Vientos. Pampero Húmedo.
Bitacora del Navegante. Vientos.
Se había confiado en el río.
No hay cosa que más enfurezca al río."
Sudeste, Haroldo Conti.
Todos los que frecuentamos el río tenemos algo en común: la presunción que recae sobre nosotros, de que sabemos lo que hacemos, que estamos preparados para ello: cualquiera puede cruzar la calle, o sentarse al volante de un auto. Navegar o hacer deportes acuáticos es bastante diferente.
Por supuesto, una embarcación o un automóvil no difieren en su esencia, y son siempre medios.
En este fin de semana extendido, medios para alcanzar la distracción, para entretenerse, descansar.
A la luz de lo que nos pasa en el agua o en la tierra, cada vez más creo que el bien que va a escasear en este siglo no va a ser el agua, sino el sentido común.
Las consecuencias de los temporales son casi siempre inevitables, y entonces pasamos a ser lo que que la suerte quiera.
Hemingway hace decir a Santiago en El viejo y el mar: la suerte va y viene; uno debe hacer lo correcto.
Don Haroldo habla en Sudeste -magistralmente- de hilitos que teje el rio.
Habrá pensado también esta obviedad que yo sí puedo decir.
Y es que, de vez en cuando, somos una de esas gotas que se lleva la corriente.
"...Una madrugada salió por fin a río abierto, en busca del pejerrey, como si marchara a una lucha. Aunque la lucha fuese más bien contra el tiempo y el agua y la suerte negra, porque el pejerrey es un pez inofensivo. Y esto mismo tampoco es una lucha, si se mira bien, porque el río teje su historia y uno es apenas un hilo que se entrelaza con otros diez mil..."
(Sudeste, Haroldo Conti.)
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