miércoles, octubre 10, 2007

Descontexto. Jean Guitton - Gérard Prévost

Bitácora del Navegante. Descontexto.

"Gérard Prévost: Usted decía hace un rato que la acción no era para Jesús más  que "un resquicio que se abre a la gran luz contemplativa".
Me parece que el cristianismo, en su esencia y su historia, es la apertura a una soledad. Cristo es un hombre más bien solo. Qué piensa usted?


Jean Guitton: Sí, pero en el caso de la soledad, hay dos formas de soledad.
La soledad amorosa y feliz y la soledad -amorosa o no- infeliz.
Hay una soledad feliz cuando ella sabe dónde se ubica su felicidad, como por ejemplo Penélope en la mitología: el tiempo, en ese caso, es más débil que la fuerza del amor de Penélope.
Frente a todas las razones que consideran un error la espera, asistimos a un amor que hace mentir al tiempo: Penélope es la derrota del tiempo, y la victoria del amor... El amor es más fuerte que el tiempo.

G.P. : En el caso de Penélope, aparte del hecho de que, por una vez, el amor es más fuerte que el tiempo, hay que agregar igualmente eso que podríamos llamar el gozo de la antecedencia.
Cuando se sabe que el regreso es seguro, el recuerdo aumenta la felicidad de esperar el regreso del bienamado o de la bienamada.
El pasado puede así aumentar la prueba de la espera y a la vez el sabor del futuro.


J.G.: Es absolutamente exacto, y eso compensa el dolor de todas las soledades.





G.P.: Porque en efecto no hay, en el caso opuesto, el de Cristo, soledad feliz.
El momento de la muerte de Cristo es el momento más desesperante y más desesperado de la soledad.


J.G.: Sí, pero porque ha sido abandonado por los suyos. Dicho esto, sabemos también que está unido a Dios y que son inseparables.

G.P.: No es menos cierto que casi podría decirse que Dios duda de Dios, y ese instante es terriblemente cruel.
Lo que por otra parte equivale a decir que la esperanza pasa por un camino de sufrimiento, y esta obligación de sufrir para acercarse a Dios es una prueba casi inhumana. En el fondo, para usted, no es Dios quien abandona a Jesús, es Jesús quien cree que Dios lo abandona.


J.G.: Es verdad que Cristo está solo, pero hay allí la expresión de una soledad compartida con él, quiero decir, estamos solos, pero juntos.
Solitarios pero solidarios, como decía Camus..."




de "Cosas del Cielo, cosas de la Tierra", Jean Guitton (conversaciones con Gérard Prévost)