Bitácora del Navegante. Suplementario.
Desde la enfermería del barco.
Entró en mi vida como la vida misma...
Súbitamente.
Inexplicablemente.
Maravillosamente.
Hija de la Naturaleza, sangre de savia, bella de día, creció desde la nada que fue, hasta brotar en semilla verde. Y cuando todavía estaba yo descubriendo sus secretos mínimos, de pronto, sin lágrimas del Cielo ni abrazos del Sol, se transformó en la Flor que todas las flores sueñan ser (si acaso lo hacen, y como si tanta belleza pudiese caber en algun otro lado más que en ésta, mi mágica Flor).
Y digo mía porque su recuerdo me pertenece; resistirá los embates del tiempo. Y aún cuando ellos me obligen a rendir el cuerpo, viajará con mi alma, en donde esta fundida para siempre.
lunes, abril 05, 2004
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