Tintas Ajenas. Amor a Medias...
Bitácora del Navegante. Tintas ajenas.
que me acercara el "poeta de las escaleras",
con su silbido anunciador, amigo Don Silvio Romei.
Gracias por confiarme este honor, sin medias tintas...
Amor a Medias
Nos encontramos por fin aquella tarde. Una tarde fría y destemplada, propia de un otoño que se quería hacer respetar.
En la mesa de aquel bar, me sentí dispuesto a demostrar todo lo que significaba par mí, lo mucho que la deseaba y lo importante que era para mi vida.
Tantas veces había vivido en sueños ese momento, sueño que siempre terminaba con un final feliz, ya que sabía con seguridad todos los pasos que tenía que dar.
No podía equivocarme, tal vez nunca se volvería a repetir esta oportunidad, y la ocasión parecía propicia e impostergable.
El aróma del café parecía motivarme, tal vez, más de lo que yo hubiera esperado y casi sin querer, estiraba mi mano a través de la mesa, para tocarla, sentirla y gozar con mis ojos su presencia. Su turbadora e inigualable presencia.
Trataba de que mis gestos no fueran impacientes, que mis intenciones no se notaran a flor de piel.
Debía comportarme con toda la delicadeza que el momento requería, y no hacer un papelón que enturbiara ese instante de felicidad.
Parecía que toda la gente del bar notaba mi turbación y que disimuladamente esperaba cómo iba a resolver esa situación.
Entonces, me decidí...
Con dedos temblorosos, pero con firme resolución, con los ojos cerrados en un éxtasis de placer, tomé la medialuna del plato, la acerqué a mi boca y al fin la hice mía.
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