martes, septiembre 14, 2004

El Problema del Dolor - C.S.Lewis

Bitácora del Navegante. Descontexto.

"...Lo que se aprende equivocándose y volviendo a intentar, necesariamente comienza siendo tosco, sin importar las características del principiante. La misma vasija que revelaría genialidad en quien la hizo si fuera la primera fabricada en el mundo, lo haría ver como un zopenco si vinera tras miles de años de fabricación de vasijas. Toda la visión moderna del hombre primitivo se basa en la idolatría de los artefactos, que es el gran pecado colectivo de nuestra civilización. Olvidamos que nuestros antepasados prehistóricos realizaron todos los descubrimientos útiles, a excepción del cloroformo, que se hayan hecho en el mundo. A ellos les debemos el lenguaje, la familia, la ropa, el uso del fuego, la domesticación de los animales, la rueda, los barcos, la poesía y la agricultura..."

"...La criatura pudo existir largo tiempo en este estado antes de transformarse en hombre (Nota: habla del antecesor del hombre como tal, o sea, su forma animal); puede haber sido bastante inteligente para hacer cosas que un arqueólogo moderno aceptaría como prueba de su humanidad. Pero era tan solo un animal, porque todos sus procesos físicos y psíquicos estaban destinados a fines puramente materiales y naturales. Entonces, en la plenitud de los tiempos, Dios hizo que descendiera a este organismo, tanto a su psicología como a su fisiología, un nuevo tipo de conciencia que podía decir "yo" y "a mí", que podía contemplarse a sí mismo como a un objeto, que conocía a Dios, que podía emitir juicios sobre la verdad, la belleza y la bondad, y que estaba tan por encima del tiempo que podía percibir su transcurso. Esta nueva conciencia regía sobre todo el organismo y lo iluminaba, inundando de luz cada parte de él, y no estaba -como la nuestra- limitada a unos cuantos de los movimientos que tienen lugar en una parte del organismo, esto es, en el cerebro. El hombre era en ese entonces todo conciencia..."

"...Si se la juzga por sus utensillos, o incluso por su lenguaje, esta criatura bienaventurada era, sin duda, un ser salvaje. Todo lo que la experiencia y la práctica tienen que enseñar estaban en él por aprenderse; si astillaba pedernales, sin duda lo hacía muy torpemente. Puede haber sido completamente incapaz de expresar de manera conceptual su experiencia del Paraíso. Todo eso es por completo irrelevante. Todos podemos recordar cómo, en nuestra niñez, antes de que nuestros mayores nos creyeran capaces de "entender" nada, ya teníamos experiencias espirituales tan puras y tan significativas como cualquiera de las que hayamos tenido después, aunque obviamente no tan ricas en contexto objetivo. El propio cristianismo nos enseña que hay un nivel -a la larga, el único importante- en que el docto y el adulto no tienen ninguna ventaja sobre el ignorante y el niño. No me cabe ninguna duda de que si el hombre del Paraíso pudiera aparecer entre nosotros ahora, lo consideraríamos un completo salvaje, una criatura a la cual explotar o, en el mejor de los casos, con la cual ser protectoramente condescendientes. Tan solo uno o dos, y los más santos entre nosotros, le darían una segunda mirada a esa criatura desnuda, hirsuta y de hablar tardo; pero tras algunos minutos, esos pocos caerían a sus pies..."

"...Nuestra condición actual se explica, entonces, por el hecho de que no somos miembros de una especie malograda. No quiero decir con esto que nuestros sufrimientos son un castigo por ser lo que ahora no podemos evitar ser, ni que seamos moralmente responsables por la rebelión de un antepasado remoto. Sí, a pesar de todo, califico nuestra condición actual como de pecado original, y no simplemente como de desgracia original, se debe a que nuestra experiencia religiosa presente no nos permite considerarla de ninguna otra forma. Supongo que, en teoría, podríamos decir: sí, nos comportamos como sabandijas, pero es porque somos sabandijas. Y eso, en todo caso, no es culpa nuestra. Pero lejos de sentir el hecho de ser canallas como una excusa, nos produce mayor verguenza y dolor que ninguno de los actos particulares que nos lleva a cometer..."

El Problema del Dolor - C.S.Lewis
Fragmentos del Capítulo V, La caída del hombre.