sábado, abril 30, 2011

In Memoriam. Ernesto Sabato.

Bitácora del Navegante. In Memoriam




"The hope only, of empty men"




Es bueno, es uno de los mejores en lo que hace.

Tiene posibilidades de ascender, de llegar a la cima.

De pronto, sin que nadie pueda identificar el porqué, renuncia a su misión.

Algo ha visto, algo ha vivido en carne propia y que es difícil de traducir.

Desde la frontera, desde la soledad desesperada, enarbola las banderas de una lucha incomprensible y antiquísima.

Desde su trinchera brilla una luz fuerte y clara, como una señal.

Por todo uniforme, defensa y arma, viste y esgrime la locura.



Si uno conoce la intensa vida de Don Ernesto Sábato, y ha leido de Conrad El corazón de las tinieblas (o en su defecto ha visto Apocalypse Now) no se tarda mucho en llegar a la analogía.


Sábato es Kurtz.



En algún momento de su camino, también el decide ir a vivir a la frontera, a la cima de una colina solitaria, abandonando una carrera promisoria.

Tiene que ver el fin, coquetear con el miedo, experimentar la desesperación hasta el borde y marcar un límite.

Sábato mismo es ese límite. Creo que al final se confundió con la oscuridad: con un candil en las manos se internó en la negrura. Los amigos navegantes pensarán en una boya cardinal. Se aventuró al extremo unido a la existencia por una simple línea de vida: la fe, una fe pequeña, en los demás, en los jóvenes o en el futuro. Pero de una fortaleza tal que lo sostuvo a el y a todo el peso del abismo por casi 100 años... vasco duro.



Peleó con el arte -una de las formas de la locura- en los puños. Fue una de las conquistas y su baluarte. Desde allí izó su propia bandera, la del doloroso -doliente- humanismo.



No sé si alguna vez fue un ejemplo. Ejemplos de vida hay muchos, y el era mas bien único. Unico como el límite; desde allí radicó su lucha, sin cruzar la línea, hasta el día de hoy.


Sólo yo se cuánto te quiero.

Para siempre, gracias.