Bitácora del Navegante. Suplementario. Oratorio.
Hay un lugar en este Barco, en que recuerdo a mi Angel. Allí lo siento cerca mío, está presente y mi vida es él.
A veces me parece que sólo me basta ese lugar para vivir, y lamento necesitar del resto del Barco.
Excesivamente grande, pesado, complicado. Con muchos cuartos, salones, bodegas, aparejos... no es rara la lentitud... desplazamos tanta carga... a riesgo de hundirnos y perder todo.
Algún día navegaremos los leves mares del cielo, Angel. Vos y yo (Si el Señor de los Mares nos deja). Leves, pero sin prisa, reirémos un instante sobre las aguas eternas.
viernes, abril 09, 2004
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