lunes, junio 06, 2005

Descontexto. El hombre común

Bitácora del Navegante. Descontexto.

El botín engorda con un nuevo libro: El hombre común (y otros ensayos sobre la modernidad), de G. K. Chesterton. Lo compré en la Santería de la Abadía Benedictina de Santa Escolástica, en la fecha ($23) y fue elegido de entre otros dos libros (que seguirán su mismo rumbo, seguramente) : uno de Maritain, y otro sobre la liturgia de las horas.

Introducción:

"La explicación o la excusa de este ensayo se encontrará en cierta idea que a mí me resulta clarísima, pero que en realidad nunca vi enunciada por ningun otro..."
"La tesis es ésta: que la emancipación moderna en realidad ha sido una nueva persecución del Hombre Común. si ha emancipado a alguien, de manera especial y por estrechos caminos, ha sido al Hombre Excepcional. Ha brindado una especie de libertad excéntrica a ciertos hobbies de los hombres de fortuna o, en ocasiones, a algunas de las locuras más humanas de la gente culta. Lo único que ha prohibido es el sentido común, como lo hubiera entendido la gente común. De esta manera, si comenzamos por los siglos XVII y XVIII, descubrimos que el hombre en realidad ha obtenido mayor libertad para fundar una secta. Pero el Hombre Común de ninguna manera quiere fundar una secta. Es mucho más probable que quiera, por ejemplo, fundar una familia. Y es exactamente allí donde es muy posible que los emancipadores modernos comiencen a frustrarlo: en nombre del progreso, en nombre del Infanticidio..."
"La emancipación moderna significa lo siguiente: que cualquera puede costear un periódico, lo puede publicar. Pero el Hombre Común no querría publicar un periódico, aunque pudiera costearlo. Podría desear, por ejemplo, seguir hablando de política en un bar o en el vestíbulo de una hostería. Y éste es precisamente el tipo de charla realmente popular sobre política que los movimientos modernos han abolido a menudo: las viejas democracias, al prohibir las tabernas; las nuevas dictaduras, al prohibir la política..."
"Lo importante es que, nuevamente en este punto, el Hombre Común, por lo general, no quiere escribir un libro, pero a veces puede querer cantar. De ningún modo desea escribir un libro sobre psicología o sociología... ni leerlo. Pero sí quiere conversar, cantar, gritar, vociferar cuando es debido y así lo siente; y con justicia o no, cuando está ocupado en eso tiene más posibilidad de tropezar con un policía y no cuando está (como no lo está nunca) escribiendo un estudio científico sobre una nueva técnica del sexo..."


"El progreso, en el sentido del progreso que conocemos desde el siglo XVI, ha perseguido por sobre todas las cosas al Hombre Común; castigó el juego que él disfrutaba y permitió el juego que no podía seguir; restringió la obsecnidad que lo divertía y aplaudió la obscenidad que lo aburría sin remedio; silenció las discusiones políticas que podían desarrollarse entre los hombres y aplaudió las maniobras políticas y los sindicatos que sólo podían ser dirigidos por millonarios; alentó a quienquiera que tuviese algo que decir contra Dios, si lo decía con tono afectado y superior; pero desanimó a cualquiera que tuviese algo que decir en favor del hombre, en favor de sus relaciones comunes con la virilidad y la maternidad y los normales apetitos de la naturaleza. El progreso no ha sido más que la persecución del Hombre Común..."
"En resúmen: actualmente se acostumbra decir que la mayoría de los disparates se deben al Hombre Común. Y me gustaría señalar cuántos disparates se deben, en realidad, al Hombre Excepcional..."
"Hubo una reacción contra la democracia; o, en términos más simples, los pedantes están ahora demasiado aburridos para continuar su rutina normal, referente al Hombre Común; la rutina tan conocida de oprimirlo en la práctica y adorarlo en la teoría. "
"Yo no lo adoro, pero creo en él; por lo menos, creo en él mucho más que en los otros. Creo que la historia actual de las relaciones entre él y ellos, como he narrado, es suficiente para justificar mi preferencia. Repito que ellos han tenido sobre él todas las ventajas de la educación; siempre lo han conducido, siempre lo han guiado mal. Y hasta al convertirse en reaccionarios, siguen siendo tan brutos como cuando eran revolucionarios. La antidemocracia de la que ahora hacen gala está llena de hipocresía, como su democracia. Sólo necesito mencionar esta nueva moda detestable de llamar "idiota" al hombre simple. En primer lugar, es pedantería, la forma más insípida de la vanidad; pues "idiota" es sólo la forma griega de tonto; y es sólo una falsa pedantería, pues la mayoría de quienes dicen "idiota" no saben que están hablando en griego, y mucho menos saben por qué deberían hablarlo. También involucra este mal moral: que un hombre que dice que los otros hombres son tontos en su mayoría sabe por lo menos que a menudo ha hecho el tonto; por lo que en cierto modo los tontos son considerados algo así como monos, como si fueran una tribu o una casta. Es muy probable que el Hombre Común sea víctima de una nueva serie de tiranías, fundadas en esta científica locura de considerarlo un mono. Pero es dudoso que puedan seguir persiguiéndolo por tener los instintos de un mono, más de lo que ya lo han perseguido por tener los instintos de un hombre".