martes, octubre 10, 2006

Descontexto. Resurrección y Renacimiento.

Bitácora del Navegante. Descontexto.

Sobre Rabelais, la historia y la rebeldía.
El hombre centro del hombre.

"No hay una ruptura total y absoluta, porque la historia no avanza con censuras drásticas, ni por medio de saltos ciegos hacia adelante, sino mediante cambios sutiles, lentos, seguros y constantes. Renacimiento es santificación del hombre y de su papel fundamental como dominador del universo; es enfrentamiento contra todo tipo de dogmas o de verdades inmutables; es reivindicación de la tolerancia; es búsqueda de la libertad personal y de acción, de la libertad religiosa frente a todo aquello que suponga cercenar la natural tendencia del hombre hacia la vita libera, en el nuevo sentido abstracto, no medieval, que se debe dar a la voz libertas..."
"...En suma, Rabelais lo que reivindica es la subordinación del derecho al hombre y no al revés: el hombre no puede ser esclavo del derecho, del texto, sino que por medio del empleo de aquellos instrumentos apuntados, contará con el material más perfecto, su razón, para alcanzar los fines supremos que todo orden jurídico persigue. El texto está ahora a su servicio, no esclavizándolo como con anterioridad. Solamente así se podría realizar la justicia para la colectividad y la libertad para el hombre individual.
Sus palabras siguen siendo válidas. El jurista no puede ocultarse en la oscuridad de las leyes y de sus propias palabras, sino que ha de abrirse a la sociedad y ha de estar a su servicio.
La cultura es la que proporcionará esos materiales, pero habrá de ser la cultura general, no solamente la reducida porción de saber que el derecho integra, porque eso conduciría al aislamiento y a la soledad.
La confianza ciega en el hombre, que el Renacimiento convierte en parte esencial de su programa, se convierte asimismo en confianza ciega en el homo iuridicus, pero un hombre jurídico que ha de ser renovado.
Rabelais y luego Francia entera (el éxito, en este caso, no es europeo) tratarán de llevar a la práctica estos postulados. Sus certeras aportaciones, además de las reflexiones críticas que se extienden en otros pasajes de su obra maestra, siguen siendo elementos fundamentales para reflexionar hoy en día en que el derecho, tan tecnificado, globalizado, parece dispuesto a cometer los mismos errores que en el pasado. La historia, repito, ha de cumplir su función: educar para superar errores, para permitir la correcta comprensión del presente, y para preparar con éxito el futuro y a él enfrentarnos con cierta tranquilidad. "