Tintas. Entre tanto.
Bitácora del Navegante. Tintas.
Por el otro lado
del vidrio loco del colectivo
va la gente, y van sus cosas.
A dónde? Para qué?
Arreglándose el trajecito
la señora,
mascando un chicle dietético.
Por qué no se matan entre sí?
La nena se viste de primavera,
y el taxista lujurioso
y el cochino
el indolente.
Y el que pide...
Por qué no pide morir?
Uno con auriculares, muy tranquilo,
se distrae. No escucha nada.
El pelado, grandote, de traje oscuro
en una esquina, bien notorio,
fumando la marca conocida.
No hay nadie que le pegue un garrotazo?
Qué hace la gente en este sueño
de bocina, smog y nervio?
Mi colectivo cruza en rojo
y queda, una vez más,
atravesado en la avenida.
Deseo que uno al menos uno
de los coches furiosos
que se ven venir en estampida
se anime y nos lleve puestos.
Ahí estoy, esperando el final.
Pero ninguno se atreve.
La gente espera. La fila avanza.
Y yo me pregunto, cuándo?
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