domingo, febrero 13, 2005

Homenaje. Cantar al Amor.

Bitácora del Navegante. Homenaje.

"El Cantar (Cantar de los Cantares) se nos abre como flor exótica en lo alto de un muro: nadie se explica cómo ha llegado allí, pero todos reconocen su belleza, su aroma, su alegría.
La erótica del Cantar es abierta: no habla de Dios, pero lleva a Dios. No menciona a los hijos, pero exalta la fecundidad. No predica sermones de sexo y ángeles, pero presenta un encantador, moderno, bíblico estilo de relación.
Aunque ambos jueguen, como en un psicodrama, diversos papeles (de rey, pastor, labrador...), todos sabemos que detrás hay dos seres humanos que se abandonan uno al otro en el abrazo de un nosotros. Y que ese tú es misterio fascinante, sobrecogedor, inabarcable.
Para el amante, apoyado por el Coro, ella es su cielo:
"¿Quién es aquella que asoma como la aurora,
hermosa como la luna,
radiante como el sol,
imponente como un ejército de estrellas?" (6,10).
Para la amada, él es "gallardo como el Líbano" (5,15), impresionante como la estatua de un dios:
"Marfil tallado es su cuerpo,
todo incrustado de zafiros.
Como columnas de alabastro, sus piernas
se asientan en basas de oro puro" (5,14s).
Descansará la enamorada bajo sus ramas de manzano como Israel bajo el manto de Dios: "A su sombra apetecida estoy sentada" (2,3).
El amor que sienten por ese tú habrá que escribirlo con mayúscula, porque –como le ocurrió a Teresa en su transverberación– quema las entrañas con misterioso dardo.
Es el Amor: verdadera llamarada de Dios (8,6). Y el tú cercano: camino y presencia del Tú absoluto.
El Cantar es humano, muy humano, con semilla divina en cada surco.Erotismo abierto de amantes hacia la unidad: "Yo soy para mi amado, y mi amado es para mí" (6,3).
Hacia la fecundidad: cuando nace la vida alrededor –¡es primavera (2,8-14)!–, ella le conduce al dormitorio de su madre (3,4), le acunará como a un bebé (8,2).
El lenguaje es sutil, alusivo. Poderoso. Encarnan metavalores de sexualidad adulta dos románticos adolescentes."



*
Paloma mía que anidas
en las grietas de las rocas,
en lugares escarpados,
muéstrame tu rostro,
déjame oír tu voz;
porque tu voz es suave
y es hermoso tu semblante.
Cant. 3,14
*
Al amor, a los enamorados, Salúd.