martes, octubre 26, 2004

Serrat: Me voy a pie.

Bitácora del Navegante. Bodega.

Uno de los temas más brillantes del disco en el que música y texto alcanzan un perfecto hermanamiento expresivo. En "Me'n vaig a peu" queda patente una de las obsesiones de Serrat a lo largo de su trayectoria: la búsqueda de libertad, el sentimiento de huida de todo aquello que lo ata a un lugar, a una rutina, a unos valores caducos y en los que es imposible sentirse plenamente desarrollado.
Serrat huye de sus raíces, de su entorno, del barrio que podemos adivinar a través de sus sutiles descripciones. "Me'n vaig a peu" es una canción de despedida en la que brota la sinceridad más absoluta del autor.
La huida es además un sentimiento lógico para un creador que necesita expresarse, que no busca encorsetarse en fórmulas fáciles ni pactadas, que defiende su lengua paterna como cualquier otro, pero que también reclama el derecho a expresar su bilingüismo.
Las descripciones no pueden concatenarse de un modo más intenso. Vemos la ventana, el tejado, las sábanas, la cama de madera negra y agujereada, todo aquello que configura el pequeño lugar del que Serrat huye. Es preciso lanzarse a la aventura, caminar sin mirar atrás, buscar otras olas, otras playas, otros lugares en donde abandonarse. Es la misma obsesión que late en "Vagabundear" en la que Serrat también le dice a su amada "No llores porque no me voy a quedar...". Aquí dice "Pero no vull que els teus ulls plorin..." ("Pero no quiero que tus ojos lloren...)".
Dentro de un conjunto extremadamente melancólico, en donde el arpa, el violín y el acordeón no hacen más que agrandar esta sensación de tristeza de todo el disco, "Me'n vaig a peu" es junto con "Ara que tinc vint anys" un tema optimista, de esperanza, cuya vibrante música queda aún un tanto atropellada por unos arreglos en exceso limitados a los encorsetamientos de la época, pero que años después conocerá nuevos ritmos de la mano de Ricard Miralles o del brillante Josep Mas 'Kitflus', que hará que suene en 1999 con una pureza y una frescura impropias para los años que pasaron desde que fue compuesta la canción.


Es preciso olvidar el tejado rojo
y la ventana con flores.
La escalera oscura y la vieja imagen
que se escondía en un rincón.
Y la cama de madera negra y agujereada
y tus sábanas tan limpias
y la llegada suave de un amanecer
que te despierta más viejo.

Pero no quiero que lloren tus ojos:
dime tu adiós.
El camino es cuesta arriba
y me voy a pie.

Es preciso decir adiós a la puerta que se cierra
y que no quisimos cerrar.
Es preciso llenar el pecho y entonar una canción
si el frío de fuera te hace estremecer.
Es preciso ignorar al perro que ahora ladra
atado a un poste reseco,
y olvidar de golpe tu imagen
y este pequeño lugar.

Pero no quiero que lloren tus ojos...

Es preciso cargar la guitarra a mi espalda
y volverme por el camino
por el que un atardecer gris, remontando la loma,
llegué hasta aquí.
Las olas borrarán las huellas
que dejo en tu puerto.
Me voy a pie, el camino es cuesta arriba
y en sus bordes hay flores.

Me'n vaig a peu, J.M.Serrat, 1967.