en Descontexto fragmentos que ya conozco, mucho o poco; acá hablo de descubrimientos, de palabras escondidas, manuscritos del fondo del scriptorium de algúna vieja abadía medieval, que tambien el barco guarda en el segundo nivel, en el último camarote. Hay muchas cosas desconocidas ahí...

El amor es cosa seria -Reflexiones sobre la Pareja, el Hogar, la Familia-, es un libro de Mamerto Menapace, de la editora patria grande.
Conocí personalmente a Mamerto de algunas misas compartidas en el Monasterio Benedictino de los Toldos; de alguna vez que se me "fundió" el vehículo que me transportaba en el acceso mismo al Monasterio (en el mes anterior había chocado 4 veces... stress!!!) y me invitó a pasar la noche.
Y de lo poco que he tratado sólo puedo intuír la presencia de un alma simple, simplísima, tal como se muestra en sus obras (recomiendo los cassetes con Landriscina, y el libro Camino de Emaús).
Pero, sin embargo... me pasa algo raro: siento que entre él y yo existe la distancia de un abrazo, la misma estatura humana; y por otro lado lo veo tan lejos, tan grande en el amor...
Hoy, leyendo este libro (que abarca el tema del título, desde el Génesis del hombre y la mujer), experimenté una sensación nueva: existen, realmente, las lágrimas de dolor. Son esas que salen del alma, secas... pero que duelen en los ojos, porque ni tiempo le dan a los lagrimales a abrirse y soltar agua salada. Y sueltan dolor... dolor de Verdad.
Maravilla. No tengo otra palabra.
Tengo sus palabras, que sin su permiso (me atrevo) transcribo, y comparto.

"Hoy en cambio, es frecuente que los chicos se conozcan en ambientes totalmente extraños a su hogar. Especialmente si el noviazgo se incia en su tiempo de universidad, y geográficamente lejos de su familia. Esto hace que los padres tengan muy poco poder de control o decisión en el inicio de este proceso tan importante y decisivo de sus hijos. No es extraño que se enteren de la decisión, cuando ya hace un tiempo que se tomó, y está en pleno desarrollo. Quizá ni siquiera conozcan personalmente al novio o novia de sus hijos. Y mucho menos a su familia de proveniencia.
Esto puede ser positivo o negativo. Pero no conviene ignorarlo. Sobre todo, hay que manejarlo con prudencia a fin de poder seguir ayudando espiritualmente y de cerca, a los jóvenes a quienes se tiene distantes físicamente. Ya que los jóvenes suelen ser celosos de su libertad, y fácilmente pueden sentirse agredidos en su intimidad, por cualquier intervención extraña. O que la consideren como tal. Aunque necesitan profundamente de apoyo y acompañamiento en esta delicada etapa de su vida.
Los noviazgos actuales, cuando están bien llevados suelen tener dos etapas. En la primera lo que más importa es conocer al otro. Porque al principio el metejón suele ser tan fuerte que uno pierde un poco la objetividad y proyecta en el otro todas sus necesidades o ilusiones.
Es fecuente, y bastante cierto, decir que casi nadie se casa con la primera persona de que se enamora. Y que nunca más se vuelve a enamorar así. Porque el primer metejón suele ser una simple proyección interior de lo que uno anda buscando. Y allí donde se ve un posible candidato, se le tira el ropero de la imaginación encima. Luego el tiempo suele mostrar que el otro no era como uno creía. Y el error no está en el otro, sino en uno que imaginó más de lo que la realidad daba a entender.
Por tanto esta primer etapa, si es bien llevada, ayuda a crecer en el propio conocimiento y en el de la otra persona. Y puede concluir con dos finales igualmente felices. El primero sería discernir que la otra persona no es la indicada como para unirse con ella en matrimonio. Si eso lo constatan los dos, es menos doloroso. Pero es un buen final. Porque ayuda a ver la verdad, y a evitar errores en la desición futura. La otra manera de terminar esta etapa, es llegando a la conclusión de que vale la pena arriesgar, porque se descubre que pueden llegar a hacerse mutuamente felices en un matrimonio futuro.
Llegados a este punto, el noviazgo entra en otra etapa. Ya no es mirarse el uno al otro, sino ponerse a mirar los dos en una misma dirección. Hay un proyecto común para el futuro, y se busca llegar a una meta que es compartir definitivamente la vida en una pareja santificada por el Matrimonio. Este debería darse cuando se ha llegado a la madurez en el amor y en la libertad para poder asumir el compromiso con pleno conocimiento.
Qué diferencia hay entre : querer y amar?
-Querer es poder decir: vos sos mío.
-Amar es poder decir: yo soy tuyo."

Primera parte, La Pareja Humana, Proyecto Cristiano.


"Si no nos para alguna de las tres C (cáncer, coronarias, carretera) es muy posible que podamos alcanzar y superar los setenta y cinco años siendo aún plenamente dueños de nuestra capacidad de vivir. Podremos atender el teléfono, reconocer a aquél con quien hablamos, poner el mantel en la mesa, y hasta si no contamos con mucama, estirar los cobertores de nuestra propia cama.
Pensando que en nuestra época es frecuente que la pareja de los padres vea partir a sus hijos del hogar cuando ellos aún están entre los cuarenta y cinco y cincuenta y cinco años, tenemos que aceptar que les quedan aún cerca de treinta años de vida útil e independiente. Casi otro tanto como la cantidad de años que han transcurrido desde el despertar de su propia adolescencia.
Pero hay todavía algo más lindo. Estos años cuentan con muchas más posibilidades que la etapa anterior. Y diría sin exagerar, que la oportunidades de elegir y de realizar son mayores en esta nueva etapa, que las que se tuvo en aquella que comenzó con la adolescencia.
Si un gigante puede ver lejos,
un enano trepado
sobre los hombros del gigante
puede ver más lejos.
Por lo general todavía se está en la plenitud de vida. La salud nos ha cobrado ya algunos intereses, pero aún tenemos intacto el capital. Lo que en cambio ha crecido muchísimo es la experiencia.
Algunos amargados dicen que la experiencia es el peine que la vida te regala recién despues de que te ha dejado calvo. Pero creo que no. al menos si la sabemos aprovechar a tiempo. Hay infinitos viejos que peinan canas, y con todo señorío.
Además el mundo ha evolucionado velozmente en el cuarto de siglo que ha transcurrido para nosotros, durante el cual hemos acompañado ese hogar que ahora se ha desgranado. Nuevas posibilidades de estudiar, de crecer, de viajar y de disfrutar, se han abierto para esta pareja que no está ya condicionada por la exigente presencia de los hijos. En el plano laboral, se puede haber conseguido una cierta certeza y estabilidad. Aunque no siempre. Porque en una sociedad en cambio, no es raro que haya que gastar casi todas las energías simplemente en cuidar lo poco o lo mucho que se ha adquirido.
Sin embargo, mirando las cosas positivamente y sin perder de vista las situaciones diferentes, creo que la mayoría de las parejas, en esta etapa a la que nos estamos refiriendo, se encuentran frente a una hermosa oportunidad que no deberían descuidar ni desaprovechar. Prque la tentación está en quedarse nostalgiando la etapa que terminó, y con ello dejando pasar estérilmente la gran posibilidad que se nos regala.
Si gastás tu noche llorando la puesta del sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas."

Segunda parte, El Hogar, Tiempo de Crecimiento.

"ESCUCHA, hijo, los preceptos del Maestro, e inclina el oído de tu corazón..."

Desde mi vida, por el amor, a la vida de todos los hijos, los primeros párrafos...
Desde la vida de mis padres, por el amor, a la de todos los padres, los segundos...