domingo, marzo 23, 2008

Vientos. Pampero Húmedo.

Bitacora del Navegante. Vientos.

"Hasta que el agua lo arrojó a la playa.
Se había confiado en el río.
No hay cosa que más enfurezca al río."
Sudeste, Haroldo Conti.



Todos los que frecuentamos el río tenemos algo en común: la presunción que recae sobre nosotros, de que sabemos lo que hacemos, que estamos preparados para ello: cualquiera puede cruzar la calle, o sentarse al volante de un auto. Navegar o hacer deportes acuáticos es bastante diferente.
Por supuesto, una embarcación o un automóvil no difieren en su esencia, y son siempre medios.
En este fin de semana extendido, medios para alcanzar la distracción, para entretenerse, descansar.
A la luz de lo que nos pasa en el agua o en la tierra, cada vez más creo que el bien que va a escasear en este siglo no va a ser el agua, sino el sentido común.


Las consecuencias de los temporales son casi siempre inevitables, y entonces pasamos a ser lo que que la suerte quiera.

Hemingway hace decir a Santiago en El viejo y el mar: la suerte va y viene; uno debe hacer lo correcto.

Don Haroldo habla en Sudeste -magistralmente- de hilitos que teje el rio.
Habrá pensado también esta obviedad que yo sí puedo decir.
Y es que, de vez en cuando, somos una de esas gotas que se lleva la corriente.

"...Una madrugada salió por fin a río abierto, en busca del pejerrey, como si marchara a una lucha. Aunque la lucha fuese más bien contra el tiempo y el agua y la suerte negra, porque el pejerrey es un pez inofensivo. Y esto mismo tampoco es una lucha, si se mira bien, porque el río teje su historia y uno es apenas un hilo que se entrelaza con otros diez mil..."

(Sudeste, Haroldo Conti.)









Fotos de los foristas Tavo y Gentile,  de Cibernautica.