jueves, diciembre 09, 2004

Noches de Adviento

Anochece en el día de la Inmaculada. Consigo la imagen de un pesebre... no tuve tiempo (no muchas ganas tampoco, debo confesar) de preparar el real, ese que tengo pensado hacer con crealina, barro u algún otro material sencillo.
Está mi má conmigo, y le propongo dar una vuelta hasta el río... afuera relampaguea, pero lejos... y vamos finalmente, con los Tres.
Se impuso, cuando llegamos, por el paisaje: una brisa fresca, la desolación de siempre (últimamente, algunos enamorados motorizados...). Al sur, sobre la Capital Federal, nubes se alzaban como torres gigantes, presionando los edificios, las casas, las gentes... y detrás de ellas, como si un espíritu travieso quisiera conservar el momento, se veían los flashes de los relámpagos, que iluminaban el contorno y la forma desnuda de las grandes nubes.
Al noreste, frente a nosotros, a lo lejos centelleaba Zeus.... Detrás nuestro, buscando el contacto de las capitalinas, unas nubes amuchadas, grises, tapaban el camino de retaguardia.
Y sobre nosotros, las estrellas....
Se impuso. Saqué la pipa nuevamente (perdón Anzita) pero esto es un ritual de contemplación, de maravillas.
Los Tres jugaron con los caballitos del campo; de pronto Duque (instigado por mí, que hice como que le tiré algo al agua) me trae una naranja y bueh... a jugar a tirarle lejos la naranja :) pobriño... prueben uds. nadar en el agua con cuatro patas y sólo con la boca, tratar de agarrar un objeto flotante e huidizo, redondo y sumergible como la naranja... Supongo que se divertía... él es así, le gustan las cosas raras y difíciles, y creo que sé a quien sale ;)
Tabaco, olas que rompen sobre las rocas, noche oscura que, como con esas antiguos sistemas de cine, dejaban ver relámpagos aquí, allá, mas allá...
Un beso en la mano, y con la mano una caricia en el agua, para papá, como siempre. Y de vuelta a casa por un camino doble: por el que caminaban nuestros pies, y por el que un Angel abría en el cielo para nosotros: una franja de cielo azul petróleo sobre todo el gris invasor, que copiaba nuestro itinerario inferior.
A los costados, empezaba a lloviznar.
Gracias viejo. Gracias Padre.
Posted by Hello