sábado, julio 16, 2005

Pensares. Amarra.

Bitácora del Navegante. Pensares.
"Lo que yo llamo mi temporada de locura coincidió con un período de ir a la deriva y no hacer nada. Una época en la que alcancé la condición interior de anarquía moral, sumiéndome cada vez más en un suicidio espiritual. Supongo que mi caso era bastante corriente. Sin embargo, el hecho es que ahondé lo suficiente para encontrarme con el demonio, incluso para reconocerle de manera oscura."
A veces pasa que siento que tengo que decirte cosas que no puedo.
Y no puedo, por la pequeñez que tengo, por la "nada" que me siento también.
Pero desde esa nada, es desde donde construyo de a poco mi lugar de amarre.
Desde los sinsabores de la deriva a la dirección.
Y desde el viaje a la Isla soñada, el descanso, en los tiempos en que faltan fuerzas, en las noches de temporal.
Por eso, sobre el suelo inestable, se alza un amparo.
Sobre pilotes.
Hermanos, y especialmente a vos María... a no dudar del descanso. El cuerpo pide, el alma pide cuando no dan más. Para eso están los refugios, los pilares.
Qué se hace en un refugio de tormenta? Nada, sino esperar que amainen las furias, o que darle resto a cuerpo, mente y alma.
A no temer a la nada.
Pero la nada en el agua nos hunde: usemos los pilotes, los pilares de nuestros refugios...
Ayer le di a mi profesora de dibujo y pintura, Giselle, una naranja que me regaló "mi" planta.
Hoy, de paseo con los Tres, ante un río color león (que en vez de rugir, compartió vespertinas conmigo) quise alabar a la naturaleza... y me siento tan corto de palabras!
Mi refugio es Dios, mi roca, como dicen los salmos...
Pero mis pilotes, cuánto bien le debo a ellos...
Gracias Francisco por cantar a la Naturaleza, y hacernos hermanos a todos.
Gracias Chesterton, por guiar mi búsqueda de felicidad, y compartir a Francisco.
Gracias a todos Uds., que de algún modo misterioso, me sostienen, cuando la noche asusta.
Saldrás mañana, Sol? :)