miércoles, febrero 02, 2005

Pensares. Primera Confesión.

Bitácora del Navegante. Pensares.

Ahora es el ritmo del invierno
quien me clava sus ojos
entre las uñas y el cielo.
Lo demás poco importa.
Solo aquellos pasos
absorbiendo mi cuello de niebla
al borde bellísimo
de sus sirenas y abismos.
AHORA ES EL RITMO DEL INVIERNO...

Quizás decida entregarme.
El tiempo es malo desde hace días. La tripulación empieza a sospechar sobre la existencia de un sortilegio, algún conjuro.
El contramaestre alimenta la esperanza de que estoy hechizado, o soy, directamente un hechizo.
...
Estoy cansado.
Me veo naciendo viejo, como recuerdo que nací pequeño, joven, adulto. Y como nací bebé, que no recuerdo pero lo dicen y no lo quiero dudar.
Me veo acechado por un invierno brutal. Un invierno que siempre existió, pero del que ahora tomo conocimiento.
Mi savia fue siempre derramándose entre las venas, las nervaduras, ofreciendo flores y aromas delicados, suaves fragancias: oásis en un desierto de nieve.
Pero hoy me siento podado.
Siempre me fueron cortando, y aún así broté como pude, de donde pude.
La raíz es fuerte. Pero temo que no dure así mucho tiempo.
Demasiada exposición...
No quiero desgajarme, podarme, inclinarme sobre mí mismo...
No quiero, por favor...
Esta vez no va a salvarme una brisa tibia; el frío polar es demasiado intenso y lo peor, ahora lo veo cara a cara. Ahora lo quiero ver; pero no voy a aguantar en este estado primaveral.
Será un corto otoño, breve como nada.
Y unas extremidades, un tronco, una raíz pelada.
Un alma flaca, lívida, constrita, pequeña.
Ojalá pueda guardar la última gota de savia que me queda.
Si acaso supero el invierno,
esa será mi semilla, mi sueño guardado.
Hasta que vuelva la primavera.



Platanaceae, de la "Plaça de S´Arraval",

Sóller, Mallorca, España

(Plátano recien podado en Enero 2005)