Tintas. Gravedad.
Bitacora del Navegante. Tintas.
Después del sol, mientras la lluvia,
nos encontramos.
Tomaba tiempo el aire,
inhalaba sin interrumpir
el juego de los dioses.
Yo era opaco:
volcaron todas las miradas que me hiciste.
Y sin embargo me perdí en tus ojos.
No es que de antemano tuviese un plan:
no había otra cosa que mirar.
Atado así, como un caballo salvaje,
daba vueltas,
pateando palabras inútiles,
gestos inválidos de furia.
Acaso ésta luna tuya que interpretaba
no se pierde al oscuro
cuando se cierran tus pestañas.
Tal vez ese anzuelo robador en tu sonrisa
lacera carne, hueso, músculo;
perfora y toma el alma.
Aguda gravedad que me atrapaba!
No alcanzan los esfuerzos.
No sirve la experiencia.
Correr en círculos para cortar el lazo,
me acerca sólo al sacrificio.
Pero si escapo,
si dejo los ojos para soltarme,
es nada más que un acto
desesperado
para buscar la sombra,
lamer heridas
y empujar de nuevo el tiempo,
hasta que el sol vuelva a salir
allá en el cielo.
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